Variable Independiente Machismo

Variable Independiente

Machismo

     El género se constituye como una construcción social y cultural, y, a partir de esa concepción, se van constituyendo las estructuras básicas del accionar humano, regulando el comportamiento de hombres y mujeres.  En el momento en que estas categorías perceptuales se establecen como conducta de roles, se da paso ineludiblemente, a la formación de estereotipos legitimados por la dominación masculina. Además, cabe recordar que, hasta muy avanzado el s. XX, los hombres eran los únicos preparados para escribir la historia, y como consecuencia se ha formado casi un monopolio académico con fuerte tendencia androcentrista, siendo el pasillo para llegar al machismo.(Robayo, 2002)

   Esto pone en evidencia el sometimiento de la mujer al hombre, desde la prehistoria hasta nuestros días, la humanidad ha asistido a un proceso de racionalización y naturalización de un esquema dominante masculino. Y ese esquema es la piedra de toque para el desarrollo de las percepciones y prácticas contemporáneas machistas. Que no solamente se ponen de manifiesto dentro del hogar, si no también, en espacios públicos y de diario vivir como el trabajo a partir de la división sexual del trabajo. Es entonces, una estructura de relaciones de dominación en las que se encuentran inmiscuidos por los preceptos del dominador, no solo los subordinados, sino también los mismos dominadores. (Machain, s. f.)

     El machismo se comprende como una rama del prejuicio sexual o sexismo, que denota sus manifestaciones de forma inconsciente en gran parte del globo terráqueo. Esta práctica hace que sus creencias e ideologías sean del machismo un catálogo de grados de superioridad e inferioridad a las personas, específicamente el hombre sobre la mujer. Apoyado del sistema patriarcal, el machismo se ha ido afianzando con la ayuda de instituciones como: Iglesia, Familia, Educación y Estado, que ha hecho que la mujer quede relegada de la centralidad de la historia dejándole en la inmanencia. (Moya, 2011)

     El machismo es un problema que ha alcanzado casi todo el espacio geográfico mundial, y nuestra región latinoamericana no es la excepción. En América Latina, aparece bajo distintas formas con ligeras variaciones en los diferentes países, incluso teniendo culturas muy diferentes con rasgos étnicos propios de cada país. Aún sin considerar la considerable diferencia entre cada país, se puede observar que hay un común denominador machista, la violencia. A partir de ese momento se han proyectado una cantidad de propuestas de productividad intelectual innovadoras desde la academia en varias disciplinas científicas. Se logró cuestionar las formas tradicionales de la política e impugnación del poder, empujando una profunda innovación epistemológica de los discursos científicos acerca de la realidad social y humana.(«Agrela, B; Morales,A», s. f.)

     Respecto al machismo en el mundo laboral,  si bien se puede evidenciar un avance en cuanto a la representación de la mujer en el mismo, aún siguen presentes algunas formas de exclusión relacionadas estrechamente con la visión social y el ámbito familiar, asignando muchas veces los puestos de trabajo bajo estereotipos de debilidad en relación a la figura del hombre, es así como la discriminación se da en todos los niveles desde el momento de contratar al personal hasta las instancias de ascensos, circunstancias en las que los hombres tienen más oportunidades mientras que para las mujeres existen más obstáculos. (Abramo, 2004)

     Al tema de la discriminación en el aspecto laboral por machismo se suman otras condiciones que ponen en un estado aún más vulnerable la situación de la mujer, y es la maternidad, estado que no solo expondría a mayor exclusión ante el otro sexo sino que también dentro del mismo, dicha situación se ve reflejada términos socioeconómicos especialmente en el ámbito del salario, las mujeres embarazadas reciben un porcentaje menor, esto bajo el argumento de que no existe igual productividad y a pesar de que actualmente existe legislación respecto a la maternidad en el trabajo en nuestro país, aún existe cierto tipo de discriminación al comparar sus ingresos económicos. (Botello & Alba, 2015)

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