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Modificacion de la conducta. EVALUACION CONDUCTUAL

fjacquelineTrabajo18 de Octubre de 2015

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1.- EVALUACION CONDUCTUAL:

  1. ¿Qué es la evaluación conducta?
  2. Objetivos.
  3. Metas.
  4. Procedimientos.

2.- ANALISIS CONDUCTUAL:

  1. ¿Qué es el análisis conductual.
  2. Objetivos.
  3. Metas.
  4. Procedimientos.

3.- MODIFICACION DE CONDUCTA DE AGRESIVIDAD EN EL SALON DE CLASES Y EN CASA, TOMANDO EN CUENTA LOS SIGUIENTES PUNTOS:

  1. Análisis de tareas.
  2. Reforzadores a emplear.
  3. Sanciones.
  4. Programas de reforzamiento a utilizar.
  5. Personas que participan en el programa.

1.- EVALUACION  CONDUCTUAL:

A) ¿Que es la evaluación conductual?

La evaluación es el inicio de toda intervención conductual, su función es cuantificar y analizar la conducta. A través de ésta, se determina el diagnóstico, que es, a final de cuentas, lo que va a dirigir el diseño y realización del tratamiento dentro de la psicología clínica. Una de las bases de la evaluación conductual, es que se eliminan las etiquetas y se dirige más bien hacia la determinación de los excesos y déficits conductuales, así como de los estímulos ambientales. Se hace una descripción de los métodos directos e indirectos. Palabras Clave. Evaluación Conductual, Psicología Clínica, Diagnóstico.

B) OBJETIVOS

  • Identificar y describir comportamentalmente una conducta.
  • Formular objetivos de cambio con arreglo a un criterio objetivo.
  • Iniciar el entrenamiento en Análisis Funcional.

C) METAS

Conforme a esto, la evaluación es vista como un proceso continuo durante la terapia, que debe perseguir cuatro propósitos o metas.

  1. Identificar las conductas de interés, así como los métodos apropiados para meditarlas.
  2. Determinar las variables medioambientales y orgánicas que controlan dichas conductas.
  3. Seleccionar una estrategia de intervención que tenga una alta probabilidad de éxito.
  4. Evaluar la efectividad relativa de la intervención.

D) PROCEDIMIENTOS

1 Análisis del motivo de consulta: Esta fase es pasada por alto por la mayoría de los autores, sin embargo, existe la necesidad de atender y clarificar todo el conglomerado de quejas y demandas que presenta el paciente, así como las demandas que el entorno en que vive le presenta.

2 Establecimiento de las metas últimas de tratamiento: Autores como Rosen y Proctor (1981) diferenciaron tres tipos de resultados:

Resultados finales.- Hacen referencia a los criterios para considerar el tratamiento como un éxito. Por ello, los cambios directa o indirectamente logrados deberán ser clínicamente relevantes y socialmente significativos. Los resultados finales deben hacer solucionado las demandas del paciente y de los agentes sociales significativos que lo rodean.

Resultados instrumentales.- Aquellos que son suficientes para alcanzar otros resultados sin intervención adicional. Deben poseer validez clínica en el sentido de que con su consecución se logre afrontar con éxito las respuestas clínicas que se persiguen.

Resultados intermediarios.- Aquellos que facilitan la continuación del tratamiento o posibilitan la aplicación de determinadas técnicas de intervención.

3 Variables de la que dependen las metas últimas de tratamiento: Las metas últimas de tratamiento dependen fundamentalmente de los juicios de valor de los que directa o indirectamente intervienen en la terapia. Los objetivos finales que deben alcanzarse se deben consensuar entre el paciente y el terapeuta, pues dependen del sistema conceptual y de valores de quien realiza la consulta y del sistema conceptual y de valores de quien realiza la consulta.

4 Análisis de las conductas problema: Los problemas que se plantean son de dos tipos: quejas y demandas. Las quejas suelen referirse a lo que va mal y se quiere eliminar, a lo que causa problemas, a lo negativo y molesto. Las demandas a su vez, hacen referencia a lo que se quiere adquirir, a lo positivo.

5 El estudio de los objetivos terapéuticos: Las conductas meta o conductas objetivo, constituyen aquella clase de conductas a las que se dirige o sobre las que se centra la intervención terapéutica. No toda demanda o queja produce una conducta objetivo. Con frecuencia una demanda  queja supone que el terapeuta debe proponer varios puntos sobre los que la terapia debe incidir.

6 Elección de las conductas meta: Desde un punto de vista centrado en el problema Nelson y Hayes (1986) señalan las siguientes consideraciones para guiarse en la elección de las conductas objetivo y de la secuencia más adecuada en que deben abordarse cada una de ellas:

1.  Deben cambiarse los comportamientos que son física, social o económicamente peligrosos para el paciente o para los que le rodean.

2.    Una conducta es anormal y debe modificarse si es aversiva para el propio sujeto o para otros.

3.    Se debe cambiar una determinada conducta si así se flexibiliza el repertorio del paciente, de tal forma que se aumenta el bienestar individual y social a largo plazo.

4.    La conducta a implantar en lugar de la conducta problema debe establecerse en términos positivos y constructivos.

5.    Se deben seleccionar para su modificación únicamente aquellas conductas que el contexto continuará manteniendo. El contexto no es sólo el entorno físico y social sino también su sistema de valores.

6.    Sólo se deben considerar como conductas objetivo aquellas que son susceptibles de ser tratadas.

7 La prioridad en las conductas objetivo: Siempre que exista más de una conducta objetivo, la  conducta a atender en primer lugar será:

a.    La conducta que resulte más molesta para el paciente y los otros significativos.

b.    La conducta más fácil de modificar, ya que los resultados rápidos motivarán al paciente y a los otros significativos. 

c.    La conducta que produzca la máxima generalización de los efectos terapéuticos.

d.    La primera conducta de la cadena en el caso de que varias conductas constituyan una cadena comportamental.

8 Criterios directrices para la elección del tratamiento adecuado: Nelson (1984) y Nelson y Hayes (1986) han propuesto que las principales estrategias para elegir un tratamiento pueden agruparse en tres categorías clasificatorias: El análisis funcional, la estrategia de la conducta clave y la estrategia diagnóstica.

  1. El análisis funcional (relación E-R). Constituye la estrategia clásica en
    terapia de conducta para unir evaluación y tratamiento. Pretende descubrir
    las relaciones estímulo- respuesta.
  2. La estrategia de la conducta clave (relación R-R). Parte del supuesto de
    que los trastornos conductuales están constituidos por clases
    de conductas que se interrelacionan en los tres sistemas de respuestas:
    motor, cognitivo y fisiológico.
  3. La estrategia (Evans, 1986) sería cambiar una conducta para que ésta
    cambie otra y así sucesivamente. Pretende descubrir las
    relaciones respuesta - respuesta.
  4. La estrategia diagnóstica; determinado el diagnostico, se elegirá el
    tratamiento que se encuentre más efectivo para ese tipo de trastorno.

9 La estrategia del análisis funcional: El análisis funcional es la estrategia clásica en terapia de la conducta para derivar el tratamiento adecuado a partir de los datos de la evaluación. Aún y cuando el análisis funcional, fiel a sus orígenes, ha sido un análisis funcional operante, y con más frecuencia se ha venido haciendo en exclusiva cuando lo que se pretende es la eliminación de las conductas problema. Cuando se trata es de la creación de conductas nuevas en el repertorio del paciente, parece ser que el análisis funcional no se realiza con el mismo esmero.

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