Israel Mora
isra73 de Julio de 2015
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MANEJO POSITIVO DEL ESTRÉS
¿QUÉ ES EL ESTRÉS?
El término estrés proviene de la física y la arquitectura y se refiere a la fuerza
que se aplica a un objeto, que puede deformarlo o romperlo. En la Psicología,
estrés suele hacer referencia a ciertos acontecimientos en los cuáles nos
encontramos con situaciones que implican demandas fuertes para el individuo,
que pueden agotar sus recursos de afrontamiento.
Concepto de Estrés
Respuesta de adaptación, con la mediación de características individuales y/o
procesos psicológicos y que es consecuencia de cualquier acción, situación,
acontecimiento externo que inflige demandas físicas y/o psicológicas a la
persona.
La definición del término estrés ha sido muy controvertida desde el momento
en que se importó para la psicología por parte del fisiólogo canadiense Selye
(1956). El estrés ha sido entendido:
•como reacción o respuesta del individuo (cambios fisiológicos,
reacciones emocionales, cambios conductuales, etc.)
•como estímulo (capaz de provocar una reacción de estrés)
•como interacción entre las características del estímulo y los recursos del
individuo.
En la actualidad, este último planteamiento, se acepta como el más
completo. Así pues, se considera que el estrés se produce como consecuencia
de un desequilibrio entre las demandas del ambiente (estresares internos o
externos) y los recursos disponibles del sujeto. De tal modo, los elementos a
considerar en la interacción potencialmente estresante son: variables
situacionales (por ejemplo, del ámbito laboral), variables individuales del sujeto
que se enfrenta a la situación y consecuencias del estrés.
El estrés puede ser definido como el proceso que se inicia ante un conjunto
de demandas ambientales que recibe el individuo, a las cuáles debe dar una
respuesta adecuada, poniendo en marcha sus recursos de afrontamiento.
Cuando la demanda del ambiente (laboral, social, etc.) es excesiva frente a los
recursos de afrontamiento que se poseen, se van a desarrollar una serie de
reacciones adaptativas, de movilización de recursos, que implican activación
fisiológica. Esta reacción de estrés incluye una serie de reacciones
emocionales negativas (desagradables), de las cuáles las más importantes
son: la ansiedad, la ira y la depresión.
“Solo la persona creativa sabe como acabar con el aburrimiento. La persona
creativa no conoce el estrés. Siempre está emocionada, encantada,
constantemente en un estado de aventura y felicidad que hace que no conozca
el estrés.”
OSHO
Hay acontecimientos que aumentan el estrés, pero sin embargo no es el
acontecimiento en si, sino la forma como lo percibimos lo que provoca nuestra
reacción ante el mismo.
Acontecimiento: Es el suceso a que el individuo se ve afectado.
Percepción: Es lo que uno tiene en cuenta de ese acontecimiento.
Puede ser algo ajeno a nosotros, y por lo tanto no nos afectará. O puede
ser que sí nos atañe y allí la percepción que se tiene es diferente.
Reacción: Es la respuesta que nuestro organismo realiza ante la
percepción de un acontecimiento.
Efecto: Es lo que provoco con mis acciones divido a mi reaccionar
anterior.
El estrés como estímulo.
El estrés ha sido estudiado como el estímulo o la situación que provoca un
proceso de adaptación en el individuo. En distintos momentos se han
investigado distintos tipos de estímulos estresores.
El estrés como estímulo. Los grandes acontecimientos.
Los acontecimientos vitales, catastróficos, incontrolables, impredictibles,
como muerte de un ser querido, separación, enfermedad o accidente, despido,
ruina económica, etc., son el tipo de situaciones estresantes que fueron más
estudiadas en los años sesenta y setenta. Como puede verse, se trata de
situaciones de origen externo al propio individuo y no se atiende a la
interpretación o valoración subjetiva que pueda hacer el sujeto de las mismas.
Serían situaciones extraordinarias y traumáticas, o sucesos vitales importantes,
que en sí mismos producirían cambios fundamentales en la vida de una
persona y exigirían un reajuste.
En esta línea se han llevado a cabo investigaciones sobre las relaciones entre cantidad de estrés y salud (por ejemplo, cuántos estresores han sufrido las personas que enferman)
1.2. El estrés como estímulo. Los pequeños contratiempos.
En los años ochenta se han estudiado también los acontecimientos vitales
menores (daily hassles), o pequeños contratiempos que pueden surgir cada día
(en el trabajo, las relaciones sociales, etc.) como estímulos estresores.
El estrés como estímulo. Los estímulos permanentes.
Así mismo, se han incluido los estresores menores que permanecen
estables en el medio ambiente, con una menor intensidad pero mayor duración,
como el ruido, hacinamiento, polución, etc.
El estrés como respuesta.
Previa a esta concepción del estrés como estímulo, en los años cincuenta se
había investigado la respuesta fisiológica no específica de un organismo ante
situaciones estresantes, a la que se denominó Síndrome de Adaptación
General y que incluía tres fases: alarma, resistencia y agotamiento. Selye
consideraba que cualquier estímulo podía convertirse en estresor siempre que
provocase en el organismo la respuesta inespecífica de reajuste o reequilibrio
homeostático, pero no incluía los estímulos psicológicos como agentes
estresores. Hoy en día sabemos que los estímulos emocionales pueden
provocar reacciones de estrés muy potentes.
El estrés como interacción
En tercer y último lugar, el estrés no sólo ha sido estudiado como estímulo y
como respuesta sino que también se ha estudiado como interacción entre las
características de la situación y los recursos del individuo. Desde esta
perspectiva, se considera más importante la valoración que hace el individuo
de la situación estresora que las características objetivas de dicha situación. El
modelo más conocido es el modelo de la valoración de Lazarus (Lazarus y
Folkman, 1986), que propone una serie de procesos cognitivos de valoración
de la situación y valoración de los recursos del propio individuo para hacer
frente a las consecuencias negativas de la situación. El estrés surgiría como
consecuencia de la puesta en marcha de estos procesos de valoración
cognitiva.
Si el sujeto interpreta la situación como peligrosa, o amenazante, y
considera que sus recursos son escasos para hacer frente a estas
consecuencias negativas, surgirá una reacción de estrés, en la que se pondrán
en marcha los recursos de afrontamiento para intentar eliminar o paliar las
consecuencias no deseadas.
La mayoría de nosotros estamos entrenados, condicionados por nuestros
padres, maestros y por la sociedad, para percibir lo negativo y ver lo peor en
una persona, una situación o en nosotros mismos. No es asombroso que haya
tanta infelicidad a nuestro alrededor, en especial en las llamadas sociedades
desarrolladas, donde la mayoría de la gente vive en un relativo confort. El
hábito de percibir lo negativo y adoptar un punto de vista pesimista ahora está
dominando a nuestro mundo. Independientemente de lo bien que vayan las
cosas siempre percibirá lo negativo, y hasta inventará lo negativo (a veces, los
medios son bastante brillante en este oscuro arte) y luego, se diseminará como
una enfermedad contagiosa.
MIKE GEORGE
Los altos costes personales y sociales generados por el estrés laboral, han
dado lugar a que organizaciones internacionales como la Unión Europea y la
OMS insistan cada vez más en la importancia que tienen la prevención y el
control del estrés. La reacción más frecuente cuando nos encontramos
sometidos a una reacción de estrés es la ansiedad.
“Cuando pierda la alegría, piensa, actúa y habla como si la tuvieras y ella
volverá.”
Polaina
Distrés.
Podríamos definir el distrés como el estrés desagradable. Es un estrés que
ocasiona un exceso de esfuerzo en relación con la carga. Va acompañado
siempre de un desorden fisiológico, las catecolaminas producen una
aceleración de las funciones y éstas actúan alejadas del punto de equilibrio,
hiperactividad, acortamiento muscular, somatizaciones, en suma:
envejecimiento prematuro, son los efectos secundarios del estrés negativo.
Pueden ser estresores: el trabajo, la familia, las enfermedades, el clima, el
alcohol, el tabaco, las frustraciones, en suma centenares de estímulos internos
o externos de carácter
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