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La Cantidad En El Padecimiento Psicosomático. Una Lectura Desde La Obra De Freud.

gemy27 de Agosto de 2011

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Titulo:

La cantidad en el padecimiento psicosomático. Una Lectura desde la obra de Freud.

Introducción:

Son muchas las concepciones de la problemática psicosomática de hoy en día, hay quienes deciden

nombrarla como estructura, como fenómeno, o como trastorno. Lo que sin lugar a dudas es

inevitable es el planteamiento y la posición del psicoanalista, éste deberá reflexionar si se trata de

una conversión histérica o si el trastorno tiene más que ver con la economía narcisista del sujeto,

qué tanto esto último es lo que predomina, deberá hacer de lo anterior la idea directriz para su

distinción. Cuando es predominantemente el narcisismo lo que envuelve a esta problemática,

deberá distinguírsele de las psiconeurosis. En éstas, el síntoma que se expresa en el cuerpo

responde a una formación de compromiso, en la cual se expresa el conflicto psíquico, cuestión que

no es del todo clara en la problemática del psicosomático. ¿Se trata entonces de las llamadas

neurosis actuales?

Las instancias psíquicas están diferenciadas desde el mismo Freud y la revalorización del modelo

del tipo de angustia en la psiconeurosis y en las neurosis actuales es fundamental para el

entendimiento de la problemática de la psicosomática. El estudio de este segundo tipo –el de las

neurosis actuales- permite entender diferentes aspectos que allí tienen lugar, no tanto con respecto

a la formación y desarrollo de síntomas, sino en relación a un proceder que en mucho se diferencia

de la elaboración psíquica, es pues de las fallas de éste que lo actual permanece dentro del tal

estatuto, pero no por el simple hecho de formar parte del presente –por lo menos no en todos los

casos-, sino por que este no accede a lo historizable, el sujeto lo margina del procesamiento

psíquico, el porqué, es lo que se intentará cuestionar y/o pretende responder en el mejor de los

casos.

Freud en el manuscrito E (1894) plantea la trasposición en angustia de la tensión sexual estancada,

y además reconoce una diferencia entre conversión histérica y somatización directa, siendo un

hecho frecuente –aunque nunca lo mismo- la combinación de ambas. Menos aún cuando se habla

de un posible abordaje dentro de la clínica psicoanalítica. En la histeria de conversión se trata de

una excitación falsa que entra por un camino falso, exclusivamente por lo corporal, mientras que

en la neurosis de angustia es una tensión física o somática lo que no puede ir por el sendero de lo

psíquico, y a raíz de ello permanece en el espacio físico. No con esto intento simplificar o

desacreditar el, o los mecanismos de una u otra patología, el objetivo aquí –insisto- es hacer

hincapié en las diferencias. Pues no es lo mismo hablar de libido narcisista que de libido de objeto,

o lo que se muestra como una problemática edípica o una del yo; vemos pues que no será lo mismo

si se contempla una economía neurótica, que una economía narcisista.

Es pues, precisamente el problema de la economía lo que aquí pretendo investigar, particularmente

la cantidad y sus influencias en la problemática del psicosomático, el cómo esto influye y perturba

directamente en el cuerpo, al proceso de somatización cuando el sujeto no es capaz de tratar los

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conflictos desde su psiquismo. Cómo es que algo que lo desborda irá a parar allí donde el cuerpo lo

frena, si es que lo frena.

Sabemos que desde Freud el pensamiento está integrado por la actividad de la fantasía y por los

juicios ordenados por la razón, ahora bien ¿qué ha de acontecer cuando esta integración no opera

como es de esperarse? Y no me refiero a la problemática obsesiva que en algún punto se le ha de

parecer. En los neuróticos obsesivos el espacio mental aparece como el lugar de representación de

aquello psíquico, la compulsión es su defensa. El problema del psicosomático ante tal

desintegración va más allá de la defensa, del afecto y/o de la compulsión. Evidenciamos un

empobrecimiento en la vida fantasmática en general, la ansiedad que presentan también se

caracteriza por una falta de ligadura con algún tipo de representación. ¿Es esto lo que los

predispone a la somatización? En este tipo de problemáticas encontramos que la situación

conflictiva es siempre actual, pareciera que no hay registro alguno de aquello que aconteció.

Refieren un actual no solo aludiendo al presente, sino como una imposibilidad de hacer

desaparecer algo, algo de lo que no se pueden separar o producir cierta ausencia. Lo mental

aparece como separado, disociado del funcionamiento psíquico, lo que da lugar a un actuar

meramente operativo, sobre adaptado en términos de Liberman (1976 en: "Del cuerpo al

símbolo".) La sobre adaptación, la cordura y su operatividad parecen ser imprescindibles para

evitar la ruptura del equilibrio psíquico, especialmente el narcisista, entonces ¿es la enfermedad

psicosomática un desequilibrio? Me parece precisamente que ésta es una respuesta ante la angustia

de tal perdida, por lo que es a través del propio cuerpo que se llega a una reestabilización de

aquello que se puso en juego. Es decir, la problemática psicosomática es el momento oportuno

para entrar en ese psiquismo poco integrado a la función mental, más allá del cuerpo.

Este fenómeno es el resultado de una imposibilidad de catectización del self y de un retiro de la

catexis del mundo exterior; por su adhesión a la realidad exterior se ven imposibilitados a acceder

a una interior, quedando así la relación psique-soma, mediatizada por ese exterior. Ya veremos con

Sami Alí que implicancias tiene ese exterior y con Winnicott cuales son las consecuencias de ese

guión respecto de la problemática del psicosomático.

Delimitación del Problema:

El problema principal que se presenta en la clínica es aquél que puede analizarse desde dos

perspectivas: el cuerpo desde la histeria como fenómeno conversivo, y aquél que responde como

he dicho ya a un problema más primario, de otro orden; ese que se encuentra lejano del síntoma

como representante representativo, tal y como se expone en la introducción. Es pues de allí que me

propongo responder a este tipo de investigación.

Contemplado esto, me parece importante hacer aquí un breve comentario que me permitirá poner

cierto énfasis en lo que será, más adelante mi objetivo general. Me refiero a tres tipos diferentes de

intenciones que marcarán rumbos y lecturas singulares para un mismo interés:

a) La intención de la obra.

b) La intención del autor.

c) La intención del lector.

Es pues en la intención de la obra en la que me basaré para hacer cumplir dicho objetivo. Puesto

que si algo ha de ser puesto allí donde Freud escribe, independientemente de que este autor o el

lector se anoticie de ello, es responsabilidad de la obra en sí hacerse cargo de las implicancias y

acepciones que ella misma contiene. Me parece entonces, que independientemente de que Freud

hable o no de la problemática psicosomática, en su obra existe mucho material para ser abordado

desde esta perspectiva, para hacer ver que la intención de la obra supera a los otros dos tipos de

intenciones, en los cuales podríamos ubicar tanto la postura de Winnicott, como la de Sami Alí,

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dando así solo una respuesta de lo que la obra en sí expresa. Un argumento bastante conocido

para la distinción arriba expresada es la obra discursiva del paciente, en donde ésta dice más de lo

que allí expone el mismo que la genera (el autor). Esta obra y este autor dicen y saben más de lo

que se expresa. “Un saber que no se sabe que se sabe.” El lector (analista) es entonces quien

deberá dar cuenta de las diferentes acepciones de dicha intención, o a lo que a ésta refiere, es decir

al deseo y de lo que encubre postulándose desde la intención. La intención es una y el deseo es

otro, lo cual no impide que uno pueda ser leído por el otro y viceversa.

Son ejemplos como los siguientes los que me permiten pensar lo dicho previamente. Obvio no sin

antes haberme adentrado en este particular caso de psicopatología desde autores posteriores al

mismo Freud. Éste escribe:

“En la etiología de una afección nerviosa cabe distinguir: 1) la condición necesaria, sin la cual el

estado no sobrevendría, y 2) los factores ocasionadores. Uno puede representarse del siguiente

modo el nexo entre aquella y estos: Si la condición necesaria tiene injerencia suficiente, la afección

se instala como necesaria consecuencia; si no tiene injerencia suficiente, el resultado de su influjo

es primero una predisposición a esa afección, que deja de permanecer latente tan pronto como

viene a sumarse una medida suficiente de uno de los factores de segundo orden.”1

“La neurosis de angustia aparece en dos formas: estado permanente y ataque de angustia. Ambas

se combinan fácilmente, no hay ataque de angustia sin síntomas permanentes. El ataque de

angustia es más propio de las formas conectadas con una histeria, vale decir, es más frecuente

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