La aspiración de la felicidad y la experiencia del sufrimiento “El malestar en la cultura”- Sigmund Freud

UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR[pic 1][pic 2]

Facultad de Comunicación social

Psicología de la comunicación.

Nombre: Cinthya Alvarado, Alisson Curay, Erick Mendoza.

Curso: 5to “B” 

Fecha: 19 de mayo de 2017.

La aspiración de la felicidad y la experiencia del sufrimiento

“El malestar en la cultura”- Sigmund Freud.

Capitulo II

“la vida nos resulta demasiado pesada, nos depara excesivos sufrimientos, decepciones, empresas imposibles.” – Sigmund Freud.

Los fines y los propósitos de la vida se encuentran expresadas en su conducta, Freud manifiesta que lo que los hombres esperan de la vida se centra en la búsqueda de la felicidad, llegar a ser felices y no dejar de serlo. Sin embargo, esta idea sería una vana utopía. ¿puede realmente el ser humano ser feliz infinitamente?, ¿Quién define a la felicidad? La idea de la felicidad es tan compleja y existe de mil formas en cada persona que así sea por un momento se agradece enormemente sentirla, a pesar de que después desaparezca.

Nos quedamos con un vacío inmenso con la esperanza de que algún día vuelva a ser parte de nuestras vidas. Freud cuestiona esta existente necesidad de darle un objeto a la vida humana y la condena como una vanidad antropocéntrica. De esta forma parece ser que la única razón por la que existe este objeto de la vida se da en función de un sistema religioso.

 “La aspiración de la felicidad tiene dos fases: un fin positivo y otro negativo; por un lado, evitar el dolor y el displacer; por el otro, experimentar intensas sensaciones placenteras.” (Freud, 1930).  Lo que en el sentido más estricto se llama felicidad, surge de la satisfacción, casi siempre instantánea, de necesidades acumuladas que han alcanzado elevada tensión, y como manifiesta Freud de acuerdo con esta índole sólo puede darse como fenómeno episódico que pueden estar representadas desde la satisfacción de comer nuestra comida favorita, los viajes por medio de la música, la tranquilidad que a algunos les ofrece ir a la iglesia o el hallazgo de la persona amada son formas de felicidad y armas de doble filo pues tienen la potestad de dejarnos en el mejor estado y al mismo tiempo dejarnos desamparados.

Las tentativas a alcanzar la felicidad contienen caminos distintos, varios caminos que algunas veces nos dejarán más cerca del sufrimiento sin haberlo planeado. “El sufrimiento nos amenaza por tres lados: desde el propio cuerpo que, condenado a la decadencia y a la aniquilación, ni siquiera puede prescindir de los signos de alarma que representan el dolor y la angustia; del mundo exterior, capaz de encarnizarse en nosotros con fuerzas destructoras omnipotentes e implacables; por fin, de las relaciones con otros seres humanos.” (Freud, 1930) Planteado de esta forma, si ponemos en una balanza existen más posibilidades de sufrimiento que de felicidad. Lo vulnerables que se han vuelto los hombres a raíz de la cultura, es la que nos ha sometido al miedo, al estado de alerta a dejarnos afectar por otros, a dudar, a aislarnos. El sufrimiento a partir de nuestras relaciones con los otros, Freud las denomina como la más dolorosa y es que confiamos plenamente en nuestras interacciones, confiamos ciegamente esperando reciprocidad, pero cuando no se encuentra tal convergencia por la otra parte es que terminamos rotos y decepcionados no solo con los otros sino con nosotros mismos por haber dejado afectarnos de esa forma.

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