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Relaciones Personales En La Vejez

Coraline20053 de Noviembre de 2013

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Relaciones personales en la vejez

La mayoría de los ancianos enriquecen sus vidas con la presencia de familiares y amigos de largo tiempo. Aunque los ancianos vean a la gente con menos frecuencia, las relaciones personales continúan siendo importantes, quizás más ahora que antes (Antonucci Akiyama, 1995; Carstensen 1995; C.L. Johnson Troll, 1992).

Contacto social

A medida que la gente envejece tiende a pasar menos tiempo con los otros (Carstensen 1996). El trabajo es a menudo una fuente importante de contacto social; en consecuencia, quienes han estado jubilados por largo tiempo tienen menos contacto social que los que se jubilaron recientemente o los que siguen trabajando. Para algunos ancianos las enfermedades hacen difícil salir y ver gente. Los estudios también demuestran que los ancianos con frecuencia evitan las oportunidades de incrementar el contacto social y que tienen mayor probabilidad que los jóvenes de sentirse satisfechos con redes sociales más pequeñas. Sin embargo, los contactos sociales que los ancianos tienen son más importantes que nunca para su bienestar (Lansford, Sherman y Antonucci Akiyama, 1998). ¿A qué se debe esto? De acuerdo con la teoría de la conducción social, los cambios en el contacto social por lo general afectan solo los círculos externos menos íntimos de la persona. Después de la jubilación a medida que los colegas y otros amigos casuales desaparecen, la mayoría de los ancianos conservan un círculo interno estable de conducciones sociales: Amigos cercanos y familiares en quienes confían para recibir apoyo social continuo y que tienen una fuerte influencia en su bienestar para bien o para mal (Antonucci Akiyama, 1995; Kahn y Antonucci 1980).

De acuerdo con la teoría de la selectividad socioemocional (Cartensen, 1991, 1995, 1996), los ancianos se vuelven cada vez más selectivos con las personas que pasan su tiempo. Cuando la gente se percata de que le queda poco tiempo, las necesidades emocionales inmediatas adquieren prioridad sobre las metas de largo alcance. Un estudiante universitario está dispuesto a tolerar a un profesor que le disgusta para obtener conocimiento que le permita ingresar a una escuela de graduados. En cambio, una anciana puede estar menos dispuesta a pasar su precioso tiempo con una amiga que le irrita. Es probable que los jóvenes adultos que disponen de media hora y no tienen compromisos urgentes decidan pasar el tiempo con alguien a quien quisieran conocer mejor; los ancianos tienden a elegir a alguien a quien conocen bien.

Aún cuando los ancianos tienen menos relaciones cercanas que los jóvenes tienden a sentirse más satisfechos con las que tienen. Aunque el tamaño de la red social y la frecuencia de los contactos disminuyan al parecer eso no sucede con la calidad del apoyo social.

Relaciones sociales y salud

Como sucede antes en la vida, las relaciones sociales y la salud van de la mano. Cuando Vaillant y sus colegas examinaron a 223 hombres del estudio Grant que envejecían, el apoyo social durante los 20 años previos (de amigos más que de los cónyugues y los hijos) fue un importante predictor de la salud física a los 70 años. Sin embargo, el efecto fue mucho más débil cuando los investigadores considerando la depresión y el abuso previo del alcohol y el tabaco, condiciones que pueden socavar las relaciones sociales y la salud.

La interacción social ayuda a prolongar la vida. Entre 2575 hombres y mujeres de 65 a 102 años en la zona rural de Iowa, lo que reportaron contacto regular con no más de 2 personas durante un periodo de 3 años tuvieron una probabilidad mucho mayor de morir en los siguientes 8 años que los que tenían redes sociales más grandes. Esto fue cierto independientemente de la edad, educación, historia de tabaquismo, síntomas de depresión o cambios en la salud física. En un estudio longitudinal de 10 años realizado con 28.369 hombres, aquellos con mayor aislamiento social tuvieron una probabilidad de 53% mayor que los hombres con más conexiones sociales de morir por enfermedades cardiovasculares y una probabilidad más de dos veces mayor de morir por accidente o suicidio.

A lo largo del mundo desarrollado, las personas casadas son más saludables y viven más tiempo que quienes están casados. Pero la relación entre matrimonio y salud es diferente para esposos y mujeres. Mientras que el hecho de estar casados por si mismo tiene beneficios para la salud de los ancianos, la salud de las ancianas esta vinculada con la calidad del matrimonio.

La familia multigeneracional

La familia tiene características especiales en la vida tardía (Brubaker, 1983, 1990; C.L. Johnson, 1995). Históricamente, incluso cuando y donde predominaba la familia multigeneracional, los años que la gente pasaba en dichas familias eran pocos y la familia rara vez abarcaba más de tres generaciones. En la actualidad, muchas familias en los países desarrollados incluyen 4 o 5 generaciones (con menos miembros en cada generación), lo que hace posible que una persona sea abuelo y nieto al mismo tiempo (Kinsella y Velkoff, 2001).

Aunque la presencia de tantos miembros de la familia es enriquecedora también genera presiones especiales. Es probable que un número creciente de familias tenga al menos un integrante que ha vivido lo suficiente para tener varias enfermedades crónicas y cuyo cuidado es física y emocionalmente agotador (C.L. Johnson, 1995). Ahora que el grupo de más rápido crecimiento en la población es de los 85 años en adelante, muchas personas al final de sus 70 o más allá, cuya propia salud y energía está decayendo se encuentran sirviendo como cuidadores. En realidad, muchas mujeres dedican más tiempo de su vida a cuidar a los padres que a sus hijos (Abel, 1991).

La forma en que las familias manejan esos problemas a menudo tiene raíces culturales. La familia nuclear, y el deseo de los ancianos de vivir a parte de sus hijos siempre que sea posible, reflejan los valores estadounidenses de individualismo, autonomía y confianza en sí mismo. Las culturas de origen hispano y asiático de manera tradicional enfatizan las obligaciones lineales o intergeneracionales, donde el poder y la autoridad están depositados en la generación mayor. Sin embargo, este patrón está siendo modificado por medio de la asimilación de la dominante cultural estadounidense los afroamericanos y los irlandeses americanos, cuyas culturas han sido fuertemente impactadas por la pobreza, enfatizan las relaciones colaterales igualitarias. Las estructuras de las viviendas son muy flexibles, ya que a menudo a los hermanos, tías, tíos, primos o amigos que necesitan un lugar donde estar. La variedad de esos patrones culturales afectan las relaciones y las responsabilidades de las familias hacia la generación mayor (C.L. Johnson, 1995).

Relaciones Consensuales

A diferencia de otras relaciones familiares, el matrimonio (Al menos en las culturas occidentales contemporáneas) por lo general se forma por consentimiento mutuo. Por lo tanto, en su efecto sobre el bienestar, tiene características de amistad y de vínculos parentescos (Antonucci y Akiyama, 1995). Es capaz de proporcionar la más alta motivación y la más baja moral que una persona experimenta ( Carstensen, 1996).

Matrimonio a largo plazo

El matrimonio a largo plazo es un fenómeno relativamente nuevo ante la mayoría de los matrimonios al igual que la mayor parte de las personas, solían tener una vida corta. En la actualidad, cerca de uno de cada cinco matrimonios, duran 50 años o más (Brubaker, 1983, 1993). Como las mujeres por lo regular se casan con hombres mayores y les sobreviven, y dado que es más probable que los hombres vuelvan a casarse después de divorciarse o enviudar, en la mayoría de los países muchos más hombres que mujeres están casados en la vejez (Administration on Aging, 2001; Kinsella y Velkoff, 2001).

Las parejas casadas que permanecen juntas en la edad adulta tardía tienen más probabilidad que las parejas maduras de reportar que su matrimonio es satisfactorio, incluso muchas afirman que ha mejorado. Dado que en los últimos años ha sido más fácil obtener el divorcio, es probable que los conyugues que permanecen juntos en la vejez hayan resuelto sus diferencias para llegar a acuerdos satisfactorios para ambos. Con el final de la crianza infantil, los hijos tienden a convertirse en una fuente de placer y orgullo compartidos en lugar de una fuente de conflicto.

La forma en que las parejas resuelven los conflictos es una clave para la satisfacción matrimonial a lo largo del matrimonio; además, la mayor habilidad de las parejas viejas para regular sus emociones ayuda a disminuir la gravedad de sus conflictos.

En la vejez, el matrimonio es puesto a prueba por la edad avanzada y las enfermedades físicas. Los cónyuges que deben cuidar de compañeros discapacitados pueden sentirse aislados, enojados y frustrados, en especial cuando ellos también tienen mala salud. Dichas parejas se ven atrapadas en un “círculo vicioso”: la enfermedad crea tensiones en el matrimonio y éstas agravan la enfermedad, estirando la capacidad de afrontamiento al punto de ruptura y poniendo en riesgo la vida del cuidador. Los cónyuges cuidadores que son optimistas, bien ajustados y que permanecen en contacto con los amigos por lo general afrontan mejor.

Divorcios y nuevas nupcias

El divorcio en la vejez es raro; las parejas que dan este paso por lo general lo hacen

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