Robert Gagné y Benjamín Bloom El conductismo en acción

Robert Gagné y Benjamín Bloom               El conductismo en acción

Benjamín Bloom nace en Lansford, Pensilvania, el 21 de febrero de 1913 y fallece en 1999. Estudia en la Universidad Estatal de Pensilvania y se doctora en la Universidad de Chicago en marzo de 1942. Fue presidente de la American Educational Research Association en los años 1965 y 1966. Es una de las principales figuras de la Escuela Conductista, junto a Skinner (1904 – 1990), Gagné, y  Bandura, (1925) entre otros, que procura canalizar el interés del estudiante a través de estímulos para que aprenda los contenidos conceptuales. En este modelo, el aprendizaje se entiende como cualquier cambio de comportamiento que pueda originarse en la práctica o en la experiencia. Los cambios de la conducta se expresan a través de la aparición de algo nuevo, desaparición de lo previo, sustitución, o transformación.

El conductismo se desarrolló a comienzos del siglo XX y su figura más destacada fue el psicólogo estadounidense John B. Watson. Las primeras investigaciones en el conductismo tienen base en la experimentación con animales -recordar ejemplo del perro salivando –Pavlov-, que demuestran que la capacidad de aprendizaje en los animales era superior de lo que se suponía, y facilita la argumentación acerca de la facilidad para condicionar las respuestas reflejas tanto de los animales como del hombre. Esta corriente de investigación en la psicología es conocida como “asociacionismo”. Entre los supuestos más importantes de estas teorías de aprendizaje, se encuentran el del condicionamiento clásico o reflejo que se refiere al logro de una respuesta condicionada, respuesta refleja del organismo que se dispara o se activa en presencia del estímulo condicionado.

A la vez, el condicionamiento operante o instrumental intenta explicar cómo la conducta que es nueva y es seguida de una consecuencia favorable se consolida, aumentando la posibilidad de que el comportamiento se repita. Una conducta operante es un comportamiento que es nuevo para el organismo por que no se encuentra programado en su código genético y un refuerzo es un estímulo del ambiente que aplicado al organismo que aprende tiene la capacidad de hacer que aumente la frecuencia de aparición de alguna conducta. Aparecen entonces diversos tipos de aprendizaje según el condicionamiento operante: por reforzamiento (positivo o negativo); por evitación; por castigo, entre otros. De este modo, las teorías E-R entrañan dos consecuencias para la enseñanza: a) es preciso identificar refuerzos efectivos y a continuación dispensarlos o negarlos a los estudiantes, y b) los estímulos y respuestas que se quieren asociar deben presentarse en contigüidad o con la suficiente frecuencia para asegurar la respuesta deseada.

Más tarde, estas teorías son superadas por la psicología cognitiva que explica el aprendizaje en términos de cambios del conocimiento o de la percepción debidos a la reorganización de las experiencias de la persona. David Paul Ausubel, (1918), uno de sus principales exponentes, aunque hay autores que lo ubican en el constructivismo, explica el aprendizaje en función de lo que ocurre en la estructura cognitiva de la persona una vez que ha sido expuesta a estímulos escritos u orales. La enseñanza, se centrará entonces en estructurar y presentar el material de aprendizaje en forma muy organizada y compatible con el aprendizaje previo de los alumnos.

Jerome Bruner (1915), por su lado, centra la mirada en el aprendizaje por descubrimiento, en motivar a los estudiantes a que ellos mismos descubran las relaciones entre conceptos y construyan proposiciones. Enfatiza el diálogo activo a modo del aprendizaje socrático y señala que el profesor debe encargarse de que la información con la que el estudiante interacciona esté en un formato apropiado para su estructura cognitiva. El currículum debe organizarse de forma de espiral, es decir, volviendo hacia los contenidos ya tratados, cada vez con mayor profundidad. La enseñanza hará énfasis en las habilidades de extrapolación y llenado de vacíos en los temas por parte del estudiante.

Contemporáneo a quienes ya se ha mencionado, Bloom fue un influyente psicólogo educativo estadounidense que hizo contribuciones significativas como la taxonomía de objetivos de la educación, y en un plano más amplio, en el campo del aprendizaje y el desarrollo cognitivo. Sus supuestos de investigación partían de las bases teóricas del conductismo y del cognitivismo. Su taxonomía de objetivos de la educación (1956), se basa en la idea de que las operaciones mentales pueden clasificarse en seis niveles de complejidad creciente, y consiste en un intento de ordenar jerárquicamente los procesos cognitivos. El desempeño en cada nivel depende del dominio del alumno en el nivel o los niveles precedentes: la capacidad de evaluar – el nivel más alto de la taxonomía cognitiva – se basa en el supuesto de que el estudiante, para ser capaz de evaluar, tiene que disponer de la información necesaria, comprenderla,  poder aplicarla, analizarla y  sintetizarla.

Bloom presenta tres dominios psicológicos principales, denominados cognoscitivo, afectivo, y psicomotor: a) cognoscitivo, que se ocupa de la capacidad de procesar y utilizar información significativamente, por ejemplo: conocimiento, comprensión, aplicación, análisis, síntesis, evaluación; b) afectivo, se refiere a actitudes y sensaciones, por ejemplo: recibir (atender), responder, valorar, entre otros; c) psicomotor, que implica habilidades motoras o físicas y es el ámbito menos desarrollado en las investigaciones de Bloom. La taxonomía permite clasificar objetivos y metas educacionales a docentes y ha sido la más usada y conocida en entornos educativos. El supuesto es que no todos los objetivos educativos son igualmente deseables: la memorización de hechos, si bien puede ser necesaria, no es comparable en complejidad a la capacidad de analizar o de evaluar contenidos.

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