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Liderazgo

shettam6 de Diciembre de 2012

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por Daniel Goleman

¿Qué hace a un líder?

Octubre 2004

Reimpresión r0401h-e

¿Qué hace a un líder?

por Daniel Goleman

El coeficiente intelectual y las destrezas técnicas son importantes, pero la inteligencia emocional es la condición sine qua non del liderazgo.

oda la gente de negocios conoce

la historia de algún ejecutivo

altamente inteligente y preparado

que asumió una posición de liderazgo y fracasó. Y también conoce el caso de alguien con sólidos, aunque no extraordinarios, conocimientos intelectuales

y técnicos que asumió un puesto similar y llegó muy alto.

Anécdotas de este tipo sostienen la creencia generalizada de que identificar a individuos que tienen “lo que hay que tener” para ser líderes es más un arte que una ciencia. Después de todo, los estilos personales de líderes sobresalientes

varían: algunos son moderados y analíticos, otros vociferan sus proclamas

desde la cima de la montaña. Igualmente

importante, cada situación requiere

diferentes tipos de líderes. La

Tmayoría de las fusiones necesita un negociador

sensible al mando, mientras que muchos procesos de cambio requieren

una autoridad más enérgica.

No obstante, he descubierto que los líderes más efectivos se parecen en algo fundamental: todos tienen un alto grado de lo que se conoce como inteligencia

emocional. No es que el coeficiente

intelectual y las destrezas técnicas

sean irrelevantes. Son importantes, pero como “aptitudes de umbral”; es decir, son los requisitos básicos para puestos ejecutivos. Pero mi investigación,

junto con otros estudios recientes,

muestra claramente que la inteligencia

emocional es la condición sine qua non del liderazgo. Sin ella, una persona

puede tener la mejor preparación del mundo, una mente incisiva y analíDaniel

Goleman fue el primero en presentar el término “inteligencia emocional”

a un público amplio en su libro homónimo de 1995. También fue el primero en aplicar este concepto a los negocios en su artículo publicado en HBR en 1998, que reproducimos a continuación. En una investigación realizada entre casi 200 grandes empresas globales, Goleman descubrió que, si bien las cualidades asociadas tradicionalmente al liderazgo (como inteligencia, firmeza, determinación

y visión) son necesarias para el éxito, son insuficientes. Los líderes verdaderamente

efectivos también se distinguen por un alto grado de inteligencia emocional, que incluye la autoconciencia, la autorregulación, la motivación, la empatía y las habilidades sociales.

Estas cualidades pueden sonar “blandas” y poco profesionales, pero Goleman estableció relaciones directas entre inteligencia emocional y resultados empresariales

cuantificables. Aunque la relevancia de la inteligencia emocional para los negocios ha generado debates durante los últimos seis años, el artículo de Goleman sigue siendo una referencia definitiva sobre la materia. Entrega una descripción de cada componente de la inteligencia emocional y ofrece una discusión detallada sobre cómo reconocerla en líderes potenciales, cómo y por qué se relaciona con el desempeño y de qué forma se puede aprender.

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tica, y un infinito surtido de ideas inteligentes,

pero aun así no será un buen líder.

A lo largo del año pasado, mis colegas y yo analizamos cómo funciona la inteligencia

emocional en el trabajo. Examinamos

la relación entre inteligencia emocional y desempeño eficaz, especialmente

en los líderes. Y observamos cómo se manifiesta la inteligencia emocional

en el trabajo. Por ejemplo, ¿cómo se puede saber si alguien tiene una inteligencia

emocional alta? ¿Cómo se puede detectar en uno mismo? En las siguientes

páginas ahondaremos en estas cuestiones, analizando uno por uno cada componente de la inteligencia emocional: autoconciencia, autorregulación,

motivación, empatía y habilidades

sociales.

Evaluando la inteligencia emocional

La mayoría de las grandes empresas ha contratado psicólogos profesionales para desarrollar lo que se conoce como “modelos de competencia”, que les ayuden

a identificar, formar y promover estrellas

potenciales en el firmamento del liderazgo. Los psicólogos también han desarrollado modelos similares para puestos de menor responsabilidad. En los últimos años he analizado los modelos

de competencia de 188 empresas, la mayoría grandes y globales como Lucent Technologies, British Airways y Credit Suisse, por nombrar algunas.

Al realizar el proyecto, mi objetivo era determinar qué capacidades personales

favorecían un desempeño sobresaliente

en esas organizaciones, y hasta qué punto lo favorecían. Agrupé las capacidades

en tres categorías: destrezas puramente técnicas, como contabilidad y planificación de negocios; habilidades

cognitivas, como razonamiento analítico,

y aquellas que reflejan inteligencia

emocional, tales como la capacidad para trabajar con otros y la efectividad para liderar el cambio.

Para crear algunos de los modelos de competencia, los psicólogos pidieron a la alta gerencia de las empresas que identificara

las capacidades que caracterizaban a los líderes más destacados de la organización.

Para otros modelos, utilizaron criterios objetivos, como la rentabilidad de una división, para distinguir a los líderes

estrella de los promedio en los escalafones

más altos de la organización. Posteriormente, a esas personas se las entrevistaba y examinaba con detalle y se comparaban sus capacidades. El proceso

daba como resultado listas con los ingredientes necesarios para tener líderes

altamente efectivos. Las listas contenían

entre siete a 15 elementos, tales como iniciativa y visión estratégica.

Al analizar todos estos datos encontré

resultados sorprendentes. Efectivamente,

el intelecto era un factor clave en el desempeño sobresaliente. Y las habilidades cognitivas, como pensar de manera global y la visión a largo plazo, eran especialmente importantes. Pero cuando calculé la proporción de destrezas

técnicas, coeficiente intelectual e inteligencia emocional como ingredientes

de un desempeño excelente, la inteligencia emocional resultó ser dos veces más importante que el resto para empleos a cualquier nivel.

Es más, mi análisis reveló que la inteligencia

emocional desempeña un papel cada vez más importante en los niveles superiores de la organización, donde las diferencias en destrezas técnicas

son insignificantes. En otras palabras,

cuanto más alto sea el puesto de un profesional estrella, más se podrá atribuir su eficacia a sus capacidades de inteligencia emocional. Cuando en los puestos superiores de liderazgo comparé

a los profesionales estrella con aquellos promedio, casi 90% de la diferencia

en sus perfiles se podía atribuir a factores de inteligencia emocional, más que a habilidades cognitivas.

Otros investigadores han confirmado que la inteligencia emocional no sólo distingue a los líderes sobresalientes, sino que se puede relacionar con el alto desempeño. Los hallazgos del fallecido David McClelland, el prestigioso investigador

en comportamiento humano y organizacional, son un buen ejemplo. En un estudio de 1996 sobre una empresa

global de alimentos y bebidas, McClelland

detectó que cuando los ejecutivos

más altos tenían una masa crítica de capacidades de inteligencia emocional, sus divisiones superaban los objetivos anuales de ingresos en un 20%. Mientras

tanto, los líderes de división que carecían de esa masa crítica no alcanzaban

los objetivos en casi la misma proporción. Los descubrimientos de McClelland se aplicaban, curiosamente, tanto a las divisiones en Estados Unidos como en Asia y en Europa.

En resumen, las cifras nos empiezan a convencer de la relación entre el éxito de una empresa y la inteligencia emocional

de sus líderes. Y, lo que es igualmente

importante, las investigaciones nos están demostrando que, si se lo plantean correctamente, las personas pueden desarrollar su inteligencia emocional

(ver recuadro “¿Se puede aprender

la inteligencia emocional?”).

La autoconciencia

La autoconciencia es el ingrediente primordial

de la inteligencia emocional, algo que cobra sentido si se tiene en cuenta que hace miles de años el oráculo

de Delfos aconsejaba “conócete a ti mismo”. Autoconciencia significa tener una profunda comprensión de las emociones,

fortalezas, debilidades, necesidades

y motivaciones propias. Las personas

que poseen un fuerte grado de autoconciencia no son ni extremadamente

críticas ni confiadas en exceso.

¿Qué hace a un líder?

enero 2004 3

DANIEL BAXTER

4 harvard business review

Más bien, son honestas consigo mismas y con los demás.

Quienes tienen un alto grado de autoconciencia

saben cómo sus sentimientos

los afectan a ellos, a otras personas y a su desempeño en el trabajo. Por lo tanto, alguien que tiene conciencia de sí mismo y que sabe que los plazos de entrega muy ajustados sacan a relucir lo peor de su persona, procura planificar

...

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