REFLEXIONES SOBRE LA NO VIOLENCIA
yenigagaTesis6 de Febrero de 2013
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REFLEXIONES SOBRE LA NO VIOLENCIA
GANDHI
Presentación
Ahimsa, concepto hindú traducido habitualmente como no violencia y que es central en el pensamiento gandhiano, resume la vocación de absoluto respeto hacia toda entidad viviente, ya sea humana o animal, pues la vida es considerada como Una y Sagrada. Expandido y enriquecido a través de la historia, equivale a un estado moral que inhibe todo acto que pueda perjudicar a cualquier criatura.
Mohandas Karamchand Gandhi (18691948) no sólo llevó los principios de la ahimsa a su mayor expresión dinámica sino que la expandió hacia la sathyagraha (sostenimiento de la verdad, el resistir la ignominia mediante recursos no violentos). Ambos términos aparecen en todo su activismo político-espiritual enfocado en la lucha contra el dominador británico de la India. Sus alocuciones, escritos y plegarias los convocan sin cesar, como parte de una visión tras formadora de la realidad individual y social. En sánscrito, sathya significa "verdad" y toda la existencia de Gandhi fue una batalla por la conquista de la verdad.
Hacia 1947, en vísperas de la Independencia de la India -gestada, encarnada y universalizada por Gandhi sobre la base de postulados no violentos, lo cual le valió el calificativo de Mahatma (en sánscrito, "magnánimo")- los poderes de la Gran Bretaña en retirada impulsaron una partición territorial entre hindúes y musulmanes. La violencia irracional inmediata desembocó en el asesinato del Mahatma, maestro de sabiduría y compasión.
Abogado de profesión, formado en Londres, vivió y trabajó a fines del siglo pasado en África del Sur, donde ensayó sus primeros pasos de activismo político antitotalitario. Allí, la máxima autoridad era el general y filósofo Jan Christian Smuts -padre del pensamiento holístico- y durante los habituales arrestos del militante hindú, todo derivaba en grandes debates entre carcelero y prisionero, sobre filosofía en general y poesía en particular (especialmente Walt Whitman).
En el siglo XII de la era actual, el poeta hindú Hemacandra se refirió así a la ahimsa:
"La ahimsa es como una madre amante de todos los seres. Es como un caudal de néctar en el desierto de Samara, con una sucesión de nacimientos y renacimientos hasta que el alma alcanza finalmente la moksha. Es un paso de nubes de lluvia al bosque de fuego del sacrificio. La mejor hierva para sanar a los seres atormentados por la enfermedad. Ahimsa, llamada rueda perpetua de la existencia".
Es la piedra fundamental de toda la doctrina yóguica, que la considera como una purificación externa basada en el no causar dolor a otros ni siquiera con el pensamiento ni con la palabra ni con cualquier acción, en referencia a todo lo viviente.
El Mahatma Gandhi, líder nacionalista y reformador religioso, recibió un gran impacto intelectual causado por la obra literaria del pacifista ruso León Tolstoi y por la esencia del pensamiento cristiano. La secta fundamentalista que decidió su eliminación no le perdonó que defendiera a los "intocables" (casta Sudra de la India, considerada "sucia" y con la cual todo contacto es una profanación, según las clases "altas" hindúes), que promoviera la elevación de la edad para el casamiento o que proclamara el derecho de las viudas jóvenes a contraer matrimonio nuevamente.
La sathyagraha, decía Gandhi, "es la reivindicación de la verdad, no mediante el infligir padecimientos al contrincante sino sobre el propio ser". Tal activismo ascético exige ante todo un potente autocontrol, pues las "armas" que lo tornan sathyagrahi residen en el alma. Es una herramienta pacífica: cuando las palabras no alcanzan para convencer o disuadir al adversario, se recurre a la pureza, la humildad y la honestidad. No se trata de comprimir, convertir o aniquilar al oponente, sino de "redimirlo del error, mediante la paciencia y la simpatía". Hasta las últimas consecuencias.
Louis Fischer, biógrafo de Gandhi, resaltó que la sathyagraha "es el opuesto exacto de ese ojo por ojo, por ojo, por ojo que a la larga deja ciego a todo el mundo. No es posible introducirle nuevas ideas a un hombre si se le corta la cabeza, ni se infunde un nuevo espíritu a su corazón, clavándole una daga. Los actos de violencia crean amargura en los sobrevivientes y brutalidad en los destructores: la sathyagraha apunta a exaltar a ambas partes".
Con sus prolongados ayunos, con los actos de desobediencia civil frente a los soldados británicos o las fuerzas locales que cooperaban con el invasor (y el sobrellevar estoicamente la represión), o con el consejo de que los niños hindúes no asistieran a las escuelas inglesas, Gandhi corporizaba una integridad espiritual apuntada a vencer el mayor pecado de todos los siglos: la tentación del homicidio. El ejemplo de Gandhi inspiró al reverendo Martin Luther King (hijo) durante los años '60, en Estados Unidos, para la resistencia "pasiva" por los derechos civiles de los ciudadanos negros; también fue asesinado. En tal misión, la no violencia está siempre presente no como una política para la toma del poder sino para la restauración de la naturaleza humana real, único medio capaz de instaurar la plena justicia y un genuino orden social sin excluidos.
Miguel Grinberg
Deber Sagrado
La no violencia implica una autopurificación completa, tanto como resulte humanamente posible, del hombre para el hombre. La no violencia se encuentra en proporción exacta a la idoneidad -y no a la voluntad- de la persona no violenta para infligir violencia. El poder a disposición de la persona no violenta es siempre mayor que el que poseería si fuese violenta. En la no violencia no existe nada que sea derrota.
La no cooperación con el mal es un deber sagrado.
La adquisición del espíritu de no resistencia es cuestión de un largo entrenamiento en la abnegación y de la apreciación de los potenciales ocultos en nosotros mismos. Cambia la perspectiva de la propia vida... Es el potencial más poderoso porque es la expresión más elevada del alma.
La resistencia pasiva es una espada de múltiples virtudes. Se la puede usar de maneras distintas. Atrae bendiciones sobre quien la usa y también sobre aquel en quien se emplea. Sin derramar una sola gota de sangre, obtiene resultados extraordinarios. Es un arma que jamás se oxida y que nadie puede robar.
Necesidad cotidiana de la no violencia
Dejé que mis amigos dijeran que la verdad y la no violencia estaban fuera de lugar en la política o en las demás cuestiones temporales. Pero no comparto tal opinión. No utilizo esos métodos para asegurar mi salvación personal. Trato de recurrir a ese principio en todas las situaciones de mi vida cotidiana.
La no violencia no es una vestimenta que uno se pone y saca a voluntad. Su sede se encuentra en el corazón, y debe ser una parte inseparable de nuestro ser.
En nuestra condición actual -nos enseña la doctrina hindú- no somos más que mitad hombres. La parte inferior de nuestro ser todavía es animal. Sólo el dominio de nuestros instintos mediante el Amor puede sujetar a la bestia que existe en nosotros.
Qué se propone Gandhi
Si uno va a combatir el fetiche de la fuerza, será por medios totalmente distintos de los que están vigentes entre los puros adoradores de la fuerza bruta.
El fin que me propongo alcanzar, cueste lo que cueste, responde al término moksha, que es el desapego de todo vínculo terreno y la liberación del ciclo de las reencarnaciones. Se trata de la realización de uno mismo, con la visión de Dios cara a cara. Tiendo a este fin con todo mí ser, por medio de mi vida y de mis actos. Todo converge en ello: mis palabras, mis escritos y todos mis emprendimientos en el terreno político. Y bien, siempre estuve convencido de que lo que puede hacer uno de nosotros pueden hacerlo todos los demás. Por eso, en vez de actuar a escondidas, he emprendido mis experiencias a la vista de todo el mundo. Creo que eso no le quita nada a su valor espiritual. Es evidente que no se puede dar cuenta de ciertas cosas que sólo conocen uno mismo y su Creador.
Buda y Cristo
Creo en el mensaje de verdad que nos traen los fundadores de todas las religiones del mundo. Rezo sin cesar para no sentir jamás ningún resentimiento contra los que me calumnian y para que pueda morir con el nombre de Dios en los labios, aun cuando caiga víctima de un atentado. Que se me recuerde como un impostor, si en el último momento tengo alguna palabra de odio contra mi asesino.
Sin temor alguno, Buda emprendió la batalla contra sus enemigos y logró que capitulara una casta sacerdotal arrogante. Cristo echó del templo a los mercaderes y denostó a los hipócritas y fariseos. Aquellos dos grandes maestros eran partidarios de la acción directa y enérgica. Pero, simultáneamente, en cada uno de sus actos evidenciaron una bondad y un amor indiscutibles. No habrían alzado un solo dedo contra sus enemigos, prefiriendo mil veces morir antes que traicionar la verdad que vinieron a trasmitir. Buda habría muerto luchando contra los sacerdotes si la grandeza de su amor no se hubiera revelado igual que sus esfuerzos para reformarlos. Cristo murió
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