Una Etica Para La Sexualidad

Toda la gente tiene una conceptualización distinta de las sexualidades, toda la sociedad tiene una gran preocupación por ello, y porque no saben dónde categorizar cada una de sus dimensiones y potencialidades, intentando determinar lo que es bueno o es malo, lo que está dentro de la moral y lo que no lo está.

El ambiente social en el que nacemos es por el que más nos vemos influidos en la forma de “visualizar” la sexualidad; es decir el ambiente familiar; así como también juegan un papel importante los amigos, los medios de comunicación o la comunidad en la que nos vemos inmersos. El problema es que la transmisión de los valores o la forma de ver la sexualidad, no es siempre la creada, sino la implantada. Un ejemple de ello es que antes todas las prácticas sexuales no reproductivas (como la masturbación), eran vistas como causantes de padecimientos patológicos mentales o físicos. Lo ideal sería verla como una potencialidad de la socialización de la sexualidad (en sus 4 holones).

Cuando se quiere transmitir la información formal, pareciera que los valores aumentaran su importancia cuando se está hablando de la sexualidad, el problema es que quien está transmitiendo aquella información también se encuentra dentro de una serie de códigos sociales que son transmitidos tal vez sin ser cuestionados o criticados en sus puntos débiles, sin entender lo que ello podría implicar realmente y donde ello tiene sus defectos.

Normalmente el campo de la religión es el que ha expandido por ciertas zonas que la consecuencia de las prácticas sexuales debe de ser a la fuerza la creación de un nuevo individuo; pero si nos damos cuenta, la población demográfica ya es lo suficientemente vasta, el mundo se está desbordando de personas; inclusive son exactamente las regiones más pobres las que se ven más influenciadas por ésta “ética” y terminan más perjudicados ellos mismos y sus seres amados, porque no alcanza nada para nadie.

Por otra parte, si nos damos cuenta, la mayoría de las “normativas” o valores transmitidos en estas prácticas son de carácter en el que desvaloriza o se degrada en gran medida a las mujeres (o hembras humanas, ya no sé cómo escribirlo), a veces no de forma evidente, pero es como si además se ejercieran papeles para cada una de las personas involucradas.

Algunos autores han dicho que toda aquella práctica sexual en la que todos los individuos adjuntos a ella estén de acuerdo, debería ser considerada como aceptable, cosa en la que estoy totalmente de acuerdo, actividad en la que no se esté afectando a ningún tercero no tiene por qué importarle a alguien más, mientras se mantenga la salud de uno mismo y del otro “todo se vale”.

Con tanta controversia, parecería que lo indicado es una educación sexual que no proponga ningún valor; o sea una educación "aséptica", basada solamente en los hechos científicos, sin que medie

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