La nueva Comunicación interpersonal

La comunicación interpersonal se distingue de otros tipos de comunicaciones por dos aspectos principales, al especificar sus características dentro de un espacio determinado (número de comunicadores, grado de proximidad física, canales sensoriales disponibles, inmediatez de la retroalimentación) y también al tomar en cuenta cómo se relacionan y cómo se ven los comunicadores entre sí, y la forma en que planean sus intercambios comunicativos.

Las relaciones van de un modo gradual de lo impersonal a lo muy interpersonal, siendo estas variaciones resultado de características cualitativas de la relación. Los mensajes iniciales entre extraños son, por necesidad, impersonales; los comunicadores en esta etapa se perciben mutuamente como miembros de grupos sociales y se atribuyen características determinadas, las cuales perciben como afines y comunes a todos los miembros de esos grupos. Algunos cambios motivan a los comunicadores a relacionarse más como individuos, que si asumen un rol o entidad étnica indiferenciada.

En cualquiera que sea la etapa en que se encuentre la relación, la comunicación es una actividad de predicción.  Para realizar estas predicciones podemos valernos de tres tipos de información acerca del otro, la cultural (lengua materna, mitos, normas sociales, ideologías, etc.), la información sociológica (grupos a los que pertenece, grupos de referencia tanto positivos como negativos, etc.). Y a un nivel más profundo (debido al probable error predictivo si la única base son las dos anteriores), existe la información psicológica  (enfocada a las diferencias del individuo con los grupos y no a las similitudes). Al inicio de una relación, esta última es poca o inexistente, y para adquirirla es necesario que las personas se comuniquen durante cierto tiempo.

Ahora bien, no es lo mismo información sobre el otro, que conocimiento sobre el otro, ya que este último también puede dividirse en tres categorías: Conocimiento descriptivo, que es todo aquel relacionado con las características físicas exteriores que lo distinguen de los demás. En segundo lugar está el conocimiento predictivo, mucho más difícil de verificar que el anterior, debido a la imposibilidad de saber qué es lo que realmente piensa la otra persona. La diferenciación de éste con el siguiente tipo de conocimiento, radica en que este trata de visualizar cómo se comportará una persona en una situación determinada, mientras que el último tipo de conocimiento, el explicativo, como su nombre lo indica, busca explicar los motivos por los que se comporta de esa manera. En una relación interpersonal, no bastan los  dos primeros tipos de conocimiento, siempre se busca ir más allá.

En otro aspecto, toda relación termina por tener reglas de comunicación, que son prescripciones compartidas a niveles variables de generalidad, concernientes a la estructura, procedimiento y contenido de las relaciones comunicativas. Aunque en realidad existen pocas reglas perdurables, ya que la mayoría cambia con el tiempo. Muchas de ellas son impuestas por aspectos externos y sirven para definir las expectativas culturales. Sin embargo, los comunicadores pueden llegar a un consenso respecto a ciertas reglas que sólo se apliquen en ese caso, y a medida en que se da este proceso de cambio de las reglas extrínsecas a reglas intrínsecas, la relación se vuelve más interpersonal.

Existen algunos factores muy importantes para la formación de las relaciones, entre los cuales se encuentran:

La proximidad: Ya que a mayor cercanía entre las personas, mayor probabilidad de estas para relacionarse.

Actitudes similares: Las investigaciones indican que la similitud de actitudes influye de manera intensa en la formación de relaciones.

Complementariedad de necesidades: Se refiere a una situación donde determinada necesidad particular de una parte se complementa, o encaja psicológicamente con una necesidad del otro.

Estos tres factores y muchos otros contribuyen al establecimiento y mantenimiento de las relaciones. Pero lo más crucial es comenzar a comunicarse.

Y es que el objetivo principal de un diálogo inicial es la reducción de la incertidumbre. Y esta búsqueda mediante la información biográfica, proporciona la sustancia para las predicciones culturales y sociológica. Y para esto existen varias estrategias.

La primera de ellas es la interrogación, la más utilizada en las interacciones iniciales, sin embargo puede llegar a         resultar incómoda, para esto existe una segunda estrategia, la autodescripción, ya que la persona ofrece información de sí misma, en lugar de interrogar a la otra sobre ella, y la norma de reciprocidad obliga a la otra parte a ofrecer información similar. Mientras la autodescripción hace referencia a características físicas, ocupación, estado civil, etc. La autorrevelación se refiere a la información sobre sí mismo que la persona considera que los demás no podrían conocer a menos que la revele. Por ello, la mayoría de las veces en las etapas iniciales de una relación, solo se comparte información autodescriptiva.

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