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Seminario de agresión - Violencia callejera


Enviado por   •  25 de Abril de 2017  •  Ensayos  •  5.233 Palabras (21 Páginas)  •  192 Visitas

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Índice:

  1. Introducción.
  2. Características de las bandas callejeras (patrones generales, motivos y desencadenantes, víctimas, percepción de amenaza, normas, consecuencias, control).
  3. Determinantes psicosociales, situacionales, sociales e institucionales.
  4. Explicaciones biológicas del proceso de agresión.
  5. Programas de intervención psicosocial.
  6. Conclusiones.
  7. Bibliografía.


Introducción

No existe un concepto consensuado de banda juvenil. Inicialmente fueron estudiadas por la escuela sociológica de Chicago, F.M. Trasher, investigó en la década de los treinta la figura de las bandas Juveniles, observando que presentaban cohesión “por cierta tradición, estructura externa espontánea, espíritu de cuerpo, solidaridad, conciencia de grupo y afición al terreno local” (Thraser, 1927) . Eran dirigidas por líderes conocidos dentro del grupo, y se encontraban integradas por miembros que tenían claramente atribuidas funciones bien delimitadas. Según Trasher las bandas se han formado espontáneamente y después se han integrado a través del conflicto. Los estudios epidemiológicos reflejan que los adolescentes y los jóvenes son los protagonistas de las agresiones, pero también constituyen el grupo principal de víctimas.

Algunos autores consideran que la agresividad en la niñez es una variable predictiva de la violencia que se ejercerá en la adolescencia

A partir de la década de los sesenta, tal definición no se adaptaba a los nuevos grupos que iban surgiendo, pues no respondía a la variadísima y dinámica evolución de los jóvenes que cambiaron sus formas asociativas, incluidas las delincuenciales. El fenómeno se hizo complejo y no se adaptaba a la definición rígida de F. M. Trasher.

Es W. B. Miller quien se da cuenta de esta nueva realidad, y sin negar la concepción clásica de las Bandas da un nuevo concepto más flexible, limitándose a definir sus características como grupo organizado de personas (niños, adolescentes jóvenes…); tener un líder (a veces simplemente ideológico) y, por ello, no siempre perfectamente visible e identificable; con circunscripción territorial como escenario operativo; núcleo permanente, integrado por pocos individuos, miembros accidentales y variables; fin ilícito específico, aglutinador e identificador de la clase de banda (la delincuencia común, por motivos xenófobos, racistas, antisemitas…). Como podemos observar en algunas de estas definiciones no se incluye dentro del concepto la finalidad delictiva. El propio Trasher no la recogía en la definición, aunque dentro de la clasificación sí incluía las “bandas criminales”. En la actualidad existe un grupo mayoritario de autores que entienden que tal circunstancia no debe ser incluida en la definición, así criminólogos como Scott H. Decker y Barrik Van Winkle entienden que su inclusión daría un concepto muy rígido de banda juvenil. Piénsese en todos esos supuestos en que la comisión de un delito no es el fin sino un medio para  conseguir éste, de suerte que la consecución de un fin lícito se procura con medios ilícitos


Características de las bandas callejeras (patrones generales, motivos y desencadenantes, víctimas, percepción de amenaza, normas, consecuencias, control).

El primer tipo de enfrentamientos, que suele ser el más común, se encuadra en el contexto de las las llamadas ‘tribus urbanas’: estas sub-culturas, además de las inclinaciones estéticas y culturales, asientan también la orientación ideológica de sus simpatizantes y, sobre todo, el tipo de relación que deben mantener con otros grupos, dando a lugar un terreno para el conflicto. Los rivales, en este sentido, suelen ser los representantes de los grupos con ideologías opuestas; los lugares en los cuales se producen los enfrentamientos corresponden a las respectivas zonas de reunión de los grupos y las de ocio; los motivos, finalmente, son soportados por las antipatías y aversiones de los miembros pertenecientes y el historial conflictivo que tienen en común estas ‘subculturas’.

Para el segundo tipo de enfrentamientos, que se solapa con el primer tipo. Los enfrentamientos, en este segundo caso, se producen sobre todo durante las horas nocturnas de los fines de semana en las zonas destinadas al disfrute del ocio y son desencadenados con frecuencia por motivos de roces ocasionales con desconocidos.

Finalmente, los enfrentamientos del tercer tipo, se relaciona con un control y mantenimiento de los negocios ilegales. la frecuencia con la que las personas de estos grupos o ‘pandillas’ se meten en enfrentamientos físicos varía desde quince o 20 veces al mes, cuando se encuentran en la fase más activa ,en cambio, se reduce a uno o dos veces al año en el momento que se empieza abandonar definitivamente la conducta. En conclusión, la media es de uno o dos enfrentamientos semanales, coincidiendo con el fin de semana.

Motivos y desencadenantes

El motivo más generalizable, en este sector juvenil, es la obtención de ‘respeto’. Este y otros motivos, se pueden inclinar en los patrones normativos que mueven las relaciones interpersonales entre jóvenes. cuando alguien deliberadamente no respeta alguna de estas normas implícitas, como ‘no empujar’, ‘no pisar’, ‘no dar codazos’, ‘no mirar mal’, ‘no coquetear con la chica de otro’, etc. se interpreta como ‘provocación’ y esto tiene unas consecuencias, el uso de la fuerza física. La defensa de uno mismo, de los de tu grupo y de lo que ‘es tuyo’ ante posibles agresiones, también es motivo para el uso de la fuerza física, aplicando el principio de que ‘ la mejor defensa es el ataque’. sobre todo, cuando algún amigo o miembro del grupo ha sufrido ataques previos. Pero también lo es, por otro lado, la protección de los negocios delictivos, garantizandose poder seguir con el negocio gracias al respeto o temor que ha construido en el entorno.

Víctimas.

Para definir una víctima se puede recurrir a su orientacion ideológica, sus enemistades y la mayor o menor propensión al uso de la violencia que caracteriza al grupo subcultural al que pertenece. Es un factor importante el proceso de socialización que aparece en determinados ambientes de ocio, en la que queda definida las conductas de provocación y las respuestas competentes y lícitas frente a esta. Cuando la víctima en cuestión pertenece a un grupo subcultural opuesto se recurre a la creación de los ‘mitos’ construyendo un prototipo que acaba desindividualizando a la verdadera víctima. Por ello este odio que otras pandillas tienen hacia estas víctimas crece debido a las habituales reuniones que hacen entre los grupos de iguales. Es en estas reuniones donde etiquetan con ‘malos’ y ‘buenos’ y sobre todo con una ‘misión’ que permite al joven miembro recibir un papel en el grupo.

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