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Idea y enseñanza principal Personajes


Enviado por   •  16 de Agosto de 2013  •  Ensayos  •  2.016 Palabras (9 Páginas)  •  329 Visitas

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Idea y enseñanza principal Personajes

Ayudar a los niños tímidos a darse cuenta de que su lenguaje corporal puede decir cosas que les provoquen aún más vergüenza que el trato normal Una casa moderna Un niño, una niña y un duende

Juan era un niño muy tímido. Sentía tanta vergüenza al estar con otras personas, que no se atrevía a decir nada, y se quedaba casi siempre quieto y callado en una esquinita, temiendo lo que pudiera pasar si habría la boca.

Un día, durante una visita, Juan sintió tanta vergüenza que se escondió en una habitación. De repente, una burbuja apareció ante sus narices, y de ella surgió un pequeño duende. Con exagerados gestos de dolor, se tapaba sus grandes orejas con las manos y gritaba:

- ¡Por favor! ¡Por favor! Deja de gritar así. No lo puedo aguantar...

Con el susto el niño olvidó su timidez, y preguntó al duendecillo

- ¿Por qué lloras? ¿Quién te está gritando?

- ¿¡Cómo que quién me grita!? - respondió indignado- pues tú, ¿hay alguien más aquí?

El niño miró a su alrededor. Era verdad, estaban solos.

- ¿Qué? Pero si yo casi nunca digo nada... siempre me porto muy bien – dijo trantado de excusarse.

- ¡Ah, claro! - siguió hablando el duendecillo sin perder su enfado- Y voy yo y me lo creo. Tú gritabas como hace tiempo que no he oido a nadie gritar...

- Pero si no he abierto la boca...

- ¡Anda! ¡Esta sí que es buena! ¡Como si para gritar como un loco hubiera que abrir la boca!

- Pues claro- respondió Juan- ¿cómo voy a gritar sin abrir la boca?

Entonces la cara del duende cambió del enfado a la sorpresa.

- Aaahhh....- dijo bajando el tono de voz- ¿pero es que no lo sabes? ¿Nadie te ha contado que tus ojos, tu manos, tus pies y todo tu cuerpo hablan todo el rato? ¡Ahora lo entiendo todo!

Y acercándose a Juan, como en secreto, el duende comenzó a explicarle que cada parte del cuerpo habla su propio idioma sin parar, y cómo cada gesto que hacemos dice unas cosas u otras, en voz bajita o a gritos. Y al final, le entregó un frasquito, dejó caer sus gotitas májicas en las orejas al niño, y le dijo:

- Ahora comprobarás lo que te digo. Con esta poción podrás ser como yo y oír a través de tus orejas lo que dice la gente sin abrir la boca.

Fue una experiencia increíble para Juan. Durante unos pocos días, pudo escuchar cómo todo el mundo mantenía dos o tres conversaciones, incluso estando completamente callados. Y escuchó a sus papás decirse cosas bonitas con la mirada, y a los pies de la vecina protestar porque el ascensor tardaba en llegar, y a la cabeza del carnicero agradecer a una señora lo generosa que había sido con la propina. Pero lo que más le sorprendió fue cuando en un cumpleaños coincidió con otra niña tímida, que miraba constantemente al suelo y no se atrevía a hablar con nadie. Sus mágicas orejas pudieron oír sus grandes gritos: “¡no quiero estar aquí! ¡no quiero jugar con nadie! ¡odio las fiestas!“ Y sabiendo que no era verdad lo que decían los ojos y los pies de aquella niña, se acercó junto a ella y le contó lo que estaba gritando sin saberlo, y mojó sus orejas con las gotitas mágicas ¡Eso sí que les hizo sentir vergüenza!

Juntos, Juan y su nueva amiga se propusieron investigar qué gestos y posturas hacían que sus cuerpos fueran más callados y agradables. Y así fue como descubrieron que sonriendo, mirando a los ojos, acercándose más a las personas y diciendo “hola” y “adiós” cortésmente, sus cuerpecitos dejaron de ser unos gritones, para convertirse en tipos simpáticos y agradables.

ANEXO 1

CUENTO: “LOS DEDOS DE UNA MANO” Act. 8

Había una vez una mano cuyos dedos eran muy amigos. Pero ocurrió que el dueño de la mano empezó a hacer un trabajo peligroso y a pesar del cuidado que ponía el resto de dedos, el pulgar siempre salía malparado con cortes y heridas. Al principio los otros dedos pedían disculpas por su torpeza y el pulgar les perdonaba, pero la situación se repitió tanto que un día el pulgar decidió no perdonarles más, así que se apartó del resto de dedos de la mano.

Al principio el pulgar iba muy digno todo recto y separado, pero aquella posición de los dedos era tan forzada y ridícula, que el dueño tuvo que llevar su mano constantemente oculta en el bolsillo, donde los dedos sufrían con pena el mayor de los olvidos.

Entonces el pulgar comprendió que todo había sido culpa suya, y pidió perdón al resto de dedos, temeroso de que fueran a rechazarle. Pero al contrario, estos le perdonaron sin problemas porque sabían que todos podemos equivocarnos.

Una vez amigos de nuevo, todos los dedos trabajaron juntos por demostrar al dueño que estaban perfectamente, y en poco tiempo consiguieron volver a salir a la luz, sabedores esta vez de que siempre deberían seguir perdonándose para no acabar en un triste y oscuro bolsillo.

ANEXO 2

CUENTO: “CÓMO SE HACEN LOS COLORES DEL ARCOIRIS”

Érase una vez en que los colores del mundo comenzaron a reñir. Todos reclamaban que ellos eran el mejor, el más importante, el más útil, y el favorito.

El Verde dijo, "Claramente yo soy el más importante. Soy el signo de vida y de esperanza. Fui escogido para el pasto, los árboles y las hojas. Sin mí, todos los animales morirían. Miren el campo y verán que yo estoy en la mayoría." El Azul interrumpió, "Ustedes solo piensan de la tierra, pero consideren los cielos y el mar. Es el agua la que es la base de la vida y es elevada por las nubes del mar profundo. El cielo da espacio y paz y serenidad, sin mi paz Ustedes todos serían nada." El Amarillo se rió, "Ustedes son todos tan serios. Yo traigo risa, regocijo, y calor al mundo. El sol es amarillo,

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