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La sexualidad desde el punto de vista del psicoanálisis


Enviado por   •  8 de Abril de 2019  •  Ensayos  •  2.586 Palabras (11 Páginas)  •  251 Visitas

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LA SEXUALIDAD

 1. La sexualidad desde el punto de vista del psicoanálisis

Freud dice textualmente en su artículo Sobre el Psicoanálisis Silvestre: "empleamos la palabra sexualidad en el mismo sentido amplio en que la lengua alemana usa el vocablo lieben (amar)".

Esta palabra alemana se refiere a lo que a uno le gusta, a lo que le da placer, a los afectos, al enamoramiento, a las caricias, a lo cariñoso, etc.

Lo afectivo está estrechamente vinculado con la sexualidad, que trasciende la genitalidad y la corporalidad, se relaciona con el placer y éste en última instancia con las experiencias sexuales de la infancia. Se despega en cierta medida de lo corporal y se desplaza a otras formas de satisfacción más acordes con la cultura.

Sublimación es entonces sustituir la meta abiertamente sexual-corporal de una satisfacción, por otra que no sea directamente sexual y que sea socialmente más aceptable. El Superyó va a promover que la sublimación reemplace a muchas satisfacciones infantiles inmediatas.

Las experiencias de los primeros años de vida marcarán para siempre a cada sujeto, determinarán en buena medida de qué manera buscará su bienestar y qué objetos son los que promoverán su deseo.

2. La sexualidad infantil.

Se inicia en la infancia a través de las primeras experiencias placenteras del niño. Estas experiencias van pasando por varias etapas o fases, según el desarrollo y maduración del cuerpo: fase oral, fase anal, fase fálica y fase genital.

Las vías que en cada sujeto se van conformando para conseguir satisfacción, dependerán fundamentalmente de las experiencias que tenga durante la infancia (serán impuestas desde el exterior).

Por zona erógena vamos a entender aquellas zonas del cuerpo que, por diferentes motivos, son capaces de reaccionar eróticamente (sexualmente) de una manera privilegiada. En la capacidad e intensidad de la reacción no solamente van a intervenir los aspectos fisiológicos sino también las experiencias del sujeto y la calidad del estímulo.

Fase oral.

al ser la boca el órgano más desarrollado y con mayor sensibilidad en el momento del nacimiento, será ahí también donde el niño sienta más placer. Aún después del alimento, seguirá requiriendo una cierta dosis de placer que le da el chupeteo. Después, el niño experimentará una sensación de relajación incluso de sueño.

El niño se relacionará con el mundo a través de la boca, con ella por ejemplo. intentará reconocer los objetos y empezará a darse una idea de ellos, luego jugará también con los sonidos, es decir rebasará el contacto directo con los objetos y se recreará en lo que él mismo emite.

 También su relación con los demás y principalmente con la madre y lo materno. Ésta será una forma de intercambio y de comunicación con los demás, por lo que marcará para ese niño una forma particular de relacionarse con los demás y consigo mismo.

La posibilidad de sentir placer a través de la boca, perdurará toda la vida y estará marcada de acuerdo a las experiencias vividas por el sujeto. Otras manifestaciones de la oralidad en la vida adulta, además de aquellas en donde está abiertamente presente el chupeteo (de los dedos, de objetos, etc.) son el fumar y el beber compulsivamente.

Fase anal.

Para el niño también la excreción y lo que la rodea, podrá ser motivo de placer. El niño como los animales, no rechaza sus excretas, es la educación lo que marca las actitudes relacionadas con la excreción. Servirá para relacionarse con lo materno, ya que al niño se le pedirá en un momento dado que evacue, que aprenda a controlarse, etc. y hará uso de eso que se le pide para obtener algún beneficio o para oponerse a la madre.

Persistirán en mayor o menor grado en la vida adulta, siendo muy evidentes en las relaciones sexuales anales. Las experiencias durante esta fase, influirán en el modo de ser del sujeto, particularmente en lo relacionado con el orden, la limpieza y la oblatividad.

Fase fálica.

Asociada a la maduración neurológica de las zonas genitales, el niño descubrirá, generalmente a través de las manipulaciones que hacen en su cuerpo los que lo asean, que su pene tiene una sensibilidad muy especial y que estimularlo le producirá mucho placer; la niña por su parte hará otro descubrimiento similar en relación a su clítoris. Ambos realizarán actividades masturbatorias frecuentes, que a veces preocuparán a los adultos. Para la niña aún no existe la vagina como zona erógena, ese descubrimiento será posterior.

Este período es el inicio del proceso mediante el cual se establece la lucha entre negar o aceptar nuestros límites (castración simbólica). Cuando un ser humano nace y va tomando conciencia de sí mismo a través de su inserción en el mundo simbólico, cree durante un período de tiempo que él es el centro de universo y que no le hace falta nada, que se merece todas las atenciones y privilegios (narcisismo primario).

Durante la etapa fálica, el infante está la posición de narcisismo primario y su demanda de afecto hacia los otros es ilimitada. El reciente placer descubierto a través de la manipulación de los genitales, le refuerza esta idea. Durante este período el niño se vuelve un investigador de la sexualidad y trata de saber muchas cosas, lo que lo llevará más tarde o más temprano a sospechar que los niños y las niñas son diferentes. De entrada empezarán a reconocer que no todos son iguales, que unos tienen pene y otros no, será el inicio del reconocimiento de la existencia de los dos sexos.

Se asociará en esta etapa fálica, la experiencia corporal placentera, con el hecho de empezar a darse cuenta de que no son el objeto de amor incondicional por parte de quienes los rodean. Cuando el niño pasa de ser un ente puramente biológico a constituirse como ser humano, se incorpora al mundo psíquico y, para que ese ser pueda convertirse en humano (hablante), necesita separarse y romper la simbiosis psíquica con lo materno. A partir de esa separación progresiva que tiene el infante del objeto materno, va sintiendo para el resto de su vida que algo le hace falta. El concepto de falo representa imaginariamente la idea de que algo podría completarnos y desaparecer la falta. Sin embargo, la experiencia nos irá mostrando que no es así.

Para el varón existirá el temor de ser castrado y la niña sentirá envidia del pene. Esto es llevado al terreno de lo imaginario y de lo simbólico, que es donde realmente se sitúa la aventura para constituirse como sujeto a través del reconocimiento, por diferentes caminos de que ninguno de los dos es o tiene el falo (es decir la castración simbólica).

Fase genital.

Se alcanza al final de la adolescencia y es el resultado de las experiencias vividas en cada una de las fases anteriores y del Complejo de Edipo. Implica la búsqueda de otro para la satisfacción sexual. Para la excitación sexual se tendrán que dar ciertas condiciones y cualquier parte del cuerpo se puede transformar en zona erógena privilegiada. Algunas vías de satisfacción serán totalmente reprimidas, otras transformadas y algunas autorizadas. Ya se ha consolidado lo que será básicamente la sexualidad del adulto y existirá un cierto tipo de elección de objeto sexual. Cada sociedad va a trasmitir a sus miembros ciertos aspectos generales los cuales van a estar presentes en la mayoría de sujetos de la comunidad.

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