Matrimonio Homosexual
breenda7 de Noviembre de 2012
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I. CONCEPTUALIZACION
-Gay
-Lesbiana
-Bisexualidad
-Homofobia
II. ORIGEN E INTERPRETACION DE LA HOMOSEXUALIDAD SEGÚN FREUD.
Libros:
-La homosexualidad: Un debate abierto. Javier Gafo
(Pag. 29…)
-Historia y análisis político del lesbianismo. Libertad de la generación. Beatriz Gimeno
(Pag. 143…)
III. HOMOSEXUALIDAD E INTIMIDAD
Libros:
- Historia y análisis político del lesbianismo. Libertad de la generación. Beatriz Gimeno
(Pag. 204…)
IV. MATRIMONIO HOMOSEXUAL
Libros:
-Papá, mamá, soy gay. Rinna Riesenfeld.
(Pag. 73…)
I. Conceptualización.
-Sexualidad.
La sexualidad es el conjunto de condiciones anatómicas, fisiológicas, psicológico-afectivas que caracterizan el sexo de cada individuo. También, desde el punto de vista histórico cultural, es el conjunto de fenómenos emocionales, de conducta y de prácticas asociados a la búsqueda del placer sexual, que marcan de manera decisiva al ser humano en todas y cada una de las fases determinantes de su desarrollo en la vida.
-Orientación sexual.
La orientación sexual (tendencia sexual o inclinación sexual) se refiere al objeto de los deseos eróticos o amorosos de un sujeto, como una manifestación más en el conjunto de su sexualidad. Preferencia sexual es un término similar, pero hace hincapié en la fluidez del deseo sexual y lo utilizan mayoritariamente quienes opinan que no puede hablarse de una orientación sexual fija o definida desde una edad temprana.
-Homosexualidad.
Es el término social aplicado a aquellos individuos que manifiestan atracción sexual hacia individuos de su mismo género. La homosexualidad se define concretamente en relaciones masculino-masculino (popularmente referido como gay) y relaciones femenino-femenino (popularmente referido como lésbico). La homosexualidad es un tipo de conducta natural manifestada entre los patrones de comportamiento sexual de diferentes especies animales. La homosexualidad en sus diferentes manifestaciones (Lesbianas, Gays, Bisexuales, etc.) son atacados socialmente por grupos sociales que manifiestan una actitud homofóbica, basados en el argumento de que la homosexualidad es una contradicción hacia la naturaleza, que es parte de la elección propia del individuo, que es una ofensa social o que va en contra de preceptos religiosos dictados en diferentes religiones. La homosexualidad suele contradecir los roles sociales asignados a cada género en diferentes culturas.
-Homofobia.
El término homofobia hace referencia a la aversión obsesiva contra los hombres o mujeres homosexuales, aunque también incluye a las demás personas bisexuales o transexuales, y las que mantienen actitudes o hábitos comúnmente asociados al otro sexo, como los metrosexuales y los hombres con ademanes tenidos por femeniles o las mujeres con ademanes tenidos por varoniles. Existe cierto relativismo sobre lo que abarca el concepto de homofobia. Se calcula que cada dos días una persona homosexual es asesinada en el mundo debido a actos violentos vinculados a la homofobia. Amnistía Internacional denuncia que más de 70 países persiguen aún a los homosexuales y 8 los condenan a muerte.
(Gafo)
II. Origen e interpretación de la homosexualidad según S. Freud.
La reflexión freudiana sobre el origen de la homosexualidad parte de la afirmación de su carácter fundamentalmente psicogenético, oponiéndose así firmemente a las teorías de su tiempo que la consideraban como fruto de una degeneración nerviosa cognitiva. Desde los Tres ensayos para una teoría sexual, Freud se sitúa frente a las posiciones degenerativas o innatistas. Lo adquirido se impone, pues, sobre lo congénito. De ahí, que Freud siempre se opusiera también a la pretensión de los homosexuales de su época que, siguiendo a tensión de los homosexuales de su época que, siguiendo a Magnus Hirschfeld, pretendían considerarse como un tercer sexo biológico.
Esta insistencia freudiana en el carácter adquirido de la homosexualidad no significo nunca, sin embargo, una negación taxista de posibles factores de orden constitucional. La disposición bisexual biológica es un dato nunca olvidado por Freud aunque, al mismo tiempo, insista en que ella no guarda equivalencia con bisexualidad psicológica. No existe una dependencia entre el hermafroditismo somático y el psíquico. De cualquier modo, queda siempre presente Freud que, entre la multiplicidad de factores que intervienen en el nacimiento de la homosexualidad, hay que contar siempre con factores constitucionales, aunque no sea posible determinar sus modos de actuación.
Pero, sin duda, el dato más revolucionario en la concepción freudiana sobre la homosexualidad viene dado por la afirmación de su carácter universal, es decir, es decir, por la afirmación de que la sexualidad de todo sujeto humano entraña como una dimensión esencial lo homosexual. La disposición para la homosexualidad no constituye, por tanto, ninguna excepción sino que forma parte también de la constitución denominada normal. De aquí se deriva el hecho de que todo individuo tenga que afrontar un cierto grado de homosexualidad lógica y psíquica que determinara, en gran parte, su futura orientación sexual, así como su grado de estabilidad psicológica. De las diversas soluciones que, según la constitución y el ambiente, se aporten a esta dimensión homosexual, dependerá que se desemboque finalmente en una situación de homosexualidad manifiesta, de neurosis o de normalidad.
Las fuerzas homosexuales actuantes en todo sujeto, pueden conducir a diversas configuraciones según la constitución personal y los factores ambientales.
El primer apunte sobre el origen de la homosexualidad lo tenemos en la primera edición de los Tres ensayos, de 1905. Fijando su atención en un nivel de influencia meramente externa, Freud se limita a señalar en el tercer ensayo sobre la pubertad, que la homosexualidad se puede ver favorecida cuando los primeros cuidados del niño son confiados a personas del mismo sexo. Tal situación podría entorpecer lo que para Freud constituye, en este momento, el origen de la heterosexualidad: el recuerdo infantil de la ternura de la madre y la rivalidad con el padre. Estamos a un nivel psicopedagógico más que clínico y con un llamativo olvido de lo que pudiera ser el origen de la homosexualidad femenina. No será la única vez que constatemos tal olvido.
Tres años más tarde, en la investigación sobre las teorías sexuales infantiles, Freud expresa una idea que en adelante se convertirá en uno de los grandes pilares de su interpretación sobre los orígenes de la homosexualidad: el niño ignora las diferencias sexuales y atribuye a toda persona, incluso a las del sexo femenino, unos órganos genitales masculinos. Desde ahí, la fantasía de una madre puede quedar fijada en la mente infantil de tal modo que, le sea imposible renunciar al pene en su posterior elección del objeto sexual. El sujeto, en este caso, se hace necesariamente homosexual. La visión de los genitales femeninos la interpretara como resultado de una mutilación que saciara a sus propias angustias de castración y de este modo, la genitalidad femenina le producirá espanto en lugar de placer.
(Gafo)
El modelo de trauma: Freud.
Antes del siglo XX las mujeres eran naturalmente asexuales y solo eran sexuales las prostitutas o, en todo caso, las mujeres poco recomendables. El sexo no era algo que pudiera gustarle a una mujer por lo que la soltería, que se entendía siempre como celibato, fue siempre una opción respetable o incluso recomendada para la virtud no solo de las mujeres sino de toda la sociedad. Pero cuando las mujeres comienzan a tener la posibilidad de ser autosuficientes, también sexualmente, la soltería empieza a ser contemplada con sospecha porque de repente aparece la posibilidad de que soltería no sea equivalente a celibato, sino que encubra una sexualidad alternativa a la matrimonial; es entonces cuando se produce la reinvención de la sexualidad femenina. Las mujeres ya no son asexuales, sino sexuales, solo que el único sexo normal es el que tienen con sus maridos y sus posibilidades de disfrute se reducen al coito. Se construye un discurso para definir y delimitar la sexualidad de las mujeres cuando ésta amenaza con desbordad el marco patriarcal, un discurso para reconducirla hacia el heteropatriarcado. Si la mujer que antes disfrutaba del sexo era una enferma o una prostituta, ahora será una enferma la que no disfrute del sexo heterosexual coital. Si antes del siglo XX el coito era el cumplimiento obligado del designio heterosexual sobre los cuerpos de las mujeres, del que ellas no tenían que disfrutar sino, simplemente, al que tenían que someterse, a partir de la nueva libertad y las nuevas posibilidades que se abren a las mujeres en el siglo XX, el coito, para que continúe siendo lo que siempre ha sido, tiene ahora, además, que ser disfrutado y deseado. Wilhem Stekel lo tiene claro cuando afirma que <<dejarse encender por un hombre significa reconocerse como conquistada>>. Se desconfiara de las solteras y sospechara que, en realidad son lesbianas. El encargado de definir esa nueva sexualidad es Freud. Y si los sexólogos del siglo XIX mantienen que el amor por el mismo sexo es, en la mayoría de las ocasiones, genético, es Freud quien comienza a interpretar la homosexualidad como un problema psicológico: ésta se debe a un trauma sufrido en la niñez cuando una excesiva identificación con el progenitor/a del sexo opuesto
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