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La intervención psicológica con víctimas de violencia por motivos de género


Enviado por   •  26 de Septiembre de 2022  •  Trabajos  •  1.425 Palabras (6 Páginas)  •  71 Visitas

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Algunas características de la Intervención Psicológica con Víctimas de Violencia por Motivos de Género

La experiencia de un suceso de violencia es un acontecimiento devastador, de modo que,  casi siempre, precipita una crisis y provoca la necesidad de ayuda.

Las raíces semánticas de la palabra crisis revelan conceptos ricos en significados psicológicos. Las derivaciones de la palabra griega indican que la crisis es a la vez decisión, discernimiento, así como también como un punto decisivo durante el que habrá un cambio para poder mejorar o empeorar.

Una crisis, es un estado temporal de trastorno y desorganización, caracterizado, principalmente, por la incapacidad de la persona para abordar situaciones particulares utilizando métodos acostumbrados para la solución de problemas y por los recursos potenciales que se dispongan para obtener un resultado positivo o negativo, para mejorar o empeorar la situación.

Se muestra como factor fundamental contar con Personal que intervenga, con formación en Perspectiva de Género, ante el primer contacto inmediato, con el objetivo de tomar las medidas concretas hacia el enfrentamiento de la crisis, lo que incluye el manejo de los sentimientos o componentes subjetivos de la situación.

Resulta necesario que la demanda de ayuda sea alojada, ya que ofrece a la víctima la oportunidad de hablar y de ser escuchada. Esta apertura permite acompañar para realizar un juicio razonable del suceso, el cual aumenta la capacidad para el cambio desde una posición activa, amortiguando así los efectos producidos por la desorganización y el caos que generan este tipo de vivencias.  

Las mujeres perciben la situación de violencia como una amenaza a su integridad, una pérdida de su seguridad y un quebrantamiento de sus expectativas en la configuración del vínculo. Experimentan intensas emociones negativas, sentimientos de desamparo, confusión, vergüenza, culpa e ineficacia, caracterizados por el desequilibrio funcional que limita la capacidad de enfrentamiento, de autodominio y  la falta de éxito en las respuestas. En este escenario resulta imprescindible adaptar los servicios al tipo de atención que se necesita en estas circunstancias.

Intervención de la Psicóloga/o con víctimas de violencia por motivos de Género:

La intervención psicológica implica una ayuda inmediata que proporciona apoyo, y vincula a la persona en crisis con otros recursos de ayuda. Este movimiento permite poner orden en el caos, aminorando la agudización del daño y disminuyendo el sufrimiento que produce su situación.

Posteriormente, y realizado el análisis del riesgo al cual se encuentre expuesta la persona, deben tomarse las acciones pertinentes para la disolución de la situación de violencia, y de esta manera asegurar la reducción de los riesgos potenciales de cronificación y agudización de síntomas, aliviar el malestar psíquico, restaurar el equilibrio, devolver la fortaleza, el control y el estado de funcionamiento psicológico normal.

La intervención psicológica es un elemento básico que propicia la reparación a la luz de las emociones que provocan las crisis intensas. Tiene como objetivo auxiliar a una persona para soportar el proceso traumático, de modo que al debilitar los efectos este se aminore y la probabilidad de cambio y crecimiento se incremente.

El proceso de salir de una situación de violencia es complejo, comprende intentos repetidos y que pueden o no hacerse efectivos, por lo que la  intervención psicológica tiene características diferentes.

Para que resulte efectiva la intervención es necesario tener en cuenta las particularidades de la situación emocional predominante. Los sentimientos que predominan en este primer contacto son el desamparo, el miedo, la parálisis de los recursos personales[1]; por lo tanto:

  • Es muy importante establecer un buen recibimiento, que trasmita protección, seguridad, sin interferencias ni interrupciones. 
  • Ser sensible a las emociones, proporcionar empatía, que exprese la comprensión, para recolectar la información pertinente para el diseño de la estrategia de intervención posterior.
  • Transmitir aceptación, de esa manera proporcionará calma y disminución de la angustia.
  • Creerle, no desconfiar de la veracidad del relato, validar su experiencia, mostrar una actitud de confianza, sin presionar y respaldar el acto de la palabra.
  • Escuchar sin juzgar, ni emitir apreciaciones personales; prestar singular atención al relato doloroso de quien busca su ayuda.
  • Respetar su confidencialidad, resguardar la privacidad y mantener la distancia de la situación planteada. 
  • Trasmitir el mensaje de que puede recibir ayuda, mostrar predisposición, disposición. Es importante tener en cuenta no hacer esperar.
  • Facilitar la descarga emocional.
  • Indagar sobre el tipo de violencia[2], dado que la seguridad y protección de su vida son prioridad.
  • Estimular a que narre el evento reciente, el de mayor gravedad y el primero, así como el momento en que se encuentra su relación y la fase del ciclo de la violencia (si en acumulación de tensiones, si en explosión o en luna de miel).
  • Registrar en lo posible el número de episodios, reacciones, vivencias, recaídas, negaciones, justificaciones.
  • Conducir a que realice una reflexión acerca de los riesgos a los que está sometida, y a las consecuencias anteriores y las actuales que han traído aparejadas la situación de violencia en la que se encuentra.
  • Explorar los sucesos desencadenantes.
  • Estimular a hablar sobre su valoración del fenómeno con el fin de determinar el significado que para esa persona tiene convivir en esa situación (si la minimiza, si cree en el cambio, si idealiza su rol de madre y cómo piensa que será su futuro inmediato). Este método de deconstrucción y reconstrucción permite articular las representaciones/palabra con los sentimientos correspondientes (enojo, tristeza, ira, decepción), y desde ese lugar es posible iniciar el proceso de aceptación de la realidad y modificar preconceptos, estereotipos, que obstaculizan la re significación de los hechos de violencia y las posibilidades de cambio.
  • Explorar su red de apoyo familiar, laboral, comunitario y social en general, ya que generalmente las personas víctimas de violencia, tienen disminuida la percepción y recepción de los apoyos.
  • Evaluar y priorizar las necesidades que deben ser atendidas de manera inmediata sobre aquellas que puedan ser dejadas temporalmente para más tarde. 
  • Identificar y validar los crecientes peligros a los que se está enfrentando, para realizar el contacto con personas que puedan eliminar esos peligros, ayudando a la persona a crear un sistema de apoyo, y que de esta manera pueda concentrarse en todo lo demás.
  • No ofrecer falsas expectativas.
  • Motivar la reflexión para comprender que el fracaso no es totalmente su responsabilidad, para que adquiera la capacidad de autonomía.
  • Destacar y motivar reacciones de rechazo de la naturalización de la violencia y resaltar su capacidad de obtener logros.
  • Examinar las estrategias anteriores que ella ha utilizado para enfrentar el suceso, que permitan potenciar sus recursos, sin dejar de respetar sus decisiones.
  • Indagar si estas estrategias están contaminadas por estereotipos culturales y naturalización de la violencia. Este tipo de construcciones reducen su capacidad de reacción y de búsqueda de soluciones alternativas más eficientes.
  • Deconstruir concepciones arraigadas, para comenzar el proceso de recuperación psicológica.
  • Examinar y reflexionar acerca de las excusas y justificaciones que sostienen el vínculo violento.
  • Expresarle que tomar la decisión de no recibir más malos tratos, exige un trabajo de unificación y uso de todas sus fortalezas, concentrarse y tener una actitud de legitimación de sus necesidades. 
  • Sostener de manera enfática el derecho de la persona a vivir una vida sin violencia.
  • La intervención apunta a la estabilización del malestar psicológico y generar el terreno propicio para generar los cambios. 
  • Favorecer la consideración de que la situación de crisis puede acompañarse de un cambio para la oportunidad de confiar en sí y de emprender acciones favorecedoras en el control de su vida.  
  • Motivar y acompañar a la concentración en las tareas de las que tiene que ocuparse.
  • Propiciar que dé un paso a la vez y que comprenda que cada paso hacia delante le permitirá descubrir una vida sin violencia, que eso es posible, como también es posible ejercer sus derechos y garantías y obtener una calidad de vida superior, para ella y para sus hijos.
  • Reforzar la idea de que va a necesitar vencer los obstáculos que implican cambiar su realidad, sin miedos ni sometimientos.
  • Evaluar la necesidad de derivar el caso a otro nivel de atención (en el caso de cuadros psiquiátricos graves, adicciones).
  • Se deben celebrar los comportamientos positivos asumidos y fortalecer la autoestima y la capacidad de emprender acciones de rechazo a la violencia, que le permitan controlar su vida.
  • Potenciar su búsqueda de alternativas para activar los recursos personales y las conductas asertivas.


[1] Modelo de atención psicológica para mujeres víctimas de violencia familiar. Sabina Deza Villanueva. 2016

[2] Art.5°. Ley 26485 de Protección Integral a las Mujeres. 2009

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