PERSPECTIVA PSICOSOCIAL DEL ENVEJECIMIENTO

Para poder individualizar todo lo que le pasa a cada anciano existe el enfoque gerontológico que significa entender al anciano en su contexto sociocultural, antropológico, familiar, económico, jurídico, dentro de un momento histórico determinado y con una historia de vida particular.

Existe un efecto negativo de los estereotipos creados por la sociedad en perjuicio de los ancianos y el proceso de adaptación en el que se integran las experiencias de las etapas previas de la vida, la necesidad de invertir energía suplementaria para adaptarse al medio, a su propio estado de declinación biológica y social y a la idea próxima de la muerte, lo que genera la crisis existencial del envejecimiento.

ASPECTOS PSICOLÓGICOS DEL ANCIANO

Durante la vejez el anciano experimenta diversos cambios que reflejan su deseo de adaptarse a una sociedad que esta influenciada por un estereotipo de lo que es una persona de edad mayor; un estereotipo en el que se discrimina y se le dan una serie de calificativos negativos que es llamado “viejismo”.

Es necesario entender que el envejecimiento psicológico introduce múltiples manifestaciones que dependen tanto de la personalidad propia del individuo como de las reacciones de su entorno.

La historia personal, la experiencia adquirida a lo largo de la vida, la interacción de los factores culturales, sociales e históricos, la situación de salud y los procesos de adaptación, van a determinar en una gran parte los aspectos psicológicos del individuo que envejece.

La perspectiva psicosocial centra la atención en la forma en que los ancianos logran adaptarse a las condiciones que les ofrece a sociedad; como buscan respuesta a los problemas que se les presentan y cómo aceptan las pérdidas y frustraciones.

Funciones cognitivas y envejecimiento

Las funciones cognitivas son aquellas que le permiten al hombre conocer, aprender de su ambiente externo y poder interactuar y transformarlo; de estas la memoria es la mas frecuente en el adulto mayor; que se ha visto que en realidad el deterioro no suele ser secundario a un proceso de envejecimiento normal, sino a una enfermedad subyacente.

Lo que antes ser conocía como inteligencia fluida y cristalizada quizá hoy se pudiera llamar a la memoria a corto y largo plazo; en el anciano la memoria a corto plazo no se ve afectada excepto cuando la información debe ser preservada y manipulada, pero el cálculo, el razonamiento y compresión de lenguaje se encuentran conservados. En la memoria a largo plazo se pueden observar tres funciones: codificación, almacenamiento y recuperación, de las cuales el adulto presenta mayores dificultades en la codificación y en la recuperación en cuanto a la memoria explícita.

En el anciano existe una lentitud generalizada en el procesamiento de la información a medida que avanza la edad, esto nos indica que no hay un déficit de memoria como tal; pero no se sabe si esto afecta la vida cotidiana, la percepción y confianza que el adulto mayor tiene sobre su propia memoria (metamemoria).

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