Transtorno Somatomorfo
lunaro12 de Noviembre de 2014
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TRANSTORNO SOMATOMORFO
La característica común de los trastornos somatomorfos es la presencia de síntomas físicos que
sugieren una enfermedad médica (de ahí el término somatomorfo) y que no pueden explicarse completamente
por la presencia de una enfermedad, por los efectos directos de una sustancia o por otro
trastorno mental (p. ej., trastorno de angustia). Los síntomas deben producir malestar clínicamente
significativo o deterioro social, laboral, o de otras áreas importantes de la actividad del individuo. A
diferencia de lo que ocurre en los trastornos facticios y en la simulación, los síntomas físicos no son
intencionados (p. ej., bajo control voluntario). Los trastornos somatomorfos se diferencian de los factores
psicológicos que afectan el estado físico por la ausencia de una enfermedad médica diagnosticable
que pueda explicar por completo todos los síntomas físicos. La agrupación de estos trastornos
en un único grupo está basada más en la utilidad (p. ej., la necesidad de excluir enfermedades médicas
ocultas o etiologías inducidas por sustancias) que en las hipótesis sobre etiologías o mecanismos
compartidos. Estos trastornos se observan con bastante frecuencia en los centros hospitalarios.
En este capítulo se abordarán los siguientes trastornos somatoformes:
El trastorno de somatización (anteriormente histeria o síndrome de Briquet) es un trastorno
polisintomático que se inicia antes de los 30 años, persiste durante varios años y se caracteriza por
una combinación de síntomas gastrointestinales, sexuales, seudoneurológicos y dolor.
El trastorno somatomorfo indiferenciado se caracteriza por síntomas físicos no explicados,
que persisten al menos 6 meses y que son insuficientes para establecer el diagnóstico de trastorno
de somatización.
El trastorno de conversión consiste en síntomas o disfunciones no explicadas de las funciones
motoras voluntarias o sensoriales, que sugieren un trastorno neurológico o médico. Se considera
que los factores psicológicos están asociados a los síntomas o a las disfunciones.
El trastorno por dolor consiste en la presencia de dolor como objeto predominante de atención
clínica. Además, se considera que los factores psicológicos desempeñan un papel importante
en su inicio, gravedad, exacerbación o persistencia.
La hipocondría es la preocupación y el miedo de tener, o la idea de padecer, una enfermedad
grave a partir de la mala interpretación de los síntomas o funciones corporales.
El trastorno dismórfico corporal es la preocupación por algún defecto imaginario o exagerado
en el aspecto físico.
En el trastorno somatomorfo no especificado se incluyen los trastornos con síntomas somatomorfos
que no cumplen los criterios de cualquiera de los trastornos somatomorfos específicos.
F45.0 Trastorno de somatización [300.81]
Características diagnósticas
La característica esencial del trastorno de somatización es un patrón de síntomas somáticos,
recurrentes, múltiples y clínicamente significativos. Se considera que un síntoma somático es clí-
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Trastornos somatomorfos
nicamente significativo si requiere tratamiento médico (p. ej., tomar un medicamento) o causa un
deterioro evidente de la actividad social o laboral, o en otras áreas importantes de la actividad del
individuo. Los síntomas somáticos deben empezar antes de los 30 años y persistir durante varios
años (Criterio A). Los múltiples síntomas no pueden explicarse completamente por la presencia de
alguna enfermedad conocida o por los efectos directos de una sustancia. Si aparecen en el transcurso
de una enfermedad médica, los síntomas o el deterioro de las relaciones sociales, laborales
o en otras áreas importantes de la actividad del individuo son mucho mayores de lo que cabría esperar
a partir de la historia clínica, la exploración física o las pruebas de laboratorio (Criterio C).
Debe existir una historia de dolor relacionada con al menos cuatro zonas diferentes (p. ej., cabeza,
abdomen, espalda, articulaciones, extremidades, tórax, recto) o con diversas funciones (p. ej.,
menstruación, coito, micción) (Criterio B1). Asimismo, al menos debe haber dos síntomas de tipo
gastrointestinal, además de dolor (Criterio B2). La mayoría de los individuos con este trastorno refieren
la presencia de náuseas e hinchazón abdominal. Los vómitos, la diarrea y la intolerancia a
ciertos alimentos son menos habituales. Los síntomas digestivos a menudo conducen a múltiples
exámenes radiográficos, pudiendo llegar incluso a comportar intervenciones quirúrgicas que a
posteriori se demuestran totalmente innecesarias. Además, debe haber una historia de al menos un
síntoma sexual o reproductivo, además del dolor (Criterio B3). En las mujeres se pueden presentar
menstruaciones irregulares, menorragias o vómitos durante el embarazo; en los varones, disfunción
eréctil o eyaculatoria. Tanto los varones como las mujeres pueden presentar indiferencia
sexual. Finalmente, debe haber una historia de al menos un síntoma distinto al dolor, que sugiere
la presencia de un trastorno neurológico (síntomas de conversión tales como coordinación o equilibrio
alterados, parálisis o debilidad muscular, dificultad para deglutir o sensación de tener un
nudo en la garganta, afonía, retención urinaria, alucinaciones, sensación de dolor o de pérdida de
tacto, diplopía, ceguera, sordera o convulsiones; síntomas disociativos como amnesia; o pérdida
de conciencia distinta del desmayo) (Criterio B4). Los síntomas de cada uno de los grupos se han
enumerado según la frecuencia con la que suelen presentarse. Finalmente, los síntomas no explicados
del trastorno de somatización no son simulados o producidos intencionadamente (como ocurre
en el trastorno facticio o en la simulación) (Criterio D).
Síntomas y trastornos asociados
Características y trastornos mentales asociados. Los individuos con trastorno de somatización
generalmente describen sus síntomas de un modo llamativo y exagerado, pero muy a menudo
falta información objetiva específica. Las historias que narran son poco consistentes, por lo
que, para determinar un patrón de síntomas somáticos frecuentes, una entrevista diagnóstica puede
ser menos eficaz que una revisión de los tratamientos médicos y de las hospitalizaciones llevadas
a cabo. Estos enfermos son visitados frecuentemente por varios médicos a la vez, lo que
puede conducir a combinaciones de tratamientos potencialmente peligrosas. El motivo por el cual
se ve a estos enfermos en centros de salud mental es la presencia de síntomas importantes de ansiedad
y estado de ánimo deprimido. Pueden existir asimismo comportamientos impulsivos y antisociales,
amenazas e intentos de suicidio y conflictos matrimoniales. La vida de estos individuos,
en especial la de quienes presentan trastornos de personalidad asociados, es a menudo tan caótica
y complicada como sus historias clínicas. El consumo habitual de fármacos puede conducir a efectos
indeseables o a trastornos relacionados con sustancias. Estos enfermos son muy a menudo sometidos
a múltiples exámenes médicos, a pruebas diagnósticas, a cirugía y a hospitalizaciones, lo
que supone un mayor riesgo de morbididad asociada a estos procedimientos. El trastorno depresivo
mayor, los trastornos de angustia y los trastornos relacionados con sustancias se encuentran frecuentemente
asociados al trastorno de somatización, como asimismo lo están los trastornos de la
personalidad histriónica, límite y antisocial.
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Hallazgos de laboratorio. Las pruebas de laboratorio no aportan nada significativo para corroborar
las quejas subjetivas.
Hallazgos de la exploración física y enfermedades médicas asociadas. La exploración física
no detecta nada significativo que explique los síntomas que manifiestan los individuos con
trastorno de somatización. Estos enfermos pueden ser diagnosticados de los llamados trastornos
funcionales (p. ej., síndrome del intestino irritable). Sin embargo, debido a que en estos síndromes
no hay signos objetivos o hallazgos de laboratorio específicos, los síntomas hacen pensar en el
diagnóstico de trastorno de somatización.
Síntomas dependientes de la cultura y el sexo
El tipo y la frecuencia de presentación de los síntomas somáticos pueden variar entre culturas. Por
ejemplo, la sensación de quemazón en las manos y los pies o la experiencia no delirante de tener gusanos
en la cabeza u hormigas debajo de la piel son síntomas seudoneurológicos que se observan con
mucha más frecuencia en África y en el Sur de Asia que en Norteamérica. Los síntomas relacionados
con la función reproductora masculina son más prevalentes en las culturas en las que existe una preocupación
sobre la pérdida de semen (p. ej., el síndrome dhat en la India). Por esta razón, es necesario
contextualizar los síntomas en cada una de las culturas. Los síntomas que se enumeran en este manual
son los ejemplos considerados más relevantes en el diagnóstico en Estados Unidos. Debe tenerse
en cuenta que el orden de frecuencia proviene de estudios
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