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Principio de Kennard: ¿Si lo vas a tener, tenlo temprano?


Enviado por   •  28 de Junio de 2022  •  Documentos de Investigación  •  1.343 Palabras (6 Páginas)  •  251 Visitas

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Bárbara Conca

Javiera Cortés

Lía Ibarra

Principio de Kennard: ¿Si lo vas a tener, tenlo temprano?

El “principio de Kennard” fue descrito como una declaración sencilla para dar explicación a las diferencias basadas en la edad respecto a la plasticidad cerebral. Según el cual, existiría una relación lineal negativa entre la edad de la lesión cerebral y el resultado funcional. Cuanto más joven sea el cerebro lesionado, mejor será el resultado en el desarrollo (Dennis, 2009).

Sin embargo, el trabajo de Kennard no es un principio en sí mismo. Más bien, sus investigaciones se centraron en explicar los factores que predecían el resultado funcional y los mecanismos neuronales que alteran la funcionalidad del cerebro lesionado. 

En 1936, Margaret Kennard introdujo el concepto de plasticidad cerebral en un modelo animal estudiando la recuperación de las funciones motoras después de realizar lesiones cerebrales en monos bebés y adultos (Elliott, 2020)

Kennard fue una figura relevante en la historia de la neuropsicología del desarrollo, combinando especialidades como la neurocirugía, neurofisiología, observaciones del desarrollo y psicología experimental, muchas de las cuales se utilizan en la praxis de la neuropsicología infantil actual. Entre sus grandes aportes están los relacionados al efecto de la edad en las lesiones cerebrales. No obstante, estudios más recientes han desarrollado ideas que plantean que los efectos de la edad no son lineales, las lesiones pueden producir efectos retardados y que existen múltiples períodos en el desarrollo para una buena adaptación cerebral (Pullela et al., 2006)

El “Principio de Kennard” demuestra un trabajo pionero en el campo de la neurociencia del comportamiento, proporciona una base histórica y contribuye tanto a la teoría como a la práctica de la neuropsicología del desarrollo. Sin embargo, su interpretación está sujeta a controversias y debates. Una visión extremadamente optimista y simplificada sobre la plasticidad del cerebro inmaduro puede enmascarar las verdaderas consecuencias (Elliott, 2020).

Dentro de los nuevos aportes desde la investigación, se ha descrito que no sólo la edad en que ocurre la lesión podría relacionarse con la posibilidad de recuperación y adaptación cerebral, sino también el tamaño de la lesión, la ubicación de ésta y el intervalo que transcurre entre diferentes lesiones (Elliot, 2020).

Lesiones tempranas unilaterales facilitan que el cerebro refiera al área homotópica del hemisferio sano la funcionalidad, siendo este potencial de reorganización exclusivo en etapas muy tempranas del desarrollo cerebral (Fitch et al., 2013; Krägeloh-Mann et al., 2017). Esta capacidad, al parecer, sólo está disponible cuando durante la ontogénesis esa área se ha utilizado para esa función (Krägeloh-Mann et al., 2017). 

Este fenómeno, que le aporta evidencia al “principio de Kennrad”, parece también darse con la función motora, en donde se ha visto en investigaciones con humanos y animales, que los tractos motores ipsilaterales pueden ser reclutados para la función, pero sólo puede darse en etapas muy tempranas del desarrollo, en que los tractos estarían disponibles para ser enganchados (Krägeloh-Mann et al., 2017).

En el lenguaje se daría nuevamente una figura similar, pudiendo ser reorganizado hacia el hemisferio derecho tras una lesión izquierda temprana, ya que en un principio las redes del lenguaje tienen una representación bilateral (Krägeloh-Mann et al., 2017). Específicamente en lenguaje y procesamiento auditivo, en un modelo con ratas, Fitch et al. (2013) mostraron que lesiones unilaterales hipóxico isquémicas, similares a las que se observan en bebés prematuros, traen déficits permanentes en el procesamiento auditivo cuando ocurren en etapas postnatales, pero que sí estas mismas lesiones ocurren prenatalmente, las dificultades son transitorias y no detectables en la adultez, lo que le aporta evidencia al principio propuesto por Kennard en los años 40.

Sin embargo, también se ha debatido que este principio no es del todo cierto. Una edad más temprana no siempre garantiza la recuperación completa del daño cerebral. De hecho, los cerebros adultos pueden de igual forma recuperarse del daño si es que se les da el tiempo suficiente, al menos cuatro semanas. Además, las lesiones cerebrales bilaterales causaron déficits permanentes en todas las edades (Elliot, 2020).

El cerebro joven es más sensible y vulnerable a las lesiones, esto se muestra específicamente en las lesiones bilaterales de la sustancia blanca peri ventricular en la que claramente tienen un impacto en la arquitectura y la función cortical general, por lo que probablemente interfiere en la construcción temprana de la red funcional (Krägeloh-Mann et al., 2017).

Asimismo, se encontró que en el sistema somato sensorial, las lesiones peri ventriculares pueden compensarse superando las proyecciones talamocorticales que forman una especie de "derivaciones" alrededor de la sustancia blanca defectuosa para alcanzar la circunvolución pos central. Por el contrario, las lesiones en la circunvolución pos central en este sistema, a menudo conducen a déficits somato sensoriales marcados y permanentes que no tienen mejoras independiente de la edad que tenga la persona (Staudt, 2010). Esto puede explicarse por el hecho de que durante la ontogénesis las proyecciones talamocorticales solo se forman unilateralmente a diferencia del "cableado doble" que se forma en el sistema motor (Krägeloh-Mann et al., 2017).

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