Karen Horney
Ethan2311 de Abril de 2014
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Karen Danielsen Horney
Karen Horney entendía la neurosis como un intento de hacer la vida más llevadera, como una forma de “control interpersonal y adaptación”. Esta adaptación normalmente la persona sana es algo que realiza obteniendo satisfacción y logro, más para el neurótico entraña una gran dificultad. Horney distinguió 10 patrones particulares de necesidades neuróticas, basados en aquellas cosas que todos necesitamos, pero que se han vuelto distorsionados de diversas formas por las dificultades de vivir en algunas personas.
Una necesidad se torna neurótica en el grado de dependencia y la ansiedad que nos origina el no poder satisfacerla, y el percibir que no vamos a poder satisfacerla en un futuro, esto es la que la lleva poseer una naturaleza irracional, irreal e indiscriminada. Si hablamos de afecto sabemos que lo necesitamos de nuestra pareja, amigos y ámbito social, pero, no podemos esperar que nos lo den todo el tiempo, y en todas las circunstancias, ni que nos lo de aquel a quien ni siquiera conocemos, y somos conscientes de que habrá muchas veces en nuestra vida donde tendremos que ser autosuficientes. El neurótico necesita afecto todo el tiempo, y ha hecho de esto la necesidad central de su vida, y si no lo consigue se torna ansioso y entra en pánico.
Es cierto que algunas personas que fueron víctimas de abuso o de rechazo en su infancia sufren de neurosis en su vida adulta. Lo que casi siempre olvidamos es que la mayoría no. Si tienes un padre violento o una madre esquizofrénica, o has sido abusado sexualmente por un tío, podrías, no obstante, tener otros miembros familiares que te quisieron mucho, que cuidaron mucho de ti y que trabajaron para protegerte de otros posibles daños; y podrías haber crecido sano y feliz como adulto. Es incluso aún más cierto que la mayoría de los neuróticos adultos de hecho no sufren de abusos ni rechazo infantil, por tanto surge la siguiente interrogante: si el rechazo ni el abuso infantil son las causas de las neurosis, entonces ¿qué la produce?
La respuesta de Horney es la llamada indiferencia paterna o como ella le llamaba "la maldad básica" o una falta de calidez y afecto durante la infancia. Hay que saber que incluso una paliza ocasional o un encuentro sexual en la niñez pueden superarse, siempre y cuando el niño se sienta aceptado y querido.
La clave para entender la indiferencia parental es que constituye una forma de percepción del niño y no de las intenciones de los padres. Aquí sería bueno recordar que "El camino al infierno está lleno de buenas intenciones". Un padre con buenas intenciones puede fácilmente transmitir una comunicación de indiferencia a sus hijos con cuestiones como las que siguen: preferencia de un hijo sobre otro, negarse a cumplir promesas mantenidas, alterando o entorpeciendo relaciones con amigos de sus hijos, burlarse de las ideas de los hijos y así sucesivamente. Nótese que muchos padres, incluso aquellos buenos padres, hacen esto debido a las presiones en las que ellos mismos se encuentran. Otros lo hacen porque ellos mismos son neuróticos y colocan sus necesidades sobre las de sus hijos.
A primera vista, parecería que Horney robó algunas de las mejores ideas de Adler. Está claro, por ejemplo, que sus tres estrategias adaptativas son muy cercanas a los tres tipos adlerianos. Es, de hecho, bastante lógico pensar que Karen fue muy influida por Adler, pero si nos acercamos bien a cómo ella derivó sus tres estrategias (a través de colapsar grupos de necesidades neuróticas), podemos observar que simplemente llegó a las mismas conclusiones desde un abordaje distinto. Sin embargo, no hay duda de que tanto Horney como Adler (y Fromm) constituyen una escuela no oficial de psiquiatría. Usualmente son llamados neo-freudianos, aunque el término sea bastante impreciso. Por desgracia, el otro término común es el de psicólogos
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