ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

La Historia Personal, Escolar Y La Grupalidad


Enviado por   •  13 de Noviembre de 2014  •  3.338 Palabras (14 Páginas)  •  346 Visitas

Página 1 de 14

Tema 2. La historia personal, escolar y la grupalidad

El “orden”, lo más trivial la institución es, en términos humanos, un desorden, y como tal hay que oponerle resistencia. Es un signo evidente de salud psíquica el que la juventud haya tomado conciencia de ello.

La asistencia de los niños a la escuela es una experiencia tan común en nuestra sociedad que los que nos quedamos mirando cómo se van, raras veces nos detenemos a pensar que será de ellos cuando lleguen a sus clases.

A los padres les interesa saber cómo van sus hijos en la escuela es por eso que cuando llegan a casa les preguntan ¿Qué ha pasado? ó en términos generales ¿Qué tal le ha ido?. Pero tanto sus preguntas como las respuestas del niño se centran típicamente en los aspectos más importantes de la experiencia escolar los -aspectos extraordinarios- más que en los acontecimientos cotidianos y aparentemente monótonos que llenan a la jornada escolar del niño.

Los profesores, como los padres, raras veces se detienen a considerar la importancia de miles de episodios insignificantes que, unidos, constituyen a la rutina e la clase. El niño es, asimismo, poco selectivo, aunque alguien se tomase la molestia de preguntarle por todos los detalles de su jornada escolar, probablemente sería incapaz de enumerarle todas las cosas que ha hecho a lo largo del da. También para el niño ha quedado reducido a un pequeño número de acontecimientos significativos o de actividad recurrentes.

Este interés por los acontecimientos más destacados de la vida escolar es comprensible desde el punto de vista de la vida escolar, es comprensible desde el punto de vista de la atención humana. Cuando queremos recordar o enumerar otros tipos de actividad cotidiana actúan en nosotros un proceso semejante de selección. Cuando se nos pregunta qué tal nos ha ido en la oficina o qué tal el viaje a la ciudad, son muy pocas las veces que nos tomamos la molestia de describir con detalle el viaje en autobús o nuestro trabajo rutinario. Lo más probable es que respondamos que no ha sucedido nada.

Estos acontecimientos que casi siempre silenciamos pueden tener tanta importancia como los que suelen llamar la atención de nuestro interlocutor.

Los antropólogos comprenden este hecho mejor que muchos otros sociólogos y sus estudios de campo, nos han enseñado a valorar la importancia cultural de los elementos rutinarios de la existencia humana.

La escuela es un lugar en que se aprueba o se suspende, en que suceden cosas divertidas, se aprenden cosas nuevas y se adquieren nuevas capacidades. Pero es también un sitio donde los alumnos se alientan, escuchan , esperan, levantan la mano, se pasan papeles de mano en mano, están en filas y afilan sus lápices. En la escuela encontramos amigos y enemigos, desatamos nuestra imaginación, se vuelven nuestras dudas. Pero también en la escuela bostezamos, pintamos sobre la tapa de los pupitres, hacemos colectas y pasamos al último banco.

Para apreciar la importancia de los acontecimientos triviales de la clase hay que tener en cuenta la frecuencia con que ocurren, la uniformidad del entorno escolar, y la obligatoriedad de la asistencia diaria. En otras palabras, tenemos que reconocer que los niños pasan mucho tiempo en la escuela.

La cantidad de tiempo que los niños pasan en la escuela puede determinarse con bastante precisión, aunque la importancia psicológica de estas cifras sea más difícil de captar. En muchos estados el año escolar legal comprende 180 días.

Por otro lado, fuera de dormir, y quizá jugar, no hay otra actividad que ocupe tanto tiempo del niño como la asistencia a la escuela. Si quitamos el dormitorio (donde sus ojos permanecen cerrados la mayor parte del tiempo) en ninguna otra habitación pasa tanto tiempo como en la clase. A partir de los seis años su cara es más familiar para el profesor que para sus padres y, quizá, incluso para la madre.

Los profesores de la escuela elemental pierden, a veces, demasiado tiempo discutiendo sobre la decoración más adecuada para la clase, intentando hacerla más acogedora. Pero estas modificaciones no son más que adaptaciones superficiales, que recuerdan los esfuerzos de la diligente ama de casa que cambia la decoración y los muebles del cuarto de esta para hacerlos más “interesantes”.

Todo ese entorno de cosas y olores se convierten, en algo tan familiar para profesores y alumnos que quedan relegados a la periferia de la conciencia. Sólo cuando nos encontramos la clase en circunstancias por usuales nos parece, un lugar extraño, lleno de objetos que atraen nuestra atención. Esta experiencia que, evidentemente, tiene lugar en contextos diferentes de la clase, sólo puede darse en escenarios con los que el observador se siente muy familiarizado. La clase no es sólo un entorno físico relativamente estable, sino que además, ofrece un contexto social bastante constante.

De vez en cuando se produce algún cambio: durante el año algunos alumnos se van y vienen otros nuevos; algunas veces los niños son recibidos por un profesor desconocido. Pero, generalmente, estas anécdotas son pocos frecuentes y originan un revuelo de curiosidad entre los pequeños.

Un último aspecto de la uniformidad que experimentan los alumnos en la escuela primaria nos lo da el carácter ritualista y cíclico de las actividades que se realizan en la clase. El horario cotidianos, por ejemplo, se divide en periodos limitados de tiempo durante los cuales se estudian temas de terminados, o se realizan determinadas actividades. A pesar de la diversidad del contenido de las asignaturas, las formas de actividad en clases no son numerosas. Bastan las etiquetas: “trabajo en grupo”,” explicación del profesor” “periodos de preguntas y respuestas” , para clasificar la mayor parte de los acontecimientos que se suceden mientras dura la clase.

Cada una de estas actividades principales se realiza de acuerdo con normas muy claras que los alumnos deben comprender y obedecer, por ejemplo, no hablar en voz alta mientras se hacen los ejercicios, no interrumpir al que está hablando, no mirar lo que otros escriben durante un examen, levantar la mano para hacer una pregunta.

En muchas, clases se cuelgan un cuadro con las actividades de la semana, de tal forma que basta una mirada para saber qué pasará después. En otras palabras, el mundo escolar tiene unas características únicas. La escuela, como la iglesia y el hogar, es lugar especial. Por mucho que se busque, no se encontrará otro que se le asemeje totalmente.

En este aspecto los alumnos tienen un común con los miembros de otras dos instituciones sociales que implican una asistencia involuntaria: las prisiones y los hospitales psiquiátricos.

Ciertamente

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (20.1 Kb)  
Leer 13 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com