Personalidad
pcornejo3 de Octubre de 2012
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ESTRUCTURA.
El yo, es el resultado de la interacción entre el organismo y el ambiente. Desde niños adquirimos ideas acerca de nosotros mismos, de nuestro mundo y de nuestra relación con éste.
El autoconcepto, está compuesto de aquellas percepciones y valores conscientes del “yo”, éstas son el resultado de la propia valoración por parte del organismo y de sus experiencias o tomadas de otras personas que son importantes para nosotros. Básicamente es la imagen que se recibe de uno mismo. Entonces se distingue entre el organismo o el yo real en el proceso de realización y el yo como es percibido o conceptualizado. El yo que forma el individuo puede ser una variación de la experiencia real de su organismo debido a que incluye valores que son tomados de otras personas en lugar de las experiencias reales del organismo.
PROCESO.
Las experiencias que ocurren en la vida son simbolizadas, ignoradas, negadas o distorsionadas. Si una de éstas es simbolizada, es aceptada en la conciencia, percibida y organizada en una relación con el yo. Por lo general, tales experiencias están relacionadas con las necesidades del yo. Por tanto, se selecciona de entre las muchas experiencias personales aquellas que se adaptan con nuestro concepto del yo. Si no se puede percibir ninguna relación entre una experiencia y el yo, simplemente no se pone atención a experiencias irrelevantes.
Las experiencias son negadas o distorsionadas si parecen ser inconscientes con la estructura del yo.
CRECIMIENTO O DESARROLLO.
Rogers no plantea ninguna etapa específica del desarrollo de la personalidad de la infancia ala edad adulta. Se concentró en que las percepciones de otros impiden o facilitan la autorrealización. Aunque la tendencia a realizarse sigue determinantes genéticos, Rogers señaló que está sujeta a influencias ambientales intensas.
PATOLOGÍA
Hay una necesidad de congruencia para el yo como es percibido y el yo real, el organismo.
Cuando las vivencias simbolizadas no representan todas las reales, o si son negadas o distorsionadas, hay una falta de correspondencia entre el yo como es percibido y el yo real. En tal situación hay incongruencia y una posible desadaptación.
El yo como es percibido gobierna en forma primaria a la conducta, no es un representante adecuado de las experiencias verdaderas del organismo por lo que se vuelve cada vez más difícil para el yo satisfacer sus necesidades, es entonces que se desarrolla la tensión y se presenta una sensación de ansiedad o incertidumbre.
Cuando el autoconcepto es congruente con las experiencias del organismo la persona está libre de la tensión interna y adaptada desde el punto de vista psicológico. Rogers dejó claro que no proponía la expresión libre e irrestricta de todos los impulsos y emociones. Parte de la realidad de la experiencia del organismo es que ciertos valores sociales y culturales requieren la supresión de ciertas actividades. No obstante, el autoconcepto de una persona puede incluir tanto el deseo de comportarse de una forma como de conducirse en otras formas más aceptadas por la sociedad.
Cuando las personas se dan cuenta de sus impulsos y percepciones y las aceptan, incrementan la posibilidad de control consciente sobre su expresión.
PROCESO TERAPEUTICO
Los estudios de Rogers sugieren que hay tres actitudes terapéuticas necesarias y suficientes para el cambio; necesarias porque son esenciales y deben estar presentes en el terapeuta; suficientes porque si el cliente está incómodo con su yo presente y percibe estas actitudes el cambio ocurrirá.
1. La empatía, la capacidad de experimentar los sentimientos de otra persona como si
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