Manejo de la muerte y el duelo

Manejo de la muerte y el duelo.

La muerte es universal y nadie escapa de ella es la única certeza que tenemos, aun así, cada cultura la vive y la toma de diferentes maneras, esta se puede dar de manera repentina o gradual, es decir, su llegada puede preverse o ser en un momento determinado. El proceso de la muerte ha sido el mismo a lo largo de la historia, pero las actitudes, las creencias y las conductas que lo rodean son tan variadas como los individuos que la practican. 

La RAE. (2021). Define la muerte como la cesación o término de la vida. En los inicios de la humanidad la muerte del hombre se consideraba similar a la muerte de otros animales, pasaron miles de años para que se le concediera a la muerte un significado social ya que se vive y se muere en un contexto social. Cuando la muerte es ocasionada por enfermedad, se considera esta el fin de la vida y así mismo de la enfermedad y por ende el fin del sufrimiento.

 Estar consciente de que el ser humano es vulnerable significa entender que es frágil y efímero, que está sujeto a la enfermedad y al dolor, al envejecimiento y a la muerte. La enfermedad es una de las manifestaciones más reales de la vulnerabilidad humana. Es el sufrimiento el que hace que nos demos cuenta de nuestra vulnerabilidad. El sufrimiento causado por la pérdida es, en muchos casos, una experiencia penetrante hasta el núcleo de nuestro ser, como muy pocas otras cosas pueden hacerlo. Es preciso aprender a asimilar los sufrimientos de las pérdidas ya que pueden degenerar en enfermedades mentales e incluso físicas que irán desmoronándonos.

El sufrimiento obliga al sufriente a moverse, puede enfrentarse a él, darle vueltas, incluso intentar entender su significado, sus conexiones. Nadie nos puede quitar el sufrimiento, pero el mirarlo cara a cara es ya el inicio de un camino para superarlo. El conocimiento de que la aflicción o sufrimiento asume diversas formas y patrones tiene implicaciones importantes en la ayuda que se puede brindar a la gente para lidiar con la pérdida. No existe un patrón universal del proceso de aflicción. El

patrón más estudiado pasa del choque y la incredulidad a la preocupación por el recuerdo de la persona fallecida y por último a la resolución. sin embargo, la investigación ha encontrado amplias variaciones y la prevalencia de la resiliencia.

El duelo es el proceso de adaptación emocional ante una perdida y la primera tarea del duelo es afrontar la realidad de que la persona está muerta, y no volverá. Parte de la aceptación de la realidad es asumir que el reencuentro es imposible, al menos en esta vida tal y como la concebimos. La realización de esta tarea es necesaria para seguir adelante. Lo opuesto de aceptar la realidad de la pérdida es no creer lo que nos está ocurriendo mediante algún tipo de negación. Negar la realidad de la pérdida puede variar en el grado, desde una ligera distorsión a un engaño total.

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