Taller de Padres

Introduccion

La Educación Especial (EE) ha evolucionado a lo largo de la civilización, conforme la sociedad se fue desarrollando, hubo diferencias en la conciencia social sobre la discapacidad y la atención a quien la padece (García, Sánchez y Méndez, 2008).

En los siglos XV y XVI se les consideraba personas “anormales” y se crearon las primeras instituciones para ciegos y sordos. Posteriormente, debido a cambios políticos y sociales, se tuvo la primera noción de EE (García, Sánchez y Méndez, 2008).

En el modelo del déficit la EE se entendía como tratamiento y rehabilitación de las personas deficientes o disminuidas, y eran separadas del sistema tradicional de educación, y se tenía una concepción determinista del desarrollo que condicionaba cualquier tipo de aprendizaje (González, 2009).

Sin embargo se cuestiona este modelo, debido a la incurabilidad del tratamiento, y se comienzan a considerar si los factores sociales y culturales actuarían sobre el funcionamiento intelectual deficiente. Así pues, se concibe a la EE como un sistema educativo paralelo al ordinario para personas con discapacidad (González, 2009).

De este modo, se asume una perspectiva comunitaria, en la que profesionales y agentes implicados  aprendan y trabajen juntos para solucionar las dificultades que surgen en su contexto educativo y social. De este modo, también se establece un apoyo multidisciplinario (Gallego, 2011). Lamentablemente existe diversas barreras, tales como, falta de recursos, falta de difusión, que impiden se lleve a cabo el modelo de la Escuela Inclusiva (EI).

Dichas barreras nos llevan a preguntarnos si ¿Es sólo un slogan más o realmente supone un cambio en la EE? Salvador (1997) responde, que la EI no es una moda pasajera ni un cambio repentino, ni radical, puesto que se ha desarrollado a partir de una historia de integración de alumnos discapacitados, anteriormente vista, que supone la mejora de la escuela en muchos niveles y para todos los alumnos, y que mientras mayor sea la implicación de los consumidores, más positivos y significativos serán los resultados para los niños.

Por ello para lograr una integración educativa exitosa se deben romper ideologías, creencias y actitudes (García, Sánchez y Méndez, 2008).

Para poder llevar a cabo la escuela Inclusiva, es necesario transformar la formación del profesorado, un liderazgo efectivo, la modificación de la cultura y la organización de la escuela (Gonzalez, 2009).

El apoyo comunitario ofrece una perspectiva distinta y abierta a la comunidad sobre el apoyo, cambiando el objeto de intervención desde la persona o colectivo, replanteando el papel de los alumnos y las familias, de una visión de receptores a una visión de ciudadano activo en el desarrollo de los procesos de enseñanza-aprendizaje. Así, este modelo posibilita abrir nuevas líneas prácticas de acción e intervención escolar (Gallego, 2011).

Referencias

Gallego, C. (2011). El apoyo inclusivo desde la perspectiva comunitaria, Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, Sevilla. 70 (25,1), pp. 93-109.

García, K., Sánchez, E., & Méndez, J. (2008). La integración educativa: surgimiento y actualidad, UARICHA, Facultad de Psicología. 6 (11) UASLP, pp. 94-99.

González, E. (2009). Evolución de la Educación Especial: del modelo del déficit al modelo de la Escuela Inclusiva. Profesorado. Universidad de Granada. 1 (6). Pp. 429-439

Salvador, F. (1997). La Educación Especial en una Escuela Inclusiva, Profesorado, Universidad de Granada. 1 (2), pp. 23-33.

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