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Las relaciones intergrupales

jaimesped11 de Mayo de 2014

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Introducción

Las relaciones intergrupales son las que se establecen entre individuos o grupos en su conjunto en función de las pertenencias e identificación con esos grupos. Según Sherif, tienen por lo general una gran visibilidad ya que a menudo son objeto de interés por parte de los medios de comunicación.

Según Turner y Giles la conducta intergrupal puede situarse en el extremo más social del objeto de la psicología social por dos razones:

1.porque es una conducta influida en gran medida por el contexto macrosocial y supone la convergencia de procesos societales (políticos, económicos, históricos y culturales) y psicológicos, y

2.los comportamientos intergrupales ponen de manifiesto la sociabilidad humana en sus formas más extremas: desde el altruismo heroico a la completa deshumanización, mostrando el efecto de los procesos intergrupales sobre el comportamiento individual.

Principales enfoques de las relaciones:de lo individual a lo colectivo

Los enfoques individuales: desarrollos recientes

Es importante la referencia a las orientaciones que hacen hincapié en las diferencias individuales como los trabajos sobre Personalidad Autoritaria del grupo de Adorno. Parten de los postulados de la teoría psicoanalítica freudiana estableciendo un nexo entre antisemitismo, etnocentrismo y prejuicio hacia diversos grupos y un tipo de personalidad. Se supone que el prejuicio está asociado al conflicto intrapsíquico y que la agresión intergrupal es un desplazamiento de las pulsiones agresivas, fruto de las frustraciones sufridas que han sido reprimidas durante largo tiempo.

Versiones más recientes del enfoque de las diferencias individuales son: el autoritarismo de derechas de Altemeyer y la orientación de la dominancia social de Pratto y colbs. El autoritarismo de derechas supone que existen diferencias entre individuos en cuanto a la tendencia a acatar los dictados de la autoridad, siendo los autoritarios los que creen en ella firmemente: acatan de manera total las normas que la autoridad apoya y se oponen a aquellos a los que la autoridad ataca. Las explicaciones acerca de las bases psicológicas de esta estructura de personalidad responden más a la teoría del aprendizaje social que a la teoría psicoanalítica. Esta personalidad se desarrolla en la adolescencia y se basa en el aprendizaje de la obediencia, el convencionalismo y la agresión.

La orientación de la dominancia social se centra en las relaciones jerárquicas entre grupos dentro de la estructura social y en la existencia en la sociedad e ideologías que favorecen o tratan de reducir las desigualdades jerárquicas. Así se supone la existencia diferencias individuales en cuanto a la tendencia a legitimar las desigualdades y divisiones en la sociedad, según se apoye o no la existencia de relaciones jerárquicas en la sociedad. La orientación de dominancia social es una variable de diferencias individuales que refleja hasta qué punto uno desea que su grupo domine o sea superior a otros. Esta orientación se relaciona con asumir ciertos roles o formar parte de instituciones que contribuyen a aumentar o a reducir la desigualdad. Se relaciona con el prejuicio étnico y el sexismo.

Aunque tanto el autoritarismo de derechas como la orientación de dominancia social se relacionan con el prejuicio, la relación es mayor en el segundo caso que en el primero.

Los enfoques intergrupales

Desde esta posición se aborda el estudio de los procesos y las relaciones intergrupales en sí mismos, se rechaza el reducir la explicación de ellos a características de los individuos y se propone una discontinuidad entre los procesos interpersonales, en los que el individuo actúa en tanto que individuo, y los intergrupales.

Ello no supone dejar de lado la articulación con los procesos intraindividuales, pues a través de esa articulación se propone el modo en que el individuo se transforma y comienza a pensar, actuar y a tratar a los otros en virtud de la pertenencia a sus grupos respectivos. Como consecuencia sus comportamientos y percepciones tienden a uniformizarse.

La Teoría del Conflicto Realista

Desde este enfoque el comportamiento intergrupal es resultado de las relaciones funcionales entre grupos. Las relaciones funcionales se ven afectadas por las metas e intereses de los grupos. Se centran en la relaciones de cooperación o competición para el logro de unas metas o recursos, es decir, en la interdependencia cooperativa o competitiva. El conflicto intergrupal se produce por la existencia de metas incompatibles, lo que da pie a la hostilidad y a la discriminación intergrupal.

La investigación de los Sherif se llevó a cabo en campos de vacaciones infantiles. El diseño consistió en la creación de dos grupos que a partir de la interacción iban desarrollando una estructura. En un momento dado se introducía la competición entre ellos por el logro de una meta que sólo un grupo podía conseguir. La interdependencia de los miembros dentro de cada grupo contribuía a la consolidación de la estructura grupal de status, roles y normas. La consecuencia fundamental de la competición fue el desencadenamiento de la hostilidad intergrupal. También influyó en las valoraciones sesgadas de las realizaciones de cada grupo. En uno de los estudios, tras la fase de competición, se pusieron en práctica una serie de estrategias para reducir el conflicto. De estas estrategias sólo resultó eficaz la introducción de metas supraordenadas que no podían lograrse a no ser que ambos grupos cooperasen.

Investigaciones posteriores como la realizada por Blake y Mouton en el ámbito empresarial, prestan apoyo a la teoría. Una revisión reciente indica que a mayor competición por recursos limitados, más intensas serán las conductas que indican el rechazo intergrupal, como el prejuicio, la discriminación y la hostilidad.

En relación con este enfoque se ha desarrollado el Modelo Instrumental del Conflicto de Grupo, aplicable al análisis de las reacciones de las sociedades receptoras hacia los inmigrantes. Toma como base la teoría del conflicto realista y la teoría de dominancia social. Propone que la percepción de que los recursos son escasos, lo que denominan estrés de recursos, y la saliencia de un grupo potencialmente competitivo lleva a la percepción de la competición, lo cual da lugar al intento de eliminarla. Este intento se traduce en denigrar, discriminar o evitar al exogrupo en cuestión. Se pone de relieve la importancia de las creencias de suma cero en relación al uso de los recursos por parte de inmigrantes y autóctonos. Dichas creencias consisten en pensar que los recursos que los inmigrantes obtienen se detraen de los que pueden recibir los miembros de la sociedad receptora. En algunos estudios se mostró que las creencias de suma cero se asociaban a la orientación de dominancia social.

La perspectiva de la Identidad Social

Esta perspectiva incluye dos teorías: la teoría de la identidad social y la teoría de la autocategorización. Ambas ponen énfasis en los procesos de identificación con el grupo, en la transformación de la psicología individual a la colectiva y en la idea de que las relaciones intergrupales surgen de la interacción entre los procesos psicológicos y la realidad social. La Teoría de la identidad social se centra en procesos intergrupales. La Teoría de la autocategorización amplia su ámbito e incluye la explicación de los procesos intragrupales de formación de grupo (cohesión, influencia, polarización) así como los procesos de estereotipia.

La Teoría de la Identidad social

EL PARADIGMA DEL GRUPO MÍNIMO (PGM) Y EL DESARROLLO DE LA TEORÍA. El desarrollo de la Teoría de la identidad social se produce a partir de los resultados de la investigación sobre los efectos de la categorización en la percepción de estímulos físicos y sociales y de los efectos de la categorización en grupos sobre el comportamiento de los individuos.

La primera investigación se sitúa en el marco de los estudios del "New Look” acerca de la sobreestimación perceptiva de la magnitud física de los estímulos dotados de valor. En la investigación de Tajfel y Wilkes se mostró que cuando se juzgan unos estímulos en una dimensión física (p.ej. la longitud de unas líneas) se produce una acentuación de las diferencias entre categorías y una tendencia a aumentar las semejanzas dentro de cada categoría. El paso siguiente fue aplicar esta investigación al dominio de la percepción social. Se comprobó que los efectos de clasificar a los individuos en grupos era percibir un aumento de semejanzas entre los individuos que aparecen como miembros del mismo grupo y de las diferencias entre los que aparecen como pertenecientes a distintos grupos. Esta investigación sirvió de base para la teoría de Tajfel sobre los estereotipos y para analizar los aspectos cognitivos el prejuicio.

La segunda línea de trabajo enlaza con la investigación que busca establecer cuáles son las condiciones mínimas para que se produzca la discriminación intergrupal. Se centra en comprobar si la mera clasificación de las personas en dos categorías (ellos/nosotros) es suficiente para desencadenar la discriminación. Un estudio anterior había mostrado que la mera clasificación en grupos no era suficiente para producir la discriminación entre el grupo propio y el exogrupo. Sólo el hecho de correr la misma suerte (condición de "destino común") era capaz de suscitar la discriminación. La

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