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Estudio sobre Freud


Enviado por   •  4 de Septiembre de 2013  •  2.087 Palabras (9 Páginas)  •  424 Visitas

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Estudio sobre Freud. Notas sobre lecturas. Más allá del principio del placer. Inhibición, síntoma y angustia. En esta obra escrita en el año 1925 Freud se centra en investigar la formación de síntomas y la lucha secundaria del yo contra el síntoma, así como la aparición o no de la angustia en dicho proceso. Por ejemplo, en las fobias, la angustia si toma un protagonismo claro, por lo que el fóbico apenas puede soportar la visión del estímulo que le produce el miedo irracional o angustia neurótica. Sin embargo, en la neurosis de conversión (patología que hoy estaría clasificada en el ámbito de las enfermedades psicosomáticas) la angustia apenas aparece en escena y la parálisis de un músculo o la contractura muscular no es vivida con angustia por el enfermo. El comienzo de la obra se centra en los fenómenos de la inhibición y el síntoma, pretendiendo aclarar ambos conceptos que suelen confundirse a menudo. Así la inhibición se refiere a la restricción de una función del yo y el síntoma constituye un signo patológico. De todas formas en ocasiones una inhibición puede considerarse un síntoma, sobre todo cuando se produce una inhibición extraordinaria de la función normal. Freud define la inhibición como una restricción funcional del yo que puede estar provocada por diversas causas. Por un lado las inhibiciones específicas (tocar el piano, andar o escribir) son el resultado de una represión de la hipersexualización del órgano: “La causa de dichas inhibiciones no es otra que “una intensísima erotización de los órganos que en tales funciones interviene, o sea, de los dedos o de los pies”. Freud entiende que la función yoica de un órgano queda alterada cuando su significación sexual cambia y se incrementa. Así por ejemplo el acto de escribir llega a tomar la significación simbólica del coito por lo que se deja de escribir ya que el hacerlo implicaría realizar un acto sexual prohibido. Ante este estado de cosas el yo renuncia a estas funciones para no tener que llevar a cabo una nueva represión y evitar un nuevo conflicto con el ello. En el análisis se ponen de manifiesto los procesos por los que una determinado función yoica puede erotizarse y sucumbir a una inhibición. Por otro lado menciona también las inhibiciones que cumplen una función de autocastigo. Por ejemplo aquellas inhibiciones que el yo realiza con determinadas funciones que implicarían alcanzar el éxito, lo cual ha sido prohibido presumiblemente por el superyó. Inhibición, síntoma y angustia, Freud. Sin embargo distingue también de las inhibiciones mencionadas unas más generales del yo. Estas siguen un camino diferente. Se trata de un proceso mediante el cual el yo se empobrece de energía ya que tiene que dedicarla a la supresión afectiva del duelo o a la represión de fantasías sexuales emergentes. Caracteriza pues las inhibiciones como o bien unas medidas de precaución que adopta el yo (específicas) o bien como un empobrecimiento de energía. En todo caso la inhibición se distingue del síntoma en que éste último no es un proceso “que ocurra dentro o actúe sobre el yo”. Comienza ahora a tratar la cuestión del síntoma que ha quedado caracterizado como “un signo y un sustitutivo de una expectativa de satisfacción de un instinto, un resultado del proceso de la represión”. El superyó prohíbe al yo adherirse a la carga instintiva del ello. Mediante la represión se impide que la idea (vehículo del impulso prohibido) alcance el nivel de la consciencia, pero la idea continúa existiendo como representación inconsciente. ¿De dónde extrae el yo semejante poder para dominar al ello? Según Freud el yo utiliza el principio del placer de modo que “amenaza” con una señal de displacer. Así el destino de la carga reprimida no se transforma en angustia (como pensaba anteriormente) sino que la señal de displacer activa un recuerdo, una huella amnésica de un displacer anterior. Así el yo consigue dominar no solo estímulos provenientes del exterior sino aquellos provenientes del interior. Todo ello, por supuesto, bajo el control del principio del placer que gobierna todo el acontecer de la vida psíquica. “El yo retrae la carga (preconsciente) de la representación instintiva que de reprimir se trata y la utiliza para la génesis del displacer (de angustia)”.Así pues rechaza Freud la concepción anterior de que en la represión la energía de la carga reprimida se convierte automáticamente en angustia. Es el yo la sede de la angustia y dicha transformación de energía instintiva en angustia se produce ante la amenaza de una señal de displacer. Ahora bien esta transformación consiste únicamente en una activación de una imagen mnémica previa. En la formación de síntomas encuentra ocasión Freud de reflexionar sobre los límites y diferencias entre el yo y el ello. Afirma que el yo es una organización mientras que el ello no lo es. Así la represión se torna inacabable por la debilidad del yo a la hora de eliminar un instinto del ello. Surge el síntoma pero la represión no cesa en ese instante.” Al primer acto de represión sigue una larga secuela, a veces interminable.” La vida psíquica entendida como

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