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PSICOPATOLOGIA


Enviado por   •  3 de Diciembre de 2012  •  4.375 Palabras (18 Páginas)  •  312 Visitas

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PSICOPATOLOGÍA CASO CLÍNICO

1. DESCRIPCIÓN DEL CASO

Alberto, 56 años, solicita atención psicológica de un profesional privado a finales de agosto de 2011, manifestando “sentirse profundamente triste, hundido, y sin ganas de vivir y con deseos constantes de llorar”.

En la actualidad, está separado de su mujer desde hace 13 años y tiene dos hijos, una chica de 27 años y un chico de 23 años. Vive solo en un piso de alquiler bastante amplio y cuen¬ta con un nivel económico alto en base a sus ingresos por su trabajo. A día de hoy, su red social es algo escasa, pues son muy pocos sus verdaderos amigos, y se aísla en casa, saliendo casi ex¬clusivamente de casa al trabajo y del trabajo a casa. Su horario laboral es extraordinariamente largo (hasta las 9 de la noche aproximadamente) y sólo de vez en cuando da un paseo al salir del trabajo por la noche.

Alberto es abogado en ejercicio desde hace más de 35 años y tiene un despacho de abo¬gados propio en su ciudad de residencia cercana a Madrid. Reconoce que le agobia su trabajo e incluso está pensando en jubilarse y dejar su despacho de abogados a su hija en cuanto cumpla los años cotizados a la Seguridad Social.

Alberto había sido tratado por un psicólogo clínico de Madrid hace 12 años a raíz de la separación de su mujer. Dado que la ruptura fue especialmente traumática (su mujer se quedó con la casa, los hijos y le arruinó económicamente), Alberto experimentó en aquel momento una afectación significativa de su estado de ánimo, siendo diagnosticado de trastorno depresivo ma¬yor moderado (sin síntomas psicóticos), episodio único. La aplicación de un tratamiento mixto psicológico y farmacológico, apoyado con ejercicio físico diario, consiguió la remisión total del problema 18 meses después de su aparición.

Durante la primera entrevista de diagnóstico, al profundizar en su estado de ánimo, Al¬berto refiere que sus problemas se remontan a cerca de 3 años; incluso hace dos años y medio apenas pudo asistir a la ceremonia de Graduación de su hija como abogada por este mismo pro¬blema. Manifiesta que la sensación de abatimiento afectivo es constante y está presente prácti¬camente todos los días y a cualquier hora del día. Además, ha perdido 10 kilos de peso, según él porque no tiene ganas de comer, tampoco puede dormir (se pasa las noches completamente en vela). Por otra parte, Alberto refiere que, a veces, le resulta incómodo tener que pasar algunos juicios, debido principalmente a sus dificultades de atención y concentración sobre los temas que tiene que abordar. De hecho, en los últimos seis meses, su hija ha tenido que resolver jui¬cios de algunos casos en los que él había estado trabajando previamente. Si bien, en ningún momento ha solicitado o ha estado de baja laboral por su problema afectivo, algunos días no ha acudido a su despacho de abogados al pasar la totalidad del día en la cama sin ser capaz de le¬vantarse. De hecho, en ocasiones, durante dos o tres días ha permanecido sin salir de casa, sin atender el teléfono y sin saber nada de su paradero ni tan siquiera sus hijos. Según indica el paciente, toda esta situación le viene causando desde el principio un gran malestar, al darse cuenta de que su vida laboral y familiar (relación con sus hijos y con sus padres) se están viendo afectadas. A pesar de que Alberto es un excelente profesional y está valorado muy positivamen¬te entre su ámbito laboral, su autoestima es extraordinariamente pobre (deficitaria) y tiene un autoconcepto de sí mismo prácticamente nulo; dice, por ejemplo, cosas como que “no se quiere en absoluto como persona” o que “le gustaría ser otra persona diferente de la que es”.

En cuanto a sus antecedentes familiares, la única persona que señala el paciente con an¬tecedentes psicológicos en su familia es su madre, la cual fue diagnosticada de trastorno depre¬sivo mayor hace cuatro años. Después de haber sido tratada con antidepresivos (inhibidores selectivos de recaptación de serotonina) ha presentado periodos de gran mejoría, aunque no exentos de ciertas exacerbaciones, si bien en la actualidad se encuentra en fase de remisión par¬cial. Por otra parte, las exploraciones que se realizaron a Alberto hace aproximadamente dos años no revelaron en éste la presencia de trastornos psicóticos, enfermedades neurológicas, ni otras enfermedades médicas graves, ni tampoco se constató en ese momento abuso o dependen¬cia de drogas o psicofármacos.

Asociado a su mermada capacidad de atención y concentración en su trabajo, otro pro¬blema importante que manifiesta Alberto, en su entrevista inicial con el psicólogo, tiene que ver con el miedo, la ansiedad y la preocupación que está experimentando durante los últimos meses en las sesiones de los juicios en las que tiene que exponer y discutir su alegato ante el público y ante el juez. Su temor más acusado se vincula con la valoración que la Sala va a llevar a cabo de su exposición del caso en cuestión. Es más, le preocupa mucho cometer algún fallo en su pre¬sentación y que los demás le vean como una persona estúpida e incompetente. De ahí que, en los momentos en los que se enfrenta a la defensa en los juicios, el paciente describe la aparición de síntomas principalmente asociados a temblores, sudoración, palpitaciones y, en ocasiones, ha notado algún enrojecimiento facial, lo cual le plantea una enorme incomodidad y un malestar intenso. Aunque reconoce que este miedo es del todo irracional, Alberto ha intentado en las últimas semanas que su hija pase las audiencias públicas, aunque él prepare el caso, evitando de esta forma la situación, pero según él mismo refiere hay juicios en los que necesariamente tiene que realizar la exposición oral, lo cual le lleva a experimentar una sensación de miedo y terror excesivo. Paralelamente, asociado a las preocupaciones vinculadas con su actividad laboral y profesional, Alberto afirma que durante los últimos cuatro meses se ha sentido también preocu¬pado de manera incontrolada por numerosas y muy diversas cosas de su vida cotidiana (por ejemplo, el futuro de sus hijos, las facturas del mes, los ingresos provenientes de su despacho, su mascota, etc.).

Alberto juega al tenis regularmente, casi todos los días, ya que es una de sus mayores aficiones. Comenta que la semana antes de las Navidades de 2011, mientras estaba jugando al tenis, sintió de forma súbita un gran malestar seguido de un gran dolor y opresión en el pecho, sudoración, palpitaciones y desmayo. Fue ingresado de urgencias en el Hospital General de su ciudad de residencia y, tras pasar 24 horas de observación, fue dado de alta. El diagnóstico emi¬tido en el informe por el Servicio de Urgencias fue “ataque de ansiedad”. A pesar de que

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