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La Psicologia

anahiyol23 de Noviembre de 2013

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. Los orígenes: la Psicología filosófica

La Psicología es la ciencia que estudia el comportamiento humano. Aunque esta definición suele aceptarse de manera generalizada, lo que se ha entendido como “Psicología” a lo largo de la historia de la filosofía y de la ciencia ha ido variando considerablemente. El origen etimológico de la palabra “psicología” está en la voz griega psique, que significa “alma”, y logos que significa conocimiento racional.

El origen de la Psicología se remonta a los comienzos del pensamiento racional en el mundo griego, allá por los siglos VI y V antes de Cristo. La Psicología era aquella parte de la filosofía que indagaba sobre la naturaleza del alma, su composición y sus funciones. La voz griega psique posiblemente haya tenido un origen onomatopéyico, relacionado con el sonido que el alma produciría al escaparse por la boca del moribundo, como si se tratase de un fluido o un gas que al abandonar el cuerpo produce su muerte. De hecho aún le damos al término “expirar” los dos significados: despedir aire por la boca, y también el acto de morir.

Para Platón, filósofo griego del S. V a. C., en el alma residía la auténtica naturaleza humana. Se trataba de una sustancia espiritual y eterna que en el momento del nacimiento de un individuo había caído prisionera en un cuerpo material, y que finalmente se liberaría de esta prisión en el momento de la muerte. Por considerar al ser humano como un compuesto de dos sustancias radicalmente diferentes y opuestas se dice que su psicología es dualista.

Platón también afirmaba que el alma, al caer prisionera en el cuerpo se había dividido en tres: racional, irascible y concupiscible. La primera es la de mayor jerarquía y nobleza y en ella residen las funciones intelectuales; su ubicación en el cuerpo es la cabeza. La segunda es el asiento de los impulsos, la voluntad y el coraje; está situada en el pecho. La tercera es donde residen los apetitos relacionados con las necesidades materiales, y se sitúa en el bajo vientre.

Para los griegos en general, el alma era el principio de la vida, es decir, la causa de que una sustancia material pudiera moverse por sí misma. Aristóteles, discípulo de Platón, afirmaba que el alma era la forma del cuerpo, es decir, aquello que le daba la vida y determinaba su esencia. Como principio de vida, para Aristóteles todos los seres vivos tienen diferentes tipos de alma: vegetativa los vegetales, sensitiva los animales y racional los seres humanos. El alma humana reúne las tres funciones, y realiza plenamente su potencialidad como alma humana en la medida que consigue el predominio de la racionalidad sobre las otras partes.

2. El nacimiento de las ciencias experimentales

Como podemos ver la Psicología es muy antigua, al menos como disciplina que reflexiona de manera racional sobre las incógnitas que pudo presentar la naturaleza humana. En este sentido se puede decir que tuvo su origen en la Filosofía y que es prácticamente tan antigua como ésta. Sin embargo la Psicología entendida como una ciencia que responda en alguna medida al modelo científico experimental moderno ha de ser considerada como una disciplina sumamente joven: no alcanza a tener dos siglos de antigüedad.

Más de veintitrés siglos después del nacimiento de la Filosofía una serie de pensadores e investigadores, tales como Copérnico, Galileo o Kepler, con sus descubrimientos y la aplicación de nuevos métodos de investigación dieron un vuelco radical a la manera de concebir el mundo y de explicar los fenómenos físicos. Fue la llamada Revolución Científica (S. XVII), durante la cual se produjo el nacimiento de las ciencias modernas, representadas especialmente por aquellas disciplinas, tales como la Astronomía y la Física, que comenzaron a aplicar un método propio, alejado de las especulaciones filosóficas y basadas en la experimentación y el cálculo matemático.

Tendrá que pasar mucho tiempo más hasta que las llamadas Ciencias Humanas se separen de la Filosofía e intenten desarrollar un método de investigación propio. De hecho, tal como veremos un poco más adelante, se suele establecer el nacimiento de la Psicología como ciencia experimental en el año 1879 cuando Wundt, científico alemán, fundó en Leipzig el primer laboratorio de psicología experimental.

Volviendo al siglo XVII, el filósofo francés René Descartes, considerado el padre de la filosofía moderna, deduce de manera racional la existencia del sujeto humano a partir de concebirlo como “sujeto pensante”. Los humanos no podemos dudar de nuestra propia existencia porque resulta evidente que estamos pensando (la duda también es un pensamiento), y si pensamos quiere decir que existimos (“cógito ergo sum”: pienso, luego existo). Descartes tuvo una concepción dualista de la naturaleza humana, de alguna forma heredera del dualismo platónico: los individuos humanos están compuestos por dos sustancias, una extensa, el cuerpo, determinada por las leyes causales del mundo físico, y otra sustancia pensante o espiritual que es la que conduce nuestras acciones y a la que podemos identificar como alma.

En Descartes se da una curiosa ambivalencia. El cuerpo, parte del individuo humano donde se realizan todos los comportamientos involuntarios (reflejos, conductas instintivas, procesos fisiológicos), puede ser estudiado y explicado de acuerdo a las exigencias de la ciencia moderna (observación, experimentación, determinación de regularidades o de leyes). En cambio, el alma, reducto íntimo de nuestra conciencia y de nuestras decisiones, no puede ser considerada objeto de conocimiento científico, aunque sí de reflexión filosófica. Aunque estemos en pleno auge de las nuevas ciencias experimentales, el alma continúa siendo para Descartes una entidad metafísica (una realidad sustancial que está más allá de los fenómenos que pueden ser captados empíricamente).

Quienes pondrán las bases para una concepción no metafísica de la psicología, y acortarán el camino hacia su reconocimiento como ciencia serán los filósofos empiristas ingleses, Locke (1632 – 1704) y Hume (1711 – 1776). Para estos pensadores el único conocimiento válido es aquel que procede de la experiencia sensible, y por tanto no es posible afirmar la existencia de una sustancia espiritual o alma, agente de nuestra actividad mental. Es a partir del empirismo que comienza a darse un cambio fundamental en la concepción que hasta entonces se tenía del objeto de estudio de la Psicología. La idea de “alma” queda relegada al campo de la especulación metafísica o religiosa, y comienza a ser sustituida por las ideas de “mente”, y más tarde de “psiquismo”.

3. La psicología como ciencia

No es de extrañar que el nacimiento de la psicología científica se haya producido en el campo de la fisiología, es decir, priorizando el estudio de las respuestas del cuerpo humano ante determinados estímulos físicos. Fenómenos que pueden ser observados y medidos. La infancia de la psicología como ciencia, un tanto arbitrariamente, se podría señalar entre la fundación del primer laboratorio de psicología por parte de Wundt en 1879 hasta principios del siglo XX, cuando comenzarán a desarrollarse tres corrientes que podrían representar la etapa juvenil de nuestra ciencia: el “Conductismo” (Behaviorismo), la “Teoría de la forma” (Gestalttheorie) y el “Psicoanálisis”. Las profundas transformaciones sociales y culturales que se producen en Europa después de las dos guerras mundiales serán el contexto histórico para el desarrollo de las corrientes psicológicas vigentes en la actualidad, las cuales ofrecen en parte perspectivas nuevas y en parte reformulaciones de las ya propuestas por las escuelas anteriores.

3.1 La Psicología experimental

En 1843, el filósofo inglés Stuart Mill, en su Sistema de Ló­gica, propone la independencia de la Psicología. La nueva ciencia debe abandonar el terreno de los principios a priori y entrar de lleno en el campo de la observación y la expe­rimentación. El médico alemán W. Wundt (1832 – 1920), continuando esta idea, fundó en 1879 el primer labora­torio psicológico.

La importancia de la obra de Wundt reside fundamental­mente en dos hechos: por un lado puede considerarse corno una síntesis de los avances de la incipiente psicología de la época; y por otro, su introspeccionismo y su elementalis­mo serán las bases sobre las que se edificarán, en reacción crítica, las diferentes escuelas posteriores.

3.2 El Conductismo

Influyeron decisivamente en el nacimiento de la psicología de la conducta los descubrimientos realizados por el ruso Pavlov (1849-1939) sobre los reflejos condicionados. Este investigador, experimentando sobre todo con perros, descu­brió que la salivación que producía en ellos la vista de la car­ne podía ser producida también por una señal que hubiese aparecido, durante un cierto tiempo, simultáneamente con el alimento. Al cabo de un tiempo de aprendizaje, el perro respondía de la misma forma a un sonido o a una luz deter­minada que al estímulo primitivo. Aparecía por lo tanto en el animal un reflejo condicionado.

Tomando como punto de partida tales experimentos, J. B. Watson (1878-1958) publicó en 1913 un manifiesto psicológico en el que declaraba que la psicología debía atener­se al estudio de las reacciones objetivamente observables que un organismo ejecuta en respuesta a los estímulos, igual-mente observables, del medio.

La gran innovación del beha­viorismo o conductismo, en reacción con la psicología

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