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Lo Inconsciente (1915)


Enviado por   •  21 de Octubre de 2014  •  917 Palabras (4 Páginas)  •  308 Visitas

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La oposición ente consciente e inconsciente carece de toda pertinencia respecto de la pulsión. Una pulsión nunca puede pasar a ser objeto de conciencia, solo puede serlo la representación que es su representante.

Si la pulsión no se adhiriera a una representación ni saliera a la luz como un estado afectivo, nada podríamos saber de ella.

Puede ocurrir que una moción de afecto o de sentimiento sea percibida, pero erradamente. Porque la represión de su representante genuino fue compelida a enlazarse con otra representación y así la conciencia la tiene por exteriorización de esta última. Cuando restauramos la concatenación correcta, llamamos inconsciente a la moción afectiva originaria, aunque su afecto nunca lo fue, pues solo su representación debió pagar tributo a la represión. El uso de las expresiones “afecto inconsciente” y “sentimientos inconscientes” remite en genera a los destinos del factor cuantitativo de la moción pulsional, que son consecuencia de la represión. Sabemos que estos destinos pueden ser tres:

1- El afecto persiste (en un todo o en parte) tal como es,

2- Es mudado en un monto de afecto cualitativamente diverso (en particular, en angustia),

3- Es sofocado, es decir, se estorba por completo su desarrollo.

Sabemos también que la sofocación del desarrollo del afecto es la meta genuina de la represión, y que todo su trabajo queda inconcluso cuando no la alcanza. En todos los casos, en que la represión consigue inhibir el desarrollo del afecto, llamamos “inconsciente” a los afectos que volvemos a poner en su sitio tras enderezar lo que el trabajo represivo había torcido.

La represión puede llegar a inhibir la transposición de la moción pulsional en una exteriorización de afecto. Esa comprobación nos muestra que el sistema consciente normalmente gobierna la afectividad así como el acceso a la motilidad, y realza el valor de la represión, por cuanto revela que no solo coarta la consciencia, si no el desarrollo del afecto y la puesta en marcha de la actividad muscular.

La importancia del sistema consciente (preconsciente) para el acceso al desprendimiento de afecto y a la acción nos permite también comprender el papel que toca a la representación sustitutiva en la conformación de la enfermedad. Es posible que el desprendimiento de afecto parta directamente del sistema inconsciente, en cuyo caso tiene siempre el carácter de angustia, por la cual son trocados todos los afectos “reprimidos”. Pero con frecuencia la moción pulsional tiene que aguardar hasta encontrar una representación sustitutiva en el interior del sistema consciente. En la represión se produce un divorcio entre el afecto y su representación, a raíz de lo cual ambos van al encuentro de destinos separados.

Llegamos entonces al resultado que la represión es en lo esencial un proceso que se cumple sobre las fronteras de los sistemas inconsciente y preconsciente (CC.) y se trata de una sustracción de investidura.

La representación reprimida sigue teniendo capacidad

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