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LA PSICOPATOLOGÍA CRIMINAL

acephhuancanDocumentos de Investigación24 de Octubre de 2018

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LA PSICOPATOLOGÍA CRIMINAL

 estudia la relación existente entre el crimen y los trastornos psicológicos. El vínculo que tienen estos dos términos cuenta con una larga historia, se remonta al inicio de la psicología como ciencia. Su relación ha sido controvertida debido a las diferentes características patológicas de la persona que cometía el crimen, no obstante, en la actualidad, parece haber mayor consenso. Los trastornos psicológicos que más se suelen relacionar con el crimen son: el Negativista Desafiante, el Explosivo intermitente, el de Conducta, el de Personalidad Antisocial y algunas Parafilias. Sin embargo, el psicópata es considerado por la criminología como el actor de los crímenes más crueles y presenta unas características definitorias más allá del Trastorno de la Personalidad Antisocial, aunque en los manuales de psiquiatría no se diferencia.

DEFINICION

Atendiendo al término en sus partes, entendemos por psicopatología el estudio científico de las enfermedades mentales o trastornos psicológicos, y por criminal algo relativo al crimen. Por consiguiente, la psicopatología criminal es el estudio de los trastornos psicológicos que guardan relación con las conductas criminales o delitos voluntarios graves.

EVOLUCION HISTORICA:

La historia entre la relación de trastorno psicológico y crimen cuenta con más de 200 años de antigüedad.  Fue el psiquiatra francés Pinel quien en 1801 publicó un tratado médico sobre la “Alienation Mentale” o manía sin delirio donde consideraba a los criminales como personas sin moralidad, llevando a cabo acciones cargadas de ira y sin sentimientos de culpabilidad (Pozueco, 2011), diferenciándose de sus precedentes al no considerar la baja inteligencia su causa. Pero la psicopatología criminal tiene como principal antecesor a Lombroso (1835-1909), quien consideraba a los criminales como personas cuya personalidad les llevaba a delinquir, caracterizándose por una morfología y unos trastornos psiquiátricos definidos (Millon, 2009).

En 1896, Kraepelin definió la “personalidad psicopática” como la conexión existente entre trastorno psicológico y crimen, aunque sin un consenso en los rasgos de las personalidades psicopáticas (García-Pablos, 2003). Fue en 1903, cuando Kraepelin en su obra “Psychiatrie: Ein Lehrbucha” comenzó a hablar de los “estados psicopáticos” y de las “personalidades psicopáticas”, diferenciando a los psicópatas de las personas con “manía sin delirio” recluidas en los manicomios. Además, apuntó que las personalidades psicopáticas no siempre circunscribían al mundo del crimen (Pozueco, 2011). La obra “Die Psychopathischen Personlichkeiten” de Schneider en 1923, discípulo de Kraepelin, fue uno de los postulados más influyentes de la psiquiatría, tanto de la American Psychiatry Association (APA) como de la Organización Mundial de la Salud (OMS) (Pozuelo, 2011).

Schneider definió diez tipos de personalidades psicopáticas y cada una contaba con variantes o subtipos en los cuáles se apuntaba la prevalencia atendiendo al sexo, la edad y la herencia, así como a su diagnóstico diferencial. Los diez tipos psicopáticos de Schneider son: hipertímicos, depresivos, inseguros de sí mismos, fanáticos, necesitados de estimación, lábiles, explosivos, desalmados, abúlicos y asténicos. Esta tipología es semejante a la que en la actualidad recoge el DSM-V de la APA en sus Trastornos de la Personalidad. Atendiendo a la psicopatología de la personalidad que más se asocia al crimen y al concepto de psicópata en la actualidad, Schneider lo recogió en su tipo desalmado, caracterizado por un embotamiento afectivo, fundamentalmente hacia otras personas, carente de compasión y arrepentimiento, es decir, de todo aquello relacionado con la conciencia moral, el “enemigo de la sociedad” (Pinilla, 1945). Schneider también resaltó lo ya apuntado por su antecesor, es decir, los psicópatas también están fuera de los manicomios o centros penitenciarios (Pozueco, 2011). Fueron Kraepelin y Schneider quienes enmarcaron a la psicopatía o al psicópata dentro de la psicopatología.

Cleckley en 1941 en su obra “The Mask oj Sanity” resaltó la ausencia de manifestaciones psicopatológicas de la psicopatía (Pozueco, 2011).  Este autor puso el foco de atención en la ausencia de respuestas afectivas hacia los demás, las cuales explicarían su respuesta antisocial. Cleckley describió al psicópata como aquella persona cuyo pensamiento lógico funciona perfectamente; sin embargo no es capaz de guiar su comportamiento. El psicópata muestra indiferencia hacia los valores personales y no hay nada que le pueda hacer comprender algo relacionado sobre ello (Cleckeley, 1941 en Pozueco, 2011).  La discrepancia encontrada por Cleckley entre el discurso verbal y los actos de los psicópatas le llevó a postular que podría existir una anomalía profunda para dar respuesta a dicha discrepancia. Los estudios psicológicos de investigación  que se llevaron a cabo se fueron realizados con muestras amplias de delincuentes comunes. Este hecho ha creado una amplia confusión que continúa hoy en día, pues la mayoría de presos son diagnosticados con Trastornos de Personalidad Antisocial, diferenciándolos (este autor y otros posteriores) del psicópata criminal. En 1976, Cleckley presentó dieciséis características clínicas descriptivas del psicópata que no suele acabar en una prisión (Cleckley, 1976) y consideró que la psicopatía era un trastorno grave, más que la psicosis, debido a su apariencia externa de normalidad. Es cierto que muchos de los criterios postulados por este autor para el psicópata prototípico son comunes a una personalidad antisocial (pobre juicio y comportamiento desviado inmotivado), Cleckley consideró que ello es sólo una parte del trastorno, cuya característica diferencial es su apariencia agradable, pero su trasfondo es asocial, superficial y carente de afectividad (ausencia de sentimiento de culpa, incapacidad de amar y ausencia general de afecto)  (Cleckley, 1988).

Fue Robert Hare quien en 1985 elaboró el “Psychopathy Checklist” (PCL) una escala de veintidós ítems  donde describe los rasgos del psicópata, posteriormente, en 1991, revisó su escala (PCL-R) con veinte ítems (López &Núñez, 2009). El PCL-R incluye dos factores: factor 1 “interpersonal afectivo” y factor 2 “desviación social”. El factor interpersonal hace referencia a ítems de características afectivas e interpersonales y el factor de desviación social a problemas de conducta y de su control, así como a una carencia de socialización (López & Núñez, 2009). Hare, distingue al psicópata de otro criminal, pues considera que el primero tiene una falta de empatía y conciencia moral. “Un psicópata puede intentar imaginar lo que piensas; sin embargo, nunca podrá comprender cómo te sientes (…) un psicópata puede llegar a relacionarse socialmente, pero tratan a las personas como objetos” (Hare, 2010, entrevista).

Este fenómeno se dio en familias normalizadas tras varios hallazgos de laboratorio. A los psicópatas se les activaban unas partes del cerebro diferentes a otras personas cuando se les mostraban imágenes o palabras que contenían una carga afectiva. Aunque estos hechos se deben seguir investigando, parece existir una interacción entre el entorno donde se desarrolla el psicópata y una carga genética (Hare, 2010, entrevista).Este autor postula que la psicopatología del psicópata no se desarrolla a comienzos de la edad adulta o en la adolescencia, sino que aparece a los tres o cinco años de edad.

Garrido considera que la violencia se puede aprender por diversas vías, pero además, existe un disposición psicológica hereditaria de un cincuenta por ciento (Garrido, 2009). Para Garrido (2009), la conciencia es la guía moral y asistida por el razonamiento moral ayuda a decidir qué hay que hacer. La conciencia se construye cuando se es capaz de establecer un vínculo emocional, por lo que está íntimamente relacionada con la empatía y el sentimiento de amor (Garrido, 2008, 2009). Así, la vida de una persona con ausencia de conciencia o carencia de esta, es una competición por el poder, «y las personas no son sino piezas de un juego que son utilizadas para el interés de ganar». (Garrido, 2009, p.59). La falta de conciencia, la incapacidad de amar y un pobre juicio moral son los rasgos característicos para desencadenar conductas violentas, unido a la ausencia de emociones que le impiden establecer vínculos afectivos y junto a la total falta de conciencia, crean la variedad más grave: el psicópata (Garrido, 2009). Este autor considera que la psicopatología violenta y criminal se desarrolla desde la infancia; suelen ser niños con un carácter de personalidad muy difícil, desde muy temprana edad. Algunos de los diagnósticos tempranos asociados a las personalidades violentas o psicopáticas son: Trastorno Negativista Desafiante, Trastorno con Déficit de Atención e Hiperactividad y Trastorno Disocial (en el actual manual de la APA, DSM-V, ha pasado a llamarse Trastorno de la Conducta) (Garrido, 2008). Para Garrido, al igual que para el resto de autores ya mencionados, no todos los psicópatas cometen crímenes, por ello Garrido (2000) en su obra: El psicópata: Un camaleón en la sociedad actual hace referencia al psicópata como: una persona con naturaleza camaleónica por su capacidad de disimular lo que es realmente y de aparentar lo que la otra persona quiere ver, convirtiéndose en un perfecto depredador de la especie humana (Garrido, 2000).

En síntesis, podemos observar que el término psicopatología se relaciona con los actos criminales desde los inicios de la historia de la criminología y con la psicología científica. Desde su origen y hasta nuestros días ha existido una ambigüedad entre la relación de psicopatología y crimen versus psicopatía y crimen. El psicópata, el cual es considerado como el autor de los peores crímenes por su ausencia de conciencia moral e incapacidad afectiva, en su historia y también en la actualidad ha sido diagnosticado, mayoritariamente bajo el Trastorno de la Personalidad Antisocial. Además, por su pronta manifestación, tal y como señalan Hare (2010, en entrevista) y Garrido (2008), el psicópata presenta rasgos característicos de diversos trastornos del desarrollo relacionados fundamentalmente con conductas disruptivas. No obstante, existen personas que cometen crímenes y no son psicópatas, por lo que pueden presentar trastornos psicopatológicos que les lleven a cometer tal acto de crueldad.

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