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Historia De La Psicologia En Hondura


Enviado por   •  6 de Septiembre de 2013  •  3.292 Palabras (14 Páginas)  •  332 Visitas

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Psicología de la represión en Honduras

voselsoberano.com | Lunes 06 de Junio de 2011 09:31

Galel Cárdenas

Cuando en el contexto inmediato observamos que las luchas sociales del país son reprimidas con lujo de sadismo y profundo desprecio por la vida de hombres, mujeres y niños, no podemos menos que salir al encuentro de este fenómeno consultando textos que nos permitan esclarecer los motivos que refrendan tales conductas propias de la instintividad animal y su cacería bestial.

Dos serán las vertientes que pueden resolver el enigma del problema de la psicología de la represión en un país como Honduras, determinado ahora por la sucedaneidad de un golpe de estado promovido por Estados Unidos, la empresa privada y los partidos políticos.

El pavor que tienen de perder los privilegios de la explotación y el dominio colonial los conduce a proseguir el proceso de represión continua, el plan de destrucción del movimiento popular hondureño y la necesidad de reforzar la dictadura de clase explotadora a sangre y fuego.

El imperio se juega en Honduras su plataforma de seguridad hacia el norte y hacia el sur, hacia el este y hacia el oeste. No puede distraerse si siquiera un segundo con este traspatio que constituye el territorio y población hondureños.

Una primera vertiente es la ideología que propone la lucha de clases en una sociedad determinada. La segunda vertiente es el uso de la psicología marxista propuesta por Erich Fromm mismas que trataremos de desarrollar brevemente en este trabajo.

La lucha de Clases en Honduras

Los textos clásicos marxistas han insistido siempre que la historia de las sociedades divididas en clases antagónicas, es la historia de la lucha de clases. Este principio debe ser tomado en cuenta para entender a lo largo de la historia de la lucha de clases en Honduras cuáles han sido verdaderamente las contradicciones de clase que determinan el presente y esbozan el futuro nacional.

Los opresores y los oprimidos se han enfrentado en la historia nacional siempre, y los vértices de esas confrontaciones son: la resistencia indígena ante los españoles, la lucha de Morazán por organizar un Estado independiente, la huelga del 1954 y la Resistencia ante el golpe de estado de 2009. Es importante señalar que las consecuencias de estos movimientos populares masivos han permitido desviar el curso de la historia.

Es el historiador Longino Becerra quien ha establecido con claridad esa lucha histórica, por ejemplo, con respecto al primer momento de la Resistencia Nacional, expresa: “La llegada de los españoles a Honduras significó una brusca ruptura de la formación económica social que tenían nuestros indígenas…La institución que se llama propiedad privada sobre los medios de producción a nuestro país fue introducida durante la conquista española…el polo de clase de la formación económica social que nacía, adquirió la siguiente estructura clasista: colonizadores peninsulares y terratenientes feudales, de un lado; y esclavos negros e indígenas y semi siervos de la tierra, del otro lado. Con esa dualidad antagónica surgía en nuestro país la lucha de clases.”

En el siguiente período de la resistencia histórica nacional, la figura de Morazán constituye el emblema de la causa revolucionaria centroamericana. Dice Becerra sobre Morazán: “Por esa razón, es decir, porque Morazán fue un auténtico revolucionario de la época que le tocó vivir, sus principales enemigos fueron los aristócratas criollos, herederos de las relaciones feudales introducidas por los colonialistas peninsulares, y el clero recalcitrante, aliado de los anteriores y de los mismos colonialistas. Aristócratas y curas se unieron en un frente común para dar batalla contra todo lo que tuviera ligeros asomos de independencia y expresara, de algún modo, el ideal vanguardista de aquel tiempo.”

Con respecto al otro epítome de la Resistencia Nacional, identificada como Huelga Bananera de 1954, dice Becerra: “El continuismo de Carías, como hemos dicho, significaba, desde el punto de vista económico, la conservación de la estructura del capitalismo dependiente, establecida a partir de la reforma liberal de 1876, y desde el punto de vista político, el mantenimiento en el poder del grupo oligárquico dirigido por los latifundistas semi feudales. El hecho de que en 1949 se haya decidido el cambio del dictador y la sustitución del mismo por Juan Manuel Gálvez, en nada modificó la situación, ya que, si bien Gálvez rompió con el tradicionalismo más crudo para seguir una línea modernizante, propia de la burguesía intermediaria, con ello era imposible que se produjeran cambios sustanciales. A causa de eso, el proletariado hondureño, con sus destacamento entonces más importante: los trabajadores bananeros, asumió la pelea por imponer algunas transformaciones básicas en el país, favorables a sus intereses, pero también de beneficio para todo el pueblo hondureño.

El 9 de julio, después de 66 días, terminó la huelga al firmarse un convenio con exiguas concesiones a los trabajadores, basadas en la oferta del 1 de julio, es decir, un incremento salarial de L0.05 a L.0.10 por hora y una gratificación de L 40.00 para los trabajadores que se reincorporaran de inmediato a sus labores. El hambre, la represión policial, las intrigas y la traición lograron, por fin, quebrantar la voluntad de lucha de los obreros. Sin embargo, si bien éstos no obtuvieron de inmediato lo que se proponían, con su acción cambiaron el curso de la historia hondureña. El movimiento obrero fue legalizado, se emitieron nuevas leyes de carácter social y, sobre todo, a raíz de la huelga surgió la posibilidad de un cambio en el esquema de las clases gobernantes…”

Estas conclusiones de Becerra son prácticamente la prueba de la afirmación siguiente: “El progreso social no existiría sin la lucha de clases, estableciendo aquí que, por regla general, el desarrollo progresivo de la sociedad se verifica con mayor rapidez cuando la lucha de las clases de los oprimidos contra sus opresores, es intensa y bien organizada” (Víctor Afanasieva, Fundamentos de Filosofía, Editores Mexicanos Unidos, México, 2005, pág. 297 y7 ss).

Se debe afirmar que la lucha de clases antagónicas se realiza a través de tres formas esenciales, la lucha económica, la lucha política y la lucha ideológica. Todas ellas complejas y muy escabrosas en el decurso de la historia.

El movimiento de Resistencia Nacional, producido por el golpe de Estado del año 2009, es el producto de una agudización extrema de la confrontación y decisión

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