RESUMEN DEL TEXTO DE WILLIAM JAMES: "EL CAMPO DE LA PSICOLOGÍA"

RESUMEN DEL TEXTO DE WILLIAM JAMES: “EL CAMPO DE LA PSICOLOGÍA”

En el texto, William James indica los objetivos esenciales a los que deben dirigirse los estudios y el progreso de la psicología diferenciándolos de los supuestos y teorías que postulaban corrientes psicológicas anticuadas; resaltando la importancia que debe tener para la psicología tomar el cerebro humano como uno de sus principales objetos de estudio, así como las condiciones bajo las cuales este puede ejercer cada una de sus facultades, que permiten que experimentemos los fenómenos mentales que caracterizan la naturaleza humana, tales como sensaciones, emociones, memoria, etc. También, el autor cita razonamientos hechos por otros autores, que apelan a un mismo principio consensado para diferenciar los fenómenos que pueden clasificarse como expresiones mentales de los que no pueden clasificarse como tal.

El texto enfatiza en que las teorías espiritualistas y asociacionistas brindan explicaciones muy vagas sobre la naturaleza de la mente humana, al no tomar en cuenta la fisiología del cerebro como factor determinante para el funcionamiento y expresión de la misma. El funcionamiento en conjunto de los procesos fisiológicos del cerebro humano en conexión con las impresiones captadas por nuestros sentidos del mundo que nos rodea, es lo que da lugar a que los fenómenos que ocurren a nuestro alrededor influyan sobre nuestras ideas, permitiendo concluir que las funciones mentales son, como lo afirmó el psicólogo Herbert Spencer, el resultado del ajuste de

las relaciones internas con las externas, dejando atrás supuestos anticuados de la psicología que proponían el alma como una entidad independiente y autosuficiente.

Partiendo del postulado de que “el cerebro es la condición corporal de las operaciones mentales” (James, 1890, p. 7) el texto afirma que la psicología debe, además de incluir profundos estudios sobre la fisiología del cerebro, preocuparse por estudiar otros factores codeterminantes de las funciones mentales, tales como las condiciones que se dan previas a la generación de estados mentales, que permiten o impulsan a que estos tengan lugar (como los estímulos externos que los provocan, por ejemplo), así como las consecuencias resultantes de dichos estados, tales como cambios permanentes en la conducta (aprendizaje), evocación de recuerdos (memoria), etc., aceptando como ley general que “no hay ninguna modificación mental que no ocurra acompañada o seguida por un cambio corporal” (James, 1890, p. 8).

Finalmente, el autor cita los razonamientos de otros autores como Goltz y Liebmann, los cuales a través de experimentos y analogías demuestran y ratifican un principio que permite distinguir entre los fenómenos calificables como expresiones mentales y los que no pueden serlo; este principio establece que solo las acciones dirigidas

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