Salud Emocional

La salud comienza cuando sabes quién eres.

¿Eres lo que piensas? ¿Eres lo que dices? ¿Eres lo que comes? ¿Eres lo que haces? ¿Eres como las personas de tu alrededor?

Las repuestas a estas y más interrogantes forman parte de un de ti y, cada una de ellas complementa y define el ser que eres. Cuando todas estas interrogantes encuentran respuesta en armonía solemos estar en plenitud, con salud, con aceptación con nosotros mismos y con los demás, con un camino ante la vida disfrutable y con entusiasmo y optimismo para resolver cualquier adversidad que se nos presente. Pero, cuando una o más repuestas contradicen a otra(s) entonces es cuando una parte de nuestra vida se desequilibra e inician situaciones de salud que resolver. Por ejemplo, cuando quieres bajar de peso e inicias una dieta y de repente te das una "escapadita" comiendo alimentos que no pertenecen al cambio alimenticio que “elegiste” entonces lo que comes contradice a lo que quieres comer y resulta de esto un intento fallido y tormentoso.

Siendo el malestar un reflejo de desequilibrio interno es imprescindible que para mejorar tu salud y tu vida en general, comiences por vigilarte ti misma(o). ¡ Tú eres tu mejor guardián!

Cuándo dices "sí" a cada situación, persona o decisión asegúrate de no estar contradiciéndote a ti misma(o).

El perdón y el agradecimiento son curativos.

A lo largo de nuestras vidas se nos encargan una serie de conductas y expectativas que cumplir, sin embargo muchas veces no es lo que nosotros queremos realizar y en esta contradicción comienzan a crearse un desequilibrio emocional que finalmente repercute en nuestra salud, en nuestras relaciones personales y en cada aspecto de nuestra vida. Lo anterior nos obliga a dividirnos en una serie de personalidades que cumplan con lo esperado desasociando nuestra integridad y comienza la depresión, el enojo, las enfermedades, los accidentes y situaciones sufribles. Es entonces que debemos hacer un alto y cuestionar todo lo qué hacemos, por qué lo hacemos y sí de verdad queremos hacerlo.

La maternidad es una de esas situaciones que parece que nos divide, mientras más nos llenan de consejos e indicaciones en cómo actuar la familia, los amigos, las instituciones de educación, de salud y religiosas entre otras, más nos cuesta tomar una decisión de qué hacer con la maternidad y comenzamos a tomar caminos que nos hacen sentir mal como el parir sin conciencia dejando que los demás decidan por ti, el no lograr la lactancia materna, el no poder expresar cómo te sientes en el posparto, el tener que separarte de tu pequeño porque tienes que regresar a tu trabajo después de la cuarentena, el decidir cómo educar a tu hijo, etc. Estas decisiones te van formando dolor y cuando

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