INSTITUCIÓN FAMILIAR, SOBREMODERNIDAD Y PATOLOGÍAS DEL CONSUMO (Beatriz Ruiz)

Retrato actual de la familia

Actualmente se ven numerosas familias monoparentales, separaciones y divorcios, uniones consensuales, familias ensambladas o reconstruidas. También se suman a la familia original nuevas parejas con sus respectivos hijos, mientras que en otras el número de miembros disminuye, parejas sin hijos, mujeres solteras con hijos, etc.

Si bien hay modificaciones permanentes, a través de la historia en la institución familiar, los principales cambios se produjeron en la revolución industrial, cuando casa y trabajo se separan: las mujeres se hacían cargo de las funciones de reproducción en la casa, mientras que los hombres salían a hacerse cargo de las funciones de producción. Esa división sexual del trabajo, es cada vez más difusa. Esto se debe, por un lado a la conquista de las mujeres del terreno laboral, profesional y educativo, y por otro lado a la progresiva crisis de la economía general (desocupación de los hombres).

Además del aspecto económico, también han sufrido enormes transformaciones la sexualidad, la procreación y la convivencia.

A partir de los métodos anticonceptivos, el matrimonio –que antes era destinado a la reproducción- se ha convertido en un lugar privilegiado para la sexualidad.

Estadísticamente se ha demostrado que, al reducir el nivel de fecundidad, se ha extendido la esperanza de vida, los individuos viven más, lo que lleva también a una mayor duración del matrimonio, que provoca un aumento de los divorcios y separaciones. El creciente número de separaciones y divorcios está dado por el individualismo y la autonomía propios de esta época.

A esto se suma la falta de figuras paternas en la familia, que contribuyen a desplazar los agentes socializadores a la televisión y los medios masivos.

Aunque las familias no sostengan ideales determinados, como en otras épocas. Sigue siendo la institución de soporte y sostén que alberga otros nuevos ideales, y conduce a la homogeneización de los sujetos.

Sobremodernidad, individuos que se autoconsumen.

Los medios masivos de comunicación, proponen una idea ilusoria de “ser uno mismo”, paradójicamente; promueven la autenticidad de las personas, sustentándola en similitudes, construyendo medidas, parámetros y prototipos a seguir. Los medios determinan como vestir, como comer, como vivir (reglas a las que las personas buscan adaptarse) pero conservando la individualidad, hay que ser “diferentes”, “auténticos” y “personales”. Hay una doble exigencia.

Estas normas, empujan cada vez más al individuo al autocontrol, y a esfuerzos desmedidos para adaptarse a los prototipos que propone la sociedad.

A esto, se le suma el hecho de que la familia y la escuela han perdido su función de educadoras y socializadoras, y han sido reemplazadas por los medios de comunicación y el mercado de consumo. Además, el lugar del adulto ha desaparecido, porque se identifican con el modelo adolescente imperante.

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