Hombre Libertad Y Responsabilidad

¿El hombre libertad y responsabilidad?

¿Qué hago?, ¿Cómo resuelvo esto? ¿Tendría que haber elegido otra cosa? ¿Cómo seguiré? Estos interrogantes son los que uno lleva a cabo a diario, antes o después de realizar una acción determinada. Sin embargo, cuando realizamos alguna acción o tomamos decisiones no siempre sabemos de qué están precedidas, si es acaso de la libertad o si es de una ley inmutable que ya sabe de antemano lo que sucederá. Saber si lo que hemos realizado desde que usamos la razón o lo que tenemos planeado realizar como proyecto de vida, fue o será producto del ejercicio de nuestra libertad o tristemente resultado del movimiento de los hilos que Dios, el destino, la naturaleza o como suela llamarse haga de nuestra vida.

Analizaremos a continuación una reflexión de Sastre sobre la libertad, con la que se refiere a la libertad como una condena: "El hombre está condenado a ser libre", dijo. "Condenado porque no se ha creado a sí mismo y sin embargo es libre. Porque una vez que ha sido arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace". Ciertamente a nadie pedimos que nos creara como individuos libres, pero debido a nuestra libertad estamos condenados a elegir durante toda la vida. No existen valores o normas eternas por las que nos podamos regir. Por ello resultan tan importantes las elecciones que hacemos, porque somos completamente responsables de todos nuestros actos. El mismo Sartre resalta que el hombre jamás debe eludir la responsabilidad de sus propios actos.

La doctrina Sartriana tiene como principal consecuencia que lo que somos es un resultado de nuestra propia libertad de elección; somos responsables de nosotros mismos, pero también del resto de la humanidad; lo que trae consigo el sentimiento de angustia y, en los casos de huida de la responsabilidad, la conducta de mala fe, una farsa con la que pretendemos justificar nuestro abandono frente a la libertad, mediante la cual rechazamos hacernos cargo del proyecto que somos. La mala fe imposibilita y elimina la autenticidad. Frente a esta posición Sartre afirma que: Si verdaderamente la existencia precede a la esencia, el hombre es responsable de lo que es. Así, el primer paso del existencialismo es poner a todo hombre en posesión de lo que es, y asentar sobre él la responsabilidad total de su existencia.

Esta responsabilidad evidentemente produce angustia, pero no es una angustia que lleve a no realizar ninguna acción, o a estar quieto, sino, por el contrario, es la condición misma de toda acción. Por ejemplo, una persona tiene determinada cantidad de dinero y quiere adquirir dos bienes materiales para su beneficio personal y debe elegir por uno, ahí entra en juego la responsabilidad y esto lo angustia, ya que debe desprenderse de uno de los bienes sí o sí.

Estamos de acuerdo con Sartre pero no totalmente ya que creemos que una persona al elegir escoge por sí mismo y que la elección que se escoja siempre es la correcta para el que la toma, pero en la idea de que al elegirse uno mismo se elige a todos los hombres no es una terminación muy clara, ya que, cuando decidís algo puede afectar a los que están a tu alrededor, pero no a todo el mundo; así que lo que es bueno para sí mismo sea bueno, para las personas de tu misma actitud y pensamiento, pero no para toda la humanidad.

También estamos de acuerdo con Sartre cuando dice que el hombre tiene angustia por culpa de la responsabilidad que supone el escoger cualquier cosa. Si de mi elección, supuestamente, dependiera toda la humanidad tomar esta decisión causaría angustia, ya que cualquier elección podría afectar a millones de personas. La responsabilidad y la angustia llevan al hombre al desamparo, esto sucede si la persona no se aferra a ninguna fe, es decir, una persona atea. No hay un bien que sea para siempre y perfecto al cual nos podamos agarrar en nuestra acción porque no hay nada superior a nosotros que nos pueda guiar. En consecuencia, el hombre está abandonado, porque no encuentra ni en sí ni fuera de sí la posibilidad de aferrarse. En otras palabras, no existen excusas que valgan para salirse de la responsabilidad y de la angustia. El hombre es entera y totalmente libre.

En conclusión, para nosotros

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