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Ética Negociada


Enviado por   •  3 de Agosto de 2014  •  2.024 Palabras (9 Páginas)  •  297 Visitas

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ÉTICA NEGOCIADA

Tomado de Joseph Badaracco, Defining Moments. When managers must choose between right and right., Harvard Business School Press, 1997.

La definición clásica de una compañía la describe como una unidad económica independiente o, para ser más elegantes, como "una isla de control administrativo en un mar de relaciones de mercado".2 Sin embargo, esta visión está muy desactualizada y únicamente aparece en los libros de introducción a la economía. En realidad, la mayoría de las firmas de ahora están inmersas en redes de relaciones continuas. Alianzas estratégicas unen a las firmas con sus clientes y proveedores, y algunas veces con los sindicatos, los gobiernos, los laboratorios de las universidades, y hasta con los competidores. Muchas compañías incluso tienen negocios complicados con los medios de comunicación, con los reguladores del gobierno, con las comunidades locales, y con varios grupos de intereses.

Estas redes de relaciones también son redes de responsabilidad administrativa. En su conjunto, los socios comerciales y los accionistas de una compañía tienen una amplia gama de peticiones legítimas, pero ninguna compañía puede satisfacerlas todas. Las obligaciones que se tienen con algunos grupos a menudo chocan con las de otros. Por momentos, estas responsabilidades de los accionistas riñen con las obligaciones personales y organizacionales de los gerentes. Cuando se presentan estos conflictos, los gerentes se enfrentan al tercer tipo de problema de decidir entre lo correcto y lo correcto.

Un ejemplo dramático de este tipo de conflicto se ha venido desarrollando en la industria farmacéutica desde 1988. Al finalizar ese año, los altos mandos de Roussel-Uclaf, una compañía farmacéutica francesa de mediano tamaño con ventas anuales inferiores a los $2,000 millones, tuvieron que decidir en dónde y cómo llevar al mercado una nueva droga, llamada RU 486. Los primeros exámenes habían demostrado que la droga era entre un 90 y un 95 por ciento efectiva para producir abortos durante las primeras cinco semanas de embarazo. La droga llegó a ser conocida como "la pastilla francesa para el aborto," y tanto Roussel-Uclaf como sus gerentes se encontraron en el centro de la controversia sobre el aborto.

El presidente de Roussel-Uclaf, Edouard Sakiz, era un médico con un compromiso personal de vieja data con la droga RU 486. El tomaría la decisión final de introducir la droga en el mercado. A principios de su carrera, mientras trabajaba como investigador médico, Sakiz había ayudado a desarrollar el componente químico que era la base del RU 486. Creía firmemente que la droga podría ayudar a miles de mujeres, particularmente en los países pobres, a evitar lesiones e incluso la muerte producida por abortos clandestinos. En el mundo desarrollado, creía, el RU 486 sería tanto para las mujeres como para los médicos una alternativa valiosa frente a los abortos quirúrgicos.

Pero Sakiz no podía basar sus decisiones con respecto al RU 486 únicamente en sus valores personales. Como cabeza de una compañía, tenía otras obligaciones importantes. Algunas eran con sus accionistas, desde esta perspectiva el RU 486 era un problema serio. Los ingresos provenientes de la venta de la droga parecían ser muy bajos, especialmente en los primeros años. Sin embargo durante este período, los grupos en contra del aborto promoverían un boicot internacional contra los productos fabricados por Roussel-Uclaf y Hoechst, el gigante químico alemán que era el mayor accionista de la compañía Roussel-Uclaf. Si el boicot tenía éxito les costaría a las dos compañías mucho más de lo que hubieran podido ganar con la venta del RU 486. Peor aún, un boicot podía poner en peligro la existencia de la compañía Roussel-Uclaf, puesto que se trataba de una compañía relativamente pequeña con utilidades bajas.

Como ejecutivo, Sakiz también tenía responsabilidades con la gente de su firma. Tenía que evaluar la seriedad de las amenazas de violencia en contra de Roussel-Uclaf y de sus empleados. Al mismo tiempo, la decisión de Sakiz con respecto al RU 486 definiría los valores fundamentales de la compañía Roussel-Uclaf. Este era un asunto de capital importancia porque los empleados se encontraban muy divididos en sus opiniones con respecto a la droga. Algunos defendían con vehemencia al RU 486, mientras que otros se oponían a la droga argumentando asuntos éticos o temerosos de que las protestas y los boicots pudieran lesionar a la Roussel-Uclaf y a los demás productos. Sakiz sabía que los debates sobre el producto y las responsabilidades de la compañía estaban minando la moral de los empleados y desviando una gran parte del tiempo de la administración. También sabía que sus decisiones comprometerían a la Roussel-Uclaf con una posición o con otra.

Así pues, a nivel personal, Sakiz enfrentaba una versión de la pregunta ¿Quién soy yo? ¿Era, primero y antes que nada, un médico, un investigador científico, un abogado de los derechos de la mujer, o un ejecutivo corporativo con responsabilidades con los accionistas y con los empleados? Además, sus decisiones acerca del RU 486 comprometerían a su compañía con algunos valores en vez de otros, contestando así la pregunta organizacional ¿Quiénes somos?

Los asuntos personales y organizacionales como los que estaba enfrentando Sakiz son bastante difíciles. Pero la perspectiva de introducir la RU 486 lo colocaba en el centro de una red de responsabilidades con grupos importantes y con instituciones por fuera de la Roussel-Uclaf. Una de estas era el gobierno francés. Poseía el 36 por ciento de la Roussel-Uclaf, y el ministro de salud francés regulaba a la compañía muy de cerca, modelando así las oportunidades de negocios. El gobierno francés apoyaba la introducción del RU 486 con base en los derechos de la mujer, el valor de un procedimiento médico menos invasivo, y la posibilidad de disminuir los costos de la nación por concepto de salud cambiando una cirugía por una pastilla.

Hoechst, que poseía el 55 por ciento de Roussel-Uclaf, era otro accionista crítico, y también, hacía fuertes demandas éticas a Roussel-Uclaf. Su presidente era un devoto católico romano, que se oponía al aborto por razones morales y en repetidas ocasiones había manifestado públicamente su posición. Aún más, Hoechst tenía como parte

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