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Organización Genital Infantil


Enviado por   •  23 de Diciembre de 2014  •  1.792 Palabras (8 Páginas)  •  164 Visitas

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Sigmund FREUD (1923c)

La organización genital infantil

Una interpolación en la teoría de la sexualidad

«Die infantile Genitalorganisation (Eine Einschaltung in die Sexualtheorie) »

(Traducción, presentación y notas de Juan Bauzá)

Presentación

Este trabajo fue escrito en febrero de 1923, y tal como indica el subtítulo es un agregado, aunque fundamental, a los Tres ensayos de teoría sexual, que Freud fue revisando y ampliando en sucesivas ediciones desde 1905, hasta la última justo después, en 1924, de este pequeño artículo complementario, pero a su vez concluyente, no por casualidad después del mismo no hubo más ediciones ampliadas de esos Tres ensayos, cuya traducción crítica y anotada ya ensayamos y que el lector encontrará en nuestra web (www.auladepsiconalisis.com) ; de hecho en una nota al pie agregada allí en la edición de 1924 se sintetiza lo fundamental de lo expuesto este trabajo en el contexto de las secciones 5 y 6 del segundo ensayo (“La sexualidad infantil”), que tiene un antecedente en el trabajo “Sobre teorías sexuales infantiles” (1908c).

Demuestra muy bien la dificultad que ofrece el trabajo de investigación en el psicoanálisis el hecho de que rasgos universales y constelaciones características puedan pasarse por alto, a pesar de una observación continuada y que se prolonga ya por decenios, hasta que un buen día se presentan clara e inequívocamente, imponiéndose como tales a nuestra atención; pues bien, con las puntualizaciones que siguen quisiera reparar una omisión de esa índole en el campo del desarrollo sexual infantil.

Sin duda será notorio, para los lectores de mis Tres ensayos de teoría sexual, publicados por vez primera en 1905, que en ninguna de las posteriores ediciones de esa obra emprendí una refundición, sino que mantuve la ordenación original y di razón de los progresos de nuestro conocimiento por medio de interpolaciones y modificaciones del texto [en las sucesivas ediciones]. Así es posible que debido a ello, tal vez ocurra muchas veces que lo viejo y lo nuevo no se fusionen bien en una unidad exenta de contradicción. En efecto, al comienzo el acento recayó sobre la fundamental diversidad entre la vida sexual de los niños y la de los adultos; después pasaron al primer plano las organizaciones pregenitales de la libido, así como el hecho sorprendente, y no exento de consecuencias decisivas, de la presentación en dos tiempos del desarrollo sexual. Por último, atrajo nuestro interés la investigación sexual infantil, y fue partiendo de ella que se pudo descubrir y discernir la notable semejanza entre el desenlace de la sexualidad infantil (generalmente hacia los 5 años) y su estructura definitiva en el adulto1. Hasta ese punto había llegado en la última edición (1922) de los Tres ensayos.

En la página 63 de ese volumen2 consigno que: “a menudo, o regularmente, ya en la infancia tiene lugar una elección de objeto, tal y como la que hasta ahora hemos supuesto característica de la fase de desarrollo de la pubertad. Es decir el conjunto de los anhelos sexuales se dirigen primordial o únicamente a una persona, y en ella quieren alcanzar su meta. He ahí, pues, el máximo acercamiento posible en la infancia a la conformación definitiva que la vida sexual presentará después de la pubertad. La diferencia respecto de esta última reside sólo en el hecho de que la integración de las pulsiones parciales y su subordinación a la primacía de los genitales no se establecen en la infancia, o lo hacen sólo de manera muy incompleta o difusa. Por tanto, la instauración de esa primacía al servicio de la reproducción es la última fase por la que atraviesa la organización sexual”.

Hoy ya no me satisface completamente esa tesis de que la primacía de los genitales no se establece en la primera infancia, o lo hace sólo de manera muy incompleta. La semejanza de la vida sexual infantil con la del adulto va mucho más lejos, y no se limita a la emergencia de una elección de objeto. Si bien no se alcanza una verdadera integración de las pulsiones parciales bajo la primacía de los genitales, en el apogeo del proceso de desarrollo de la sexualidad infantil el interés por los genitales y lo que se hace con ellos adquieren una importancia predominante, no demasiado inferior a la habitual en la edad madura. En el carácter principal de esta «organización genital infantil» encontramos, al mismo tiempo, su diferencia fundamental respecto de la organización genital acabada del adulto. Ese carácter diferencial reside en que el sujeto infantil, para ambos sexos, no admite sino un solo genital, sólo este juega un papel sexual, el masculino3. Por tanto, no hay propiamente una primacía genital, sino una primacía del falo (Es besteht also nicht ein Genitalprimat, sondern ein Primat des Phallus).

4Lamentablemente, sólo podemos referirnos en la descripción de estas constelaciones al sujeto infantil masculino (das männliche Kind); pues nos faltan datos suficientemente justificados para un conocimiento de los procesos correspondientes en la niña pequeña (beim kleinen Mädchen). El niño puede percibir, sin duda, diferencias [en los caracteres secundarios anatómicos o de género externos] que distinguen entre varones y mujeres, pero, en principio, al comienzo no tiene ocasión de relacionarlas con esa diferencia fundamental [primaria] en la diversidad de sus genitales. Así para él [recuérdese que Freud está hablando

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