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LO QUE EL DINERO NO PUEDE COMPRAR


Enviado por   •  14 de Octubre de 2015  •  Trabajos  •  2.339 Palabras (10 Páginas)  •  81 Visitas

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LO QUE EL DINERO NO PUEDE COMPRAR

MICHAEL J. SANDEL

Reseña Crítica

Quizás el título en español más exacto debería ser "Lo que la plata  no debería comprar...pero (de hecho) compra", y digo plata, acuñando a un término como dirían en el SIGUIENTE PROGRAMA, más CHIBCHOMBIANO porque eso de Dinero, siempre me ha sonado a una palabra usada en los libretos que doblan películas,  claro está, todas empresas mexicanas, en donde tenemos que soportar términos como chavo, cochera, de pelos, está muy chido, la neta, chingar o Güey;en cuanta película, serie, documental, y publicidad televisiva, así que usaré a lo largo de esta reseña el término plata y olvidaré el tan mencionado y manoseado “Dinero”, ahí sí que me perdone la Real Academia de la Lengua, que bien lejos está de nuestro país, y a quien en tono sexista ha decidido llamar  “zorra” : mujerzuela, prostituta, mujer de dudosa reputación, y “zorro”: astuto, habilidoso, sagaz, intrépido.

Pero no entraré en dicha polémica, la cual necesitará otra reseña más crítica que esta.

El libro habla  claramente que hemos cruzado varias líneas morales en nuestro proceso de mercantilización de todos los aspectos de la vida. “Una celda mejor, una madre de alquiler india, la posibilidad de disparar a un rinoceronte en peligro de extinción y el derecho de inmigrar a Estados Unidos”. Todo esto puede ser adquirido por una determinada cantidad de plata, recuerda Sandel. A cambio, prosigue, nosotros podemos “vender un espacio publicitario en nuestra frente, ser utilizados como cobayas para la experimentación médica a cambio de trescientos dólares o combatir para una empresa militar privada en un país como Afganistán o Somalia”. Negocios que existen en el mundo contemporáneo, puesto que “la lógica de la compra y la venta ya no se aplica solamente a los bienes materiales, sino a todas las facetas de la vida”.

El libro plantea demasiados ejemplos  de pasta a pasta, uno de los tantos, el caso de aquellas universidades de la Yvi League que reciben estudiantes que no son muy pilosos, sólo porque sus papás pueden hacer  donaciones millonarias O, el caso de aquellos que ofrecen sus servicios como amigos por horas, días, semanas, o incluso meses, si así lo quieren  (y lo pueden pagar) sus compradores.

Estos casos, dice el autor demuestran que muchos bienes que, son intangibles, que no pueden pagarse y que no tienen un precio, terminan teniéndolo en el mercado, en gran parte, por la falta de escrúpulos de éste, pero en parte también porque la noción de lo público, en muchas de nuestras comunidades, se ha perdido. Hemos pasado, dice él, de una ética del bien común, del interés general, a una ética del interés privado, del libre mercado donde todo tiene un precio y todo se puede comprar.

El punto es que no todo se puede comprar y en eso finalmente radica, en gran medida, la importancia de los sentimientos morales en los que una sociedad se basa para alcanzar sus fines. Si solo nos interesara tener más y más  plata, y aminorar nuestras pérdidas, probablemente entraríamos en una espiral de todos contra todos, donde, por supuesto, los más fuertes, aquellos que sí pueden comprar cualquier cosa en el mercado, se terminarían por imponer, y los más débiles, o sea los pobres, o sea la mayoría de Colombianos, no podrían acceder a casa nada, como canta cierto dicho popular: Es que todo es plata! O el del famoso Pambelè: Es que es mejor ser rico que pobre!

El libro no se detiene en temas macroeconómicos, sino en las decisiones de nuestra vida cotidiana, Según su lógica, todos tenemos un precio, y siempre y cuando se trate de pactos que no perjudiquen a terceros, no hay nada malo en ello. Sin embargo, olvidamos dos factores: la injusticia respecto a los demás y el daño que nos hacemos a nosotros mismos.

Uno de los puntos más interesantes del libro es la identificación que realiza entre los incentivos y los sobornos, que son tan diferentes como parece. Cuando damos una propina a un mesero,  para que nos sitúe en una mesa mejor, lo que estamos haciendo es intentar favorecer nuestra situación frente a los demás a través de la plata. El autor cita el caso de los colegios de Dallas que pagan dos dólares a los niños si leen un libro, o el de los trescientos dólares que Carolina del Norte entrega a los drogadictos si se dejan ser esterilizados como muestra de los excesos morales de este sistema, que en muchas ocasiones son contraproducentes: “un niño que lea por la recompensa jamás disfrutará del placer de la lectura”.

También,  puede ocurrir todo lo contrario, que la plata no pueda comprar todo, es decir, que el hecho de que se nos ofrezca plata a cambio de aceptar determinadas ofertas provoque que nuestro sentido moral aflore y rechacemos estos sobornos encubiertos, esto pasa cuando el sentimiento de responsabilidad sigue siendo mucho más fuerte que el incentivo económico, aunque gran parte de empresarios piensen que es lo único que puede motivar al trabajador. Esa es la salvación para la moral dentro del sistema del mercado, y que podamos llegar a entender que  el deber cívico es y seguirá siendo mucho más fuerte que la plata.

Con nostalgia se recuerda que en antaño las formas de relacionarse, eran muy distintas y no estaban tan mediadas por la plata , pero quizá no muy lejanas, porque hasta hace poco, todavía en muchos países y en ciertas regiones, como la tan recordada cultura Guayuu en nuestra Guajira Colombiana, aún hoy en día exigen una dote, y en otras culturas, el matrimonio todavía exige dicho pago,  de alguna forma se compraba o se sigue comprando a una mujer ; a pesar de todo, el libro tiene razón en que se está mercantilizando las relaciones humanas.

Cabe anotar, que la flaqueza del argumento de Michael Sandel está en su incapacidad para ser más exacto y poder explicar bien, en dónde es que está  lo inapropiado de estas situaciones, Si, como en casi la mayoría de los ejemplos, a lo largo del libro, él dice que se trata de relaciones consensuadas entre adultos, y yo me pregunto: cuál es el problema? Si es un consenso, si los dos se ponen de acuerdo, si los dos quieren, entonces: ¿Dónde está el impedimento o la cesura? ¿No estará en  nuestra mente? , el año pasado una niña brasilera, quiso subastar su virginidad por internet y un millonario en oriente se la compró, medio planeta puso el grito en el cielo y fue crudamente criticada, por supuesto que entró la moral y las buenas costumbres a despotricar de la pobre, pero en ultimas ella quiso y le dolió a todo el mundo, menos a ella,(aunque vaya uno a saber si le dolió y si en verdad era virgen), ella era  quien necesitaba la plata, me atrevo a opinar lo que dice Robert Nozick, que no tenemos derecho a entrometernos en actos capitalistas entre adultos en consenso, ellos quisieron y punto, pare de contar.

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