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Violencia A La Mujer


Enviado por   •  12 de Enero de 2012  •  2.870 Palabras (12 Páginas)  •  598 Visitas

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CAMPECHE

FACULTAD: HUMANIDADES

LICENCIATURA: PSICOLOGIA

MATERIA: ELABORACIÓN Y PRESENTACIÓN DE TEXTOS

MAESTRO: MARTIN SOZA ZUMARRAGA

ALUMNA: KARLA CRISTINA KANTÚN RAMÍREZ

MATRICULA: 42108

LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER INDÍGENA

INTRODUCCIÓN

El objetivo de esta investigación es reflexionar acerca de las formas de violencia que viven las mujeres indígenas, los momentos del ciclo de vida en los que se ejerce y las estrategias empleadas para evitarla. El marco conceptual utilizado es la perspectiva de género y los estudios sobre violencia doméstica.

En particular, el estudio en sí mismo debe reflejar la multiplicidad de formas en las que la violencia contra las mujeres es mediada por la interacción de identidades y la creciente preocupación porque las necesidades, derechos y perspectivas de las Mujeres Indígenas no aparecieran adecuadamente reflejadas en esta investigación; identificó este problema no solo como consecuencia de la negación histórica a los derechos de los Pueblos Indígenas, sino también como la función de un momento político que las autoridades han tenido una reacción contra los derechos de las mujeres, los derechos de los Pueblos Indígenas, y por lo tanto, contra los derechos humanos en general.

Pretendo hacer reflexionar a las personas de combatir la violencia, ante todo, porque es un derecho que tenemos como seres humanos y sobre todo como mujeres.

Desarrollo del problema

La violencia se trata, desgraciadamente de un fenómeno de alcance internacional y de características multipresentes, de nominado también “de género”, en tanto comprende cualquier agresión dirigida en contra de las mujeres por el solo hecho de “serlo”. Del mismo modo, no solo se extiende al ámbito público, sino inclusive a la intimidad del hogar, ya que dada su doble condición de la mujer indígena que la convierte en un sujeto particularmente vulnerable al trato discriminatorio, ya que la familia juega un papel muy importante, tanto en defensa, como en la persividad de la violencia.

El alcoholismo ha sido considerado como el principal desencadénate de la violencia y como excusa de actos agresivos, ya que es un ingrediente más de la violencia masculina, pero no es causa de ser la que lo origina, porque un hombre violento lo será estando sobrio o borracho.

También en este tipo de violencia se puede dar la disolución de pareja, como divorcios, separaciones o abandonos; el maltrato se extiende también a los hijos llegando al abuso sexual, incesto y que los hijos desarrollen conductas violentas y adicciones en el futuro. Un aspecto que limita que la mujer ponga una denuncia son los hijos, esto es por la alta valoración que se da a la maternidad entendida como el deber que tiene la mujer de aguantar cualquier situación para no perjudicar a los hijos, y a pesar de su propia vida.

Es común que los hijos mayores defiendan a la madre, sin embargo, los hijos menores huyen por el miedo que les causa ver golpear a su madre. La huida de la madre con sus hijos es otro recurso para evitar la violencia.

Existen mujeres que aceptan que el marido tenga todo el derecho sobre la mujer, de golpearla, exigirle cosas, que lo atienda a la hora que llega. Que si llega a media noche, a media noche le tiene que dar de comer, que si no hay con qué, ella tiene que ver cómo, pero su obligación es que lo tiene que atender y que él es el que manda y tiene todos los derechos sobre la mujer, sin embargo, hay otras mujeres que opinan que actualmente ya no se dejan, que las cosas han cambiado.

Las estrategias sugeridas por ellas para afrontar la violencia son buscar soluciones en las mismas relaciones de pareja: defendernos explicando y hablando, las que lo sufren no lo platican. Otras soluciones abogan por una intervención de la justicia: las mujeres deben recurrir a la justicia, aunque las autoridades le hacen más caso al hombre, porque al hombre le dan la razón, tiene más palabras, tiene dinero y en las escuelas que se les enseñe a los niños a no ser violentos. La educación, el conocimiento de otras formas de vida y la obtención de recursos económicos, junto con la acción de los grupos organizados de la sociedad civil para crear conciencia sobre este problema, están contribuyendo a que disminuya la violencia conyugal. Estudios en la zona urbana han demostrado que la violencia se da también en las clases media y altas y entre parejas de profesionales.

La infidelidad es otra fuente de violencia hacia la mujer, ya que el marido tiene o varias amantes y esto trae un conflicto económico ya que el salario que gana es divido solo con el hecho de mantener a la esposa y a su amante.

Sin embargo hagamos una clara vinculación de agresión y violencia. La agresión percibida se puede considerar en mayor o menor medida a partir de los distintos niveles de daños expresados en los siguientes términos por ellas: “maltratar, pelearse, golpear, entre otros”, con ello se alude a agresiones físicas que pueden derivar en contusiones y heridas; es un tipo de violencia en la que se emplea la fuerza física y tiene consecuencias visibles. Este tipo de violencia parece ser común en la mayoría de las relaciones familiares.

La violencia es vivida por las familias como un hecho cotidiano, podría decirse que la aceptación de la violencia se da a través de dos factores; uno por ser habitual y no extraña a casi nadie, y otro por repetirse en casi todas las familias. Los casos considerados como excesivos, que no son aceptados, son aquellos que llevan a la muerte a la víctima. Sin embargo, aún en estos casos, las posibilidades de intervención son escasas. No hay suficiente apoyo para estos abusos, ni a nivel médico ni legal, pues tanto las autoridades como los médicos consideran que no se puede intervenir en las relaciones conyugales. Incluso los propios padres de la esposa se ven limitados, pues el derecho usual otorga al marido el pleno derecho a decidir sobre bienes y vidas de su familia.

La violencia conyugal se ejerce para controlar las decisiones de las mujeres, sus movimientos, sus opiniones, su sexualidad, su capacidad de reproducción y para reafirmar la autoridad del marido o de otros hombres que las tutelan a lo largo de su ciclo de vida. Las mujeres casadas no están más protegidas que las que viven en unión libre. Al estar

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