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La Felicidad, el “dios prótesis” y la miseria psicológica de las masas, en el malestar de la cultura


Enviado por   •  18 de Octubre de 2017  •  Reseñas  •  1.475 Palabras (6 Páginas)  •  259 Visitas

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La Felicidad, el “dios prótesis” y la miseria psicológica de las masas, en el malestar de la cultura

    

Si por algo se caracteriza el psicoanálisis es por siempre ir más allá de lo que muestra superficialmente del ser humano. La existencia de un inconsciente, un yo y un ideal del yo, se presentan como herramientas de análisis relevantes al momento de observar la felicidad  y la cultura, dos aspectos primordiales en la vida social. Igualmente, el fenómeno de la formación de las masas, y su desarrollo en sí y para sí, son aspectos que merecen un profundo análisis, ya que dentro de estas, el sujeto presenta cambios importantes en su comportamiento. Esto, termina afectando a la cultura y a la realización de la felicidad del individuo.

En cuanto a la felicidad,  Freud afirma que los seres humanos “quieren alcanzar la dicha, conseguir la felicidad y mantenerla. Esta aspiración tiene dos costados, una meta positiva y una negativa: por una parte, quieren la ausencia de dolor y de displacer; por la otra, vivenciar intensos sentimientos de placer” (Freud, 1930). Así, nos presenta una dicotomía que no necesariamente seria excluyente, sino complementaria, pero que, generalmente, presenta una tendencia hacia alguna de las dos. Pero el autor nos lleva más allá, y sostiene que  “Lo que en sentido estricto se llama «felicidad» corresponde a la satisfacción más bien repentina de necesidades retenidas, con alto grado de estasis, y por su propia naturaleza sólo es posible como un fenómeno episódico” (Freud, 1930).   Es decir, la satisfacción de pulsiones que son reprimidas, y que son satisfechas en un momento exacto, cuando no son reprimidas contantemente y simplemente se desarrollan con cierta periodicidad, pierden la característica de momentaneidad y no se realiza la felicidad, es necesario el contraste, no el estado.

Además, se empiezan a plantear formas de ser feliz o alcanzar la felicidad. Una es por medio de la soledad. Aquí lo que pretende el individuo es alejarse de la sociedad para evitar cualquier tipo de daño que pueda venir del exterior, he intentar satisfacciones desde su interior. La otra es trabajar en conjunto con los otros individuos de la sociedad, intentando someter a la naturaleza para evitar el daño y conseguir beneficios.  Por otra parte, plantea la intoxicación como otro método para huir y conseguir un poco de dicha, un poco de felicidad. La intoxicación es el uso de sustancias que distorsionen el funcionamiento normal de la mente y traiga placer.

Posteriormente, contempla que la realidad se presenta como lo que nos hiere, y para evitar ese sufrimiento y buscar el  placer, los individuos pueden crear realidades diferentes, u otorgarle otro sentido a la realidad con la que conviven. Un ejemplo colectivo de este tipo de forma de escapar de la realidad para evitar el dolor y de feliz, son la religiones, que de cierta manera, se presentan como un delirio de la realidad, de un padre que los protege del sufrimiento, y que a la vez comprende y recompensa. Finalmente, plantea otras formas para alcanzar la felicidad como: aferrarse al amor, a objetos materiales, a placeres internos o a una vida de fantasía

En cuanto a las formas de alcanzar la felicidad, concluye que:

“El programa que nos impone el principio de placer, el de ser felices, es irrealizable; empero, no es lícito —más bien: no es posible— resignar los empeños por acercarse de algún modo a su cumplimiento. Para esto pueden emprenderse muy diversos caminos, anteponer el contenido positivo de la meta, la ganancia de placer, o su contenido negativo, la evitación de displacer. Por ninguno de ellos podemos alcanzar todo lo que anhelamos” (Freud, 1930).

Es decir, para Freud, es muy poco probable el alcanzar la felicidad por solo una forma, y realiza una analogía con un comerciante, quien no invierte su capital en un solo negocio, sino que invierte en muchos para obtener ganancias diversas, así tenga a veces pérdidas.

Ahora, en cuanto a la relación de la cultura con la felicidad encontramos una paradoja. Veamos, la cultura, según el autor, son normas y operaciones que se encargan de regular las relaciones entre familia, Estado, sociedad y naturaleza. Para esto recurre a prácticas que pretenden otorgar garantías y  seguridad, en la vida social. Pero, encontramos que esa cultura que intenta protegernos termina siendo, en muchas ocasiones, fuente de nuestro sufrimiento. La cultura impone unos ideales, unas exigencias, un deber ser al ser humano que, generalmente, no va en sintonía con su naturaleza agresiva, individualista y guiada por el sexo.

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