Un año Con Shopenhauer

El libro de un año con Schopenhauer narra la historia de un psiquiatra que encabeza un grupo de terapia con el fin de superar diversos problemas. Todo comienza cuando al doctor Julius un hombre de edad avanzada, va a su chequeo anual con el médico, quien le encuentra un lunar poco común que el año anterior no había notado, inmediatamente lo deriva a un dermatólogo para que realizara el procedimiento adecuado y así es como Julius se entera que era maligno, por lo cual el dermatólogo le dice que le queda a lo mucho un año de buena vida. Tras el diagnóstico realizado por el doctor, Julius comienza a preguntarse qué ha hecho de su vida, si ha realizado bien su trabajo a lo que él mismo se contestaba que sí, pues un doctor tan destacado no podría haber llegado hasta donde estaba si no hiciera bien su trabajo, recorrió la lista de sus antiguos pacientes y es así como llega con el recuerdo de Philip Slater a quien atendió por tres años, sin que él notara un cambio en su padecimiento inicial.

Philip era un joven de veintiséis años de edad al que no le gustaba su trabajo a pesar de que era destacado en lo que realizaba, sin olvidad su nula habilidad para entablar relaciones interpersonales, presentando como principal problema la necesidad que tenia de satisfacer su vacío con la práctica del sexo, tenía una lista de las mujeres con las que había mantenido relaciones para no volver a buscarlas. Julius sintió curiosidad de saber si la terapia había hecho algún cambio después de que el hombre abandonara las sesiones. Julius veía ese caso como un fracaso y quería quitarse la duda así que lo buscó. Encontró a Philip y le pidió le diera un poco de su tiempo pues quería jubilarse y tenía dudas de si había sido un buen profesionista, al contactarlo se enteró de que ahora él también era terapeuta, lo cual desconcertó al psiquiatra pues se preguntaba cómo una persona como él podía ejercer esa actividad.

Cuando el doctor visita a su antiguo paciente le pide que le narre que pasó después de que abandonó la terapia. A lo que Philip atendió y le contó lo que le estaba pidiendo, dentro de la conversación le dijo que efectivamente, su intervención había sido un fracaso, que se había vuelto una compulsión más que lejos de desplazar su necesidad de satisfacer el vacío como lo hacía el sexo, se había aliado con él para mantenerse tranquilo por un momento, comentó también que buscó a otros terapeutas y al igual que él ninguno tuvo éxito, lo que le llevó a tomar la decisión de estudiar filosofía pues él quería llenarse de sabiduría y aprender de los grandes filósofos a sobrellevar su vida.

Así es como llega Arthur Schopenhauer, el terapeuta que logra ayudarle en su queja. Pero Julius siente curiosidad por saber cómo llegó él a estar en el lugar del terapeuta si era una persona pesimista, seca y carente de habilidad afectiva, por eso lo invita al grupo de terapia.

Dentro del grupo terapéutico conoce a los integrantes, Roberta, Bonnie, Gill, Stuart y Tony, y por escucha se entera que en el grupo también está Pam que en ese momento estaba de viaje en un retiro budista por lo que el grupo se siente decepcionado pues piensan que porque ellos no pudieron ayudarla ella toma la decisión de irse.

Durante las sesiones se relatan los problemas de los que asisten y la forma en que las terapias son guiadas por el terapeuta para crean una interacción y se les pueda ayudar.

Se va descubriendo también cómo es que Philip conoce a Schopenhauer y el porqué él sí logró ayudarle. La historia de Philip y Arthur llega a coincidir en el gusto por la filosofía y la incapacidad de mantener una relación con las personas. En el transcurso de las sesiones Philip presenta la filosofía de Schopenhauer pues él adjudica su cura a éste pensamiento. Philip entra en apuros cuando sus compañeros de terapia comienzan a confrontarlo debido a los sentimientos que mantenía reprimidos.

Pam, la intedrante que faltaba de las sesiones terapéuticas, regresa de su retiro y al llegar a la sesión se topa con Philip y con el recuerdo de que fue él quien hizo que rompiera relación con una de sus amigas en la universidad, pues fue a causa de él y su necesidad de satisfacer su deseo sexual que ellas rompen toda relación, pues ambas tienen un encuentro sexual con él, sin ser diferentes a todas las demás con las que se encontraba Philip, solo un encuentro sexual único para después no volverlas a buscar. Cuando sucede todo esto se entiende que Philip reprime sus sentimientos, lo cual hace que él se involucre sentimentalmente con el grupo, aunque no lo acepte pues se siente vulnerable, pero la situación comienza a surtir efecto en él.

Vuelve la atención al psiquiatra Julius pues el tiempo ha pasado y su estado de salud es cada vez peor, vuelve a la reflexión y se da cuenta que el caso que consideraba él como fracasado ya tenía pintas de un triunfo puesto que había logrado ayudar a Philip. Con éste logro Julius muere.

“Esos silencios prolongados en los grupos son casi siempre embarazosos, pero éste en particular parecía distinto, casi reconfortante. Julius tuvo que reconocer, aun interiormente, que el silencio parecía "sagrado".”

-El uso de silencio en la terapia llega a ser como lo menciona el texto “sagrado” por el hecho de que con base a estos silencios el paciente puede encontrar en sus mismas palabras aquello que está buscando.

“Le encantaba ser terapeuta, le encantaba conectarse con otras personas y ayudarlas, y conseguir que algo cobrara vida dentro de ellas.”

Me gustó mucho esta frase, pues ciertamente el terapeuta no es un Dios, pero puede llegar a ser la herramienta que necesitan algunas personas para tener una mejor calidad de vida.

“¡Tienes tus límites!”

Todo ser humano tiene límites y el psicólogo está dentro de las estadísticas, en ocasiones habrá pacientes que no se pueda atender por alguna razón, no importa el enfoque que se tenga, creo que la clave es saber qué somos capaces de hacer y cuáles son nuestros límites.

“Recordó cuánto le desagradaban las sesiones con Philip”

Me recordó a lo que se ha mencionado más de una vez en clase, “habrá pacientes que te aburran, que no te agraden, pero hay que saber el motivo, pues la razón llega a ser la clave para lograr avances en las sesiones”

“¿Puede haber en el mundo alguien menos adecuado para esa labor?”

Un paso que se puede dar para poder llegar a ser adecuados para ejercer la clínica es ser primero pacientes, pues sirve en primera para trabajar todas aquellas cosas que pueden estorbar en el momento de ser terapeuta y también para conocerse a sí mismo para poder identificar cuando los efectos es por la angustia desbordada del paciente o es por la historia personal.

“He ahí un caso en el que la percepción de Gill fue más aguda que la mía. Durante mucho tiempo Pam me agradaba tanto, que pasé por alto su patología; quizá por eso no pude ayudarla con sus obsesiones.”

Puede suceder (pero no es lo esperado) que cuando el terapeuta experimenta la contratransferencia y deje a un lado la objetividad.

“Al pasar revista a mi vida, me di cuenta de que había experimentado antes ese sentido, y que siempre significó salir de mí mismo, ayudar a otros a vivir y realizarse. Más que nunca, me di cuenta de la importancia de mi trabajo de terapeuta, y durante horas enteras recordé a aquellos a los que había ayudado: todos mis pacientes, los de antes y los de ahora, desfilaron por mi imaginación.”

“Julius me preguntó lo mismo varias veces, y la respuesta es que, si bien no me ayudó, lo mismo pude apreciar sus dotes. Tal vez yo era un caso recalcitrante, un paciente con resistencias, o mi problema en particular no se avenía a sus enfoques”

¿Habrá problemas en el que algún enfoque sea incapaz de intervenir? Y si es así, ahí está la importancia de conocer los diversos enfoques, para poder dar un mejor servicio y saber qué es lo mejor para el paciente.

“Lo que uno dice no desaparece, vuelve y nos persigue una y otra vez.”

En terapia suele suceder esto, y lo que uno dice no desaparece hasta que esté resuelto.

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