ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Los Cuatro Acuerdos Toltecas (ensayo)


Enviado por   •  18 de Noviembre de 2014  •  2.726 Palabras (11 Páginas)  •  862 Visitas

Página 1 de 11

ENSAYO

SOBRE EL LIBRO “LOS CUATRO ACUERDOS”

DEL DR. MIGUEL RUIZ

INTRODUCCIÓN

El libro muestra la definición correcta de como realmente deben ser considerados los toltecas, no como otra raza, si no como lo científicos, artistas y esa profunda espiritualización de no perder la esencia de lo que realmente está hecho el hombre.

Los maestros Nahuales que se vieron forzados a esconder su sabiduría ancestral y a mantener su existencia en la oscuridad. Por fortuna, como ellos lo describen fue conservado y transmitido de una generación a otra por distintos linajes de naguales. Mencionan que el autor el doctor Miguel Ruiz, un nagual del linaje de los Guerreros del Águila, es quien nos muestra las enseñanzas que le fueron transmitidas por sus antecesores.

DESARROLLO

Inicia esta agradable experiencia con la mística historia de un hombre que estudiaba para chaman hace tres mil años quien “no estaba totalmente de acuerdo con todo lo que aprendía. En su corazón sentía que debía de haber algo más”, “soñó que veía su propio cuerpo durmiendo” “Se miró las manos, sintió su cuerpo y oyó su propia voz que decía: «Estoy hecho de luz; estoy hecho de estrellas».”; a mi parecer descubrió la verdadera esencia de lo que estamos creados de luz propia y en conjunto, «Lo que realmente somos es puro amor, pura luz, dijo». Lo que cambió su vida. Descubrió que él era Dios y que todos podemos serlo, él se veía en todos pero para su decepción “nadie se veía a sí mismo en él”. Así que decidió llamarse a sí mismo «Espejo Humeante» para recordar siempre que la materia es un espejo y que el humo que hay en medio es lo que nos impide saber qué somos.

La mente sueña veinticuatro horas al día y asimismo, existe un sueño colectivo “El sueño del planeta” “hecho de miles de millones de sueños más pequeños, de sueños personales que, unidos, crean un sueño de una familia, un sueño de una comunidad, un sueño de una ciudad, un sueño de un país, y finalmente, un sueño de toda la humanidad”. El sueño del planeta incluye todas las reglas de la sociedad, sus creencias, sus leyes, sus religiones, sus diferentes culturas y maneras de ser, sus gobiernos, sus escuelas, sus acontecimientos sociales y sus celebraciones”.

En base a lo anterior aprendimos una realidad completa, un sueño completo. Aprendimos cómo comportarnos en sociedad: qué creer y qué no creer; qué es aceptable y qué no lo es; qué es bueno y qué es malo; qué es bello y qué es feo; qué es correcto y qué es incorrecto. Ya estaba todo allí: todo el conocimiento, todos los conceptos y todas las reglas sobre la manera de comportarse en el mundo. También aprendimos a captar la atención de otros seres humanos y desarrollamos una necesidad de atención que siempre acaba siendo muy competitiva.

Nosotros no escogimos la lengua, ni la religión ni los valores morales: ya estaban ahí antes de que naciéramos y ni siquiera elegimos nuestro propio nombre. Desgraciadamente los niños creemos todo lo que nos dicen los adultos. Un grave y terrible proceso «la domesticación de los seres humanos». Nos juzgamos a nosotros mismos, juzgamos a otras personas, juzgamos a nuestros vecinos...Desgraciadamente yo lo he hecho y como el autor lo dice: Domesticamos a los niños de la misma manera en que domesticamos a un perro, un gato o cualquier otro animal; empezamos a tener miedo de ser castigados y también de no recibir la recompensa. Al final, acabamos siendo alguien que no éramos y cuando fuimos lo bastante mayores para que nuestra mente lo comprendiera, aprendimos a decir que no.

Queríamos ser nosotros mismos, pero éramos muy pequeños y los adultos eran grandes y fuertes; estamos tan bien entrenados que somos nuestro propio domador. Se programaron en nuestra mente incluso leyes morales como los Diez Mandamientos. Uno a uno, todos esos acuerdos forman el Libro de la Ley y dirigen nuestro sueño.

¿Cuántas veces pagamos por un mismo error?. El ser humano, nosotros, somos el único animal sobre la Tierra que paga miles de veces por el mismo error. Si estamos casados, también nuestra mujer o nuestro marido nos recuerda el error.

Desgraciadamente la cifra del 95 por ciento en el cual menciona que las creencias que hemos almacenado en nuestra mente no son más que mentiras, y si sufrimos es porque creemos en todas ellas.

Seguimos buscando y buscando cuando todo está ya en nosotros. No hay ninguna Verdad que encontrar. Dondequiera que miremos, todo lo que vemos es la Verdad, pero debido a los acuerdos y las creencias que hemos almacenado en nuestra mente, no tenemos ojos para verla.

Toda nuestra mente es una bruma que los toltecas llamaron mitote. Nuestra mente es un sueño en el que miles de personas hablan a la vez y nadie comprende a nadie.

Desgraciadamente el estar vivos es nuestro mayor miedo. No es la muerte; nuestro mayor miedo es arriesgarnos a vivir: correr el riesgo de estar vivos y de expresar lo que realmente somos. Hemos aprendido a vivir intentando satisfacer las exigencias de otras personas. Hemos aprendido a vivir según los puntos de vista de los demás por miedo a no ser aceptados.

Necesitamos que los demás nos acepten y nos amen, pero nos resulta imposible aceptarnos y amarnos a nosotros mismos.

Hemos establecido millares de acuerdos con nosotros mismos, con otras personas, con el sueño que es nuestra vida, con Dios, con la sociedad, con nuestros padres, con la pareja, con nuestros hijos; pero los acuerdos más importantes son los que has hecho con nosotros mismo. El resultado es lo que llamas tu personalidad. Un solo acuerdo no sería un gran problema, pero tenemos muchos acuerdos que nos hacen sufrir, que nos hacen fracasar en la vida. Si quieres vivir con alegría y satisfacción, debes hallar la valentía necesaria para romper esos acuerdos que se basan en el miedo y reclamar tu poder personal. Los acuerdos que surgen del miedo requieren un gran gasto de energía, pero los que surgen del amor nos ayudan a conservar nuestra energía e incluso a aumentarla.

Necesitamos cambiar los acuerdos. Cuando finalmente estemos dispuestos a cambiarlos, habrá cuatro acuerdos muy poderosos que nos ayudarán a romper aquellos otros que surgen del miedo y agotan nuestra energía. Necesitamos una gran voluntad para adoptar los Cuatro Acuerdos. Pero si eres capaz de empezar a vivir con ellos, tu vida se transformará de una manera asombrosa.

EL PRIMER ACUERDO / Sé impecable con tus palabras

El Primer Acuerdo es el más importante y también el más difícil de cumplir. ¿Por qué nuestras palabras? Porque constituyen el poder que tienes para crear. Son un don que proviene directamente de Dios. En la Biblia, el Evangelio de San Juan empieza diciendo: «En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios». Mediante las palabras expresas tu poder creativo; lo revelas todo. Independientemente de la lengua que hables, tu intención se pone de manifiesto a través de las palabras. Lo que sueñas, lo que sientes y lo que realmente eres, lo muestras por medio de las palabras. No son sólo sonidos o símbolos escritos; son una fuerza. Constituyen el poder que tienes para expresar y comunicar, para pensar y, en consecuencia, para crear los acontecimientos de tu vida. Pero son como una espada de doble filo: pueden crear el sueño más bello o destruir todo lo que te rodea. las palabras te liberarán o te esclavizarán aún más de lo que imaginas. una sola palabra puede cambiar una vida o destruir a millones de personas. Tú plantas una semilla, un pensamiento, y éste crece. Fíjate en el ejemplo de Hitler: Sembró todas aquellas semillas de miedo, que crecieron muy fuertes y consiguieron una extraordinaria destrucción masiva. Una palabra es como un hechizo, y los humanos utilizamos las palabras como magos de magia negra, hechizándonos los unos a los otros imprudentemente.

La palabra «impecabilidad». Significa «sin pecado». El prefijo im significa «sin», Ser impecable es no ir contra ti mismo. El mayor pecado que cometes es rechazarte a ti mismo. Hacemos un mal uso de las palabras con gran frecuencia, y así es como creamos y perpetuamos el sueño del Infierno. Con el uso erróneo de las palabras, nos perjudicamos los unos a los otros y nos mantenemos mutuamente en un estado de miedo y duda. Sólo la verdad nos hará libres.

Los chismes son magia negra de la peor clase, porque son puro veneno. Aprendimos a contar chismes por acuerdo. De niños, escuchábamos a los adultos que nos rodeaban chismorrear sin parar y expresar abiertamente su opinión sobre otras personas. Incluso opinaban sobre gente a la que no conocían.

Nos hablamos constantemente, y la mayor parte del tiempo decimos cosas como: «estoy gordo», «soy feo», «me hago viejo», «me estoy quedando calvo», «soy estúpido», «nunca entiendo nada», «nunca seré lo suficientemente bueno», «nunca seré perfecto». ¿Ves de qué modo utilizamos las palabras contra nosotros mismos? Es necesario que empecemos a comprender lo que son las palabras y lo que hacen.

Cuando eres impecable con tus palabras, te sientes bien, eres feliz y estás en paz.

EL SEGUNDO ACUERDO / No te tomes nada personalmente

Los tres acuerdos siguientes nacen, en realidad, del primero. El Segundo Acuerdo consiste en no tomarte nada personalmente. Suceda lo que suceda a tu alrededor, no te lo tomes personalmente. Tan pronto como estás de acuerdo, el veneno te recorre y te encuentras atrapado en el sueño del Infierno.

Cuando te sientes bien, todo lo que te rodea está bien. Cuando todo lo que te rodea es magnífico, todo te hace feliz. Amas todo lo que te rodea porque te amas a ti mismo, porque te gusta cómo eres, porque estás contento contigo mismo, porque te sientes feliz con tu vida.

Si te dice que eres maravilloso, no lo dice por ti. Tú sabes que eres maravilloso. No es necesario que otras personas te lo digan para creerlo. No te tomes nada personalmente.

Tienes derecho a creer o no lo que esas voces te dicen y a no tomártelo personalmente. Tenemos la opción de creer o no las voces que oímos en nuestra propia mente.

Una parte de tu mente habla y otra escucha. Cuando muchas partes de tu mente hablan todas al mismo tiempo, se origina un gran problema. A esto lo llamamos mitote. El mitote es la razón por la que los seres humanos apenas saben lo que quieren, cómo lo quieren o cuándo lo quieren.

No te tomes nada personalmente porque, si lo haces, te expones a sufrir por nada. Tienes que confiar en ti y decidir si crees o no lo que alguien te dice.

EL TERCER ACUERDO / No hagas suposiciones.

El Tercer Acuerdo consiste en no hacer suposiciones. Tendemos a hacer suposiciones sobre todo. El problema es que, al hacerlo, creemos que lo que suponemos es cierto. Juraríamos que es real. Hacemos suposiciones sobre lo que los demás hacen o piensan –nos lo tomamos personalmente, y después, los culpamos y reaccionamos enviando veneno emocional con nuestras palabras.

Como tenemos miedo de pedir una aclaración, hacemos suposiciones y creemos que son ciertas; después, las defendemos e intentamos que sea otro el que no tenga razón. Siempre es mejor preguntar que hacer una suposición, porque las suposiciones crean sufrimiento. Sólo vemos lo que queremos ver y oímos lo que queremos oír. No percibimos las cosas tal como son. Tenemos la costumbre de soñar sin basarnos en la realidad. Literalmente, inventamos las cosas en nuestra imaginación.

De modo que, incluso antes de que los demás tengan la oportunidad de rechazarnos, nosotros ya nos hemos rechazado a nosotros mismos. Así es como funciona la mente humana. También hacemos suposiciones sobre nosotros mismos, y esto crea muchos conflictos internos.

Si todos los seres humanos fuésemos capaces de comunicarnos de esta manera, con la impecabilidad de nuestras palabras, no habría guerras, ni violencia ni disputas. Sólo con que fuésemos capaces de tener una comunicación buena y clara, todos nuestros problemas se resolverían.

EL CUARTO ACUERDO / Haz siempre tu máximo esfuerzo

El Cuarto Acuerdo se refiere a la realización de los tres primeros: Haz siempre tu mejor esfuerzo. Bajo cualquier circunstancia, haz siempre tu máximo esfuerzo, ni más ni menos.

Tu rendimiento dependerá de que te sientas de maravilla y feliz o disgustado, enfadado o celoso. En tus estados de ánimo diarios, lo máximo que podrás hacer cambiará de un momento a otro, de una hora a otra, de un día a otro.

También cambiará con el tiempo. A medida que vayas adquiriendo el hábito de los cuatro nuevos acuerdos, tu rendimiento será mejor de lo que solía ser.

Cuando te excedes, agotas tu cuerpo y vas contra ti, y por consiguiente te resulta más difícil alcanzar tus objetivos.

Si haces tú máximo esfuerzo, vivirás con gran intensidad. Serás productivo, y serás bueno contigo mismo porque te entregarás a tu familia, a tu comunidad, a todo.

Si no esperas una recompensa, es posible que incluso llegues a conseguir más de lo que hubieses imaginado.

La mejor manera de decir: «Gracias, Dios», es dejar ir el pasado y vivir el momento presente, aquí y ahora.

Naciste con el derecho de ser feliz. Naciste con el derecho de amar, de disfrutar y de compartir tu amor. Estás vivo, así que toma tu vida y disfrútala.

Di que no cuando quieras decir que no, y di que sí cuando quieras decir que sí.

Los tres primeros acuerdos sólo funcionarán si haces tu máximo esfuerzo. No esperes ser siempre impecable con tus palabras. Tus hábitos rutinarios son demasiado fuertes y están firmemente arraigados en tu mente. Pero puedes hacer tu máximo esfuerzo.

Debes honrar al hombre o la mujer que eres. Debes respetar tu cuerpo, disfrutarlo, amarlo, alimentarlo, limpiarlo y sanarlo. Ejercítalo y haz todo lo que le haga sentirse bien.

Tu propio cuerpo es una manifestación de Dios, y si honras a tu cuerpo, todo cambiará para ti.

Si rompes un acuerdo, empieza de nuevo mañana y de nuevo al día siguiente. Al principio será difícil, pero cada día te parecerá más y más fácil hasta que, un día, descubrirás que los Cuatro Acuerdos dirigen tu vida. Te sorprenderá ver cómo se ha transformado tu existencia.

EL CAMINO TOLTECA HACIA LA LIBERTAD

Romper viejos acuerdos

El primer paso hacia la libertad personal consiste en ser conscientes de que no somos libres.

Existen tres maestrías que llevan a la gente a convertirse en toltecas. La primera es la Maestría de la Consciencia: ser conscientes de quiénes somos realmente, con todas nuestras posibilidades. La segunda es la Maestría de la Transformación: cómo cambiar, cómo liberarnos de la domesticación. La tercera es la Maestría del Intento: desde el punto de vista tolteca, el Intento es esa parte de la vida que hace que la transformación de la energía sea posible; cada vez que nos enfrentamos a uno de nuestros miedos, somos un poco más libres.

La disciplina del guerrero: Controlar tu propio comportamiento; para empezar, es necesario que perdonemos a nuestros padres, a nuestros hermanos, a nuestros amigos y a Dios. Una vez perdones a Dios, te perdonarás por fin a ti mismo. Una vez te perdones a ti mismo, el auto-rechazo desaparecerá de tu mente. Empezarás a aceptarte, y el amor que sentirás por tí será tan fuerte, que al final acabarás aceptándote por completo tal como eres. Así empezamos a ser libres los seres humanos. El perdón es la clave.

CONCLUSIÓN

El sueño que vives lo has creado tú. Es tu percepción de la realidad que puedes cambiar en cualquier momento. Tienes el poder de crear el Infierno y el de crear el Cielo.

Tal vez no podamos escapar del destino del ser humano, pero podemos elegir entre sufrir nuestro destino o disfrutar de él, entre sufrir o amar y ser feliz, entre vivir en el Infierno o vivir en el Cielo. Mi elección personal es vivir en el Cielo.

El doctor Miguel Ruiz nos propone en este libro un sencillo procedimiento para eliminar todas aquellas creencias heredadas que nos limitan y substituirlas por otras que responden a nuestra realidad interior y nos conducen a la libertad.

...

Descargar como  txt (16 Kb)  
Leer 10 páginas más »
txt