Violencia Contra La Mujer
usuario200027 de Noviembre de 2013
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Jornades de Foment de la Investigació
LA VIOLENCIA
CONTRA LA MUJER
EN LA SOCIEDAD
ACTUAL: ANÁLISIS
Y PROPUESTAS DE
PREVENCIÓN.
Autor
Yolanda RUIZ
Palabras clave: perfil del agresor, perfil de la víctima, tipos de violencia, creencias, actitudes y estereotipos, construcción del género, prevención.
RESUMEN
La violencia contra la mujer constituye en España un problema social importante y los datos actuales nos indican que las medidas adoptadas por el sistema jurídico son insuficientes. Desde diferentes ámbitos se ha intentado abordar dicho fenómeno, considerando que son diversos los tipos de factores que contribuyen a la emergencia de este hecho. En ocasiones, se tiende a justificar la violencia contra la mujer apelando a posibles desequilibrios mentales del agresor; sin embargo, creemos que existen, junto con los factores psicológicos de la víctima y del agresor, otro tipo de factores de carácter social, que influyen significativamente en las acciones violentas. Desde esta perspectiva intentamos abordar dicha cuestión; por eso, el objetivo de este trabajo consiste en reflexionar sobre las causas que inciden en la violencia contra la mujer, llevando a cabo un recorrido que analice el perfil del agresor y de la víctima, y proponiendo estrategias preventivas sociales y psicológicas respectivamente. La aplicación de acciones punitivas hacia los agresores no reduce el número de conductas violentas contra la mujer; por esta razón, se plantea como posible alternativa cambiar los factores que construyen los estereotipos de género y modelos sociales actuales.
INTRODUCCIÓN
Hasta finales del decenio de 1980 la violencia contra la mujer no fue un tema prioritario. Los estudios reali- zados indican que se trata de una problemática social que trasciende aspectos económicos, sociales, psico- lógicos y culturales. Algunos modelos aseguran que el ser humano es agresivo por naturaleza, pero cuando abordamos el concepto de violencia no debemos omitir la carga social y cultural que influye y actúa en el potencial de la agresión. Por esta razón, la socialización y los constructos emergentes de ésta adquieren un papel relevante en dicha cuestión. Siempre que aludimos a la violencia contra la mujer nos referimos a la violencia física, sexual y psicológica que se produce en la familia, en la comunidad en que vivimos y a todo tipo de violencia tolerada por el Estado.
TIPOS DE VIOLENCIA
Los tipos de violencia que podemos encontrarnos son: malos tratos emocionales, malos tratos sociales, malos tratos ambientales, malos tratos económicos, violencia física, violencia sexual y violencia psicológica. Este último tipo de violencia es la más frecuente, pero al mismo tiempo la más invisible, y por esta razón, profun- dizaremos en un estudio más detallado de la misma. La violencia psicológica siempre tiene un componente intencional, pues el objetivo es herir a otra persona. Se trata de un maltrato sutil y complejo de descubrir porque el agresor la niega y no deja huellas.
Este clase de violencia tiene los siguientes componentes: control o ejercicio de dominio; aislamiento de la familia, de los amigos y del entorno social para que la mujer sólo se centre en él y no sea independiente; celos patológicos; acoso mediante la repetición de un mensaje para que la mujer acabe saturando su juicio y su ca- pacidad crítica; denigración al atacar el entorno de la mujer; humillaciones que la ridiculizan y atentan contra su dignidad; actos de intimidación que suceden cuando se ejerce la violencia sobre los objetos propios de la víctima con la intención de suscitar el miedo, indiferencia ante las demandas afectivas al no mostrar interés por las necesidades de ella y todo tipo de amenazas siempre relacionadas con las personas cercanas.
MODELOS PSICOLÓgICOS DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
Entre los modelos teóricos que han intentado explicar la violencia contra las mujeres destacamos los siguientes:
• Modelo conductual: entiende que tanto la conducta normal como anormal es aprendida, de manera que los factores heredados son secundarios. Desde este modelo la víctima, percibida como una persona des- equilibrada, es la responsable de originar problemas. El agresor, en consecuencia, establece una relación de desequilibrio de poder acompañada de abusos, y las mujeres ante la violencia van creándose una nueva identidad. Cuando la mujer es maltratada, el agresor recurre a un chantaje emocional; se trata de una si- tuación a la que la mujer le cuesta ceder cada vez más. El hombre violento posee una baja autoestima y por eso, busca una mujer sobre la que ejercer el control, sometiéndola al aislamiento. Al mismo tiempo, la mu- jer cree que tiene todo bajo control, sin comprender cualquier conducta violenta procedente del hombre; y como pretende mantener vivo el matrimonio es incapaz de actuar ante la violencia (indefensión aprendida)
e intenta justificar la conducta del hombre violento, evidenciando una vulnerabilidad extrema.
• Modelo cognitivo: las cogniciones son formas de expresión verbal como imágenes basadas en actitudes o supuestos desarrollados desde experiencias tempranas. Desde este modelo, los esquemas adquieren una mayor relevancia, además se basan en experiencias y son modos de poder conocer el mundo, si bien en ocasiones los esquemas pueden conducirnos a errores y a modos equívocos de interpretar la realidad. Asimismo, cuando hay violencia familiar, los hombres violentos se caracterizan por sus distorsiones cognitivas minimizando o maximizando un suceso, personalizando, generalizando, aplicando pensa-
mientos dicotómicos o extremos y realizando abstracciones selectivas e inferencias arbitrariamente.
• Modelo psicodinámico: concibe al hombre dominado por fuerzas instintivas, enfatizando sus logros como lo más importante. Estos hombres son incapaces de expresar sentimientos, de hablar de sí mismos y de asumir la responsabilidad, presentándose como víctimas, desviando la conversación, culpando a la pareja y presentando la mayoría un antecedente de abuso o abandono.
• Modelo interaccional comunicacional: se centra en cambiar patrones de interacción interpersonal. La familia se entiende como un sistema en transformación que se adapta a las exigencias sociales. En este sentido, es de destacar la presencia de diferentes fases en la evolución de una familia, entre las que se encuentra el modelo de familia patriarcal, caracterizado porque el hombre busca el poder y la autoridad, y la mujer se dedica a la crianza y a sus obligaciones maternales. Cuando este modelo patriarcal se con- solida, resulta fácil encontrar comportamientos de maltrato emocional y aislamiento social del hombre
hacía la mujer.
• Modelo interactivo de la violencia: aborda como factores implicados en la violencia la vulnerabilidad de la familia, el estrés situacional, los recursos individuales (económicos, educativos, psicológicos, etc.), familiares (cohesión, comunicación y adaptabilidad), sociales (nivel de aislamiento) y el contexto socio-
cultural (valores y normas).
• Modelo de los mecanismos psicológicos de la violencia en el hogar: desde esta aproximación, la con- ducta violenta guarda una estrecha relación con actitudes de hostilidad, con el estado emocional de ira, con los trastornos de personalidad, con la presencia de factores precipitantes como son el consumo de sustancias, con la percepción de vulnerabilidad de la víctima y con el refuerzo de conductas violentas previas.
PERfIL DE LA MUJER MALTRATADA
La mujer maltratada presenta un perfil muy concreto; la normalidad de sufrir maltrato es tal que aumenta su capacidad para afrontar situaciones adversas; además, se producen distorsiones cognitivas, sentimientos de depresión, rabia, culpa, sumisión, baja autoestima, rencor, falta de proyección de futuro, déficit en solucionar problemas, suicidio, trastornos de ansiedad, disfunciones sexuales, conductas adictivas, inadaptación refleja- da porque hay aislamiento social motivado por el agresor, cuadros clínicos que provocan inadaptación emo- cional, alteración de las relaciones familiares, bajo rendimiento laboral, absentismo laboral, asilamiento de los compañeros y trastorno de estrés postraumático. Igualmente, la mujer maltratada desarrolla mecanismos que le permiten adaptarse a la violencia y dependiendo del nivel de intensidad de ésta manifiestan sorpresa, alerta, desorientación o se acostumbran. Toda mujer que vive en un ambiente violento se adapta porque ha aceptado el abuso de poder ejercido por el hombre. Junto a este rasgo, y como consecuencia del dominio y de la manipulación, aparece la dependencia hacia el agresor.
PERfIL DEL hOMbRE AgRESIVO
Los hombres violentos niegan su violencia y atribuyen el problema a su mujer. Ellos se autoerigen como víc- timas que necesitan compasión y que carecen de una comunicación adecuada, razón por la cual se expresan con la ira.
Entre los hombres agresivos podemos encontrarnos con diferentes tipologías, así destacamos: personalidades narcisistas,
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