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La Silla Vacía.


Enviado por   •  21 de Agosto de 2016  •  Apuntes  •  923 Palabras (4 Páginas)  •  255 Visitas

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La Silla Vacía

La silla vacía llega desde el psicodrama, como muchas de las técnicas analógicas.  Para esta técnica se utiliza una silla en la cual “se sienta” de manera imaginaria una persona, un sentimiento, una parte de sí mismo. La silla vacía permite externalizar lo que la persona está viviendo en sí misma o en la relación con alguien más. En la práctica, se utilizan algunas variantes de esta técnica, tomando en cuenta que no son todas las posibilidades ni constituyen tampoco la única forma de usarlas, ya que depende mucho de la creatividad de la persona que realiza la intervención.

  • En la relación con alguien más: se entiende por esto, la modalidad de usar la silla vacía para invitar (de manera metafórica) a una persona para poder hablar con ella. La persona invitada puede ser una madre, un padre, una hermana o hermano, un esposo/a, y al traerlo a un espacio seguro, el consultante habla con dicho “invitado” sobre aquello que no se pudo decir en su momento, ya sea por temor a las reacciones de la persona en cuestión o por angustia y temor de entrar en conflicto, o también por algo tan real como la muerte. La “presencia” representada a través de la silla, permite un “encuentro” con la persona ausente y abre la posibilidad de hablar aquellos temas cargados emocionalmente. Cuando se hace esto, cambia el circuito de interacciones en el espacio de intervención, puesto que el o la pacientes no se dirigen al terapeuta, sino que realiza una interacción “directa” con la persona ausente. Es una manera, con la cual, el ausente, aun permaneciendo como tal, se encuentra presente en el espacio de consulta y el paciente entra en contacto directamente con él. Esto permite una reestructuración de la relación con dicha persona, lo cual se manifiesta en un cambio en la forma de pensar sobre la persona misma o sobre la relación que se tenía con ella. A continuación, se describen otras posibles utilizaciones de la silla vacía.
  • Con un sentimiento: también se puede usar la silla vacía para “sentar” a algún sentimiento o una parte de sí mismo. Usando la silla vacía, es posible hablar con una parte de sí mismo. Esto permite una redefinición personal de ciertos aspectos que pueden estar deteniendo el crecimiento o incluso, a veces, confundiendo a la persona y que no permiten que avance. Al poner en una silla estas partes y entablar un diálogo, se puede entrar en contacto con ellas y reconocer su existencia como parte constitutiva del ser, ya que muchas veces han sido pequeñas, porque fue una estrategia de sobrevivencia, adecuada en un tiempo determinado, pero que ya no es válida en el contexto actual. El hecho de ser más conscientes de estas partes contribuye a disminuirla proyección de ellas sobre otras personas y a establecer un mejor contacto con el ser auténtico; lo cual ayuda a que la persona se reconozca en su complejidad y viva plenamente, con una sensación de integralidad
  • Un conflicto psíquico: finalmente, otra utilización de la silla vacía es para escenificar este tipo de conflictos. Algunas personas pueden vivir una situación en la cual se sienten “divididos” entre dos partes, que en un inicio, resultan incompatibles. Estas dos partes son internas y constitutivas de la persona y el hecho de ponerlas frente a frente, permite realizar una síntesis entre las dos.

La aplicación de la técnica de la silla vacía pasa por los tres momentos generales ya especificados anteriormente; sin embargo, existen algunas particularidades:

  • Generalmente, se ubica la silla al frente de la persona con la cual se está trabajando, pidiéndole que señale la distancia más adecuada; algunas personas prefieren que la silla esté muy cerca; mientras que otras, prefieren que esté más lejos.
  • Se realiza una pequeña introducción, solicitando que visualice la persona o la parte de sí misma que va a poner en la otra silla y que la describa. Esta parte es importante, para que así la persona pueda introducirse en el ejercicio y sirve como elemento de ayuda a que la persona “entre” en la experiencia.
  • Luego, se pide que empiece hablando con la otra parte o persona que está “sentada” en la silla; mientras el terapeuta se sienta a un lado y un poco atrás de la persona (esto con la finalidad de acompañar el proceso de tal manera de poder estar suficientemente cerca para apoyar a la persona que realiza el ejercicio y a la vez, estar suficientemente lejos para no perturbar su experiencia). Algunas veces hay que insistir en la utilización de un lenguaje directo, ya que la persona puede hablar indirectamente; es decir, que la persona diga: “usted era /es” en lugar de “él era/es”.
  • Luego, se puede realizar un intercambio de sillas, para que la persona hable alternativamente desde cada una de ellas. Sin embargo, este intercambio puede obviarse y mantener a la persona en una sola silla, particularmente en el trabajo de duelo.

Cuando se ha terminado el trabajo de la silla vacía, se comenta lo que sucedió durante su ejecución. Este comentario, no es solo del consultante que vivió la experiencia, también el terapeuta puede resaltar lo que más le sorprendió o intrigó del trabajo realizado y esto constituye retroalimentación valiosa para el consultante. Generalmente, este trabajo, se realiza en una sola consulta y requiere aproximadamente unos 30 minutos. No es recomendable proponerlo al final de la consulta, debido a que no habrá el tiempo necesario para realizarlo. También, se puede comenzar directamente con esta actividad, si se lo ha planificado así.

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