Como se da Jesús ¿cómo quieres ser representado?

Marcos 10:46-52

Jesús ¿cómo quieres ser representado?

Oración inicial

Lectura del texto

Introducción

Imagen 1: Sandra era una profesora de educación especial en una escuela secundaria de Manhattan, había enseñado allí durante los últimos 9 años. Dicen que tenía un excelente sentido del humor, era apasionada por su trabajo, le gustaba asumir nuevos retos, y dedicaba su vida a ayudar a los estudiantes más necesitados. Hace unos días su novio le pidió matrimonio y luego de eso viajaron juntos a las Vegas y asistieron al concierto donde hubo el atentado hace una semana. Sandra recibió un disparo en la cadera y cayó sobre los brazos de su novio y después murió. ¿Cómo puedo decirle al novio de Sandra que Dios es bueno?

Imagen 2: Yadira es una mexicana que este pasado 19 de Septiembre estaba en su casa con su esposo y sus dos pequeñas hijas, una de 7 años y la otra de 4 meses de nacida. En el momento en el que empezó a temblar se tomó de la mano de su esposo y tomó a sus dos hijas en los brazos, las paredes se cayeron y ellos quedaron debajo de estas. Sandra sintió que a su esposo le había caído algo muy pesado encima y él en medio de su dolor le dijo que la amaba y luego Yadira lo escuchó morir, después de eso se dio cuenta que sus dos hijas también habían muerto en sus brazos por el impacto de los escombros. En las entrevistas Yadira no para de llorar y dice que preferiría haber muerto con ellos aquel día, que estar viva sin ellos. ¿Cómo puedo decirle a Yadira que Dios es bueno?

Imagen 3: Santana es otro mexicano que el día del terremoto en México se encontraba en el taller arreglando su carro. Media hora antes de que empezara el terremoto Santana dejó a sus dos hijos, una niña de 10 años y un niño de 13 de años en su casa. Cuando empezó el temblor se dirigió a su casa al igual que su esposa. Cuando llegaron encontraron el edificio derrumbado y en medio de su desesperación lo único que podían hacer era pedir ayuda para buscar a sus hijos. Ellos cuentan que solían hacer simulacros para que en caso de emergencia los niños supieran qué hacer, y cuando los rescatistas quitaron los escombros encontraron a los dos niños muertos bajo la puerta, al parecer estaban a punto de salir del edificio cuando este se derrumbó. La desesperación y el sentimiento de culpa es algo incalculable. ¿Cómo puedo decirle a Santana que Dios es bueno? 

Imagen 4: Diego era estudiante del colegio en el que murieron los niños en el terremoto del mes pasado. Diego se salvó, pero no quiere hablar casi, mira la lista de los nombres de los niños que murieron para saber cuáles de sus amigos sobrevivieron y cuáles no, dice que cuando todo se desplomó solo vio a 7 de sus 14 compañeros y que es muy duro caminar ahora por las calles por las que antes caminaba para ir al colegio. Diego está traumatizado y aún no entiende lo que pasó. ¿Cómo puedo decirle a Diego que Dios es bueno?

Imagen 5: Luis es un joven delgado y bajito, tiene solo 17 años. Desde los 6 años le tocó vivir en las calles de Medellín, terminó sumergido en las drogas y sin mucha esperanza de vida, se pelea con los otros indigentes para defender lo poco que tiene, su droga y 3.000 pesos que gana en la calle durante el día. Le avergüenza que lo miren mientras consume, él no quisiera estar así, quizás no entiende por qué le tocó una vida tan dura, pero cuando uno le ofrece un abrazo sonríe tímidamente y lo recibe, pero sin dejar de decir “no quiero ensuciarte, no quiero que me veas así”. ¿Cómo puedo decirle a Luis que Dios es bueno? 

El texto que acabamos de leer tiene (aparte de los discípulos) un grupo de personas y dos personajes individuales ¿quiénes son?

1. Bartimeo (46-47)

A lo largo de la vida nos encontramos con historias donde seamos o no los protagonistas nos impresionan de tal forma que nos llevan a preguntarnos ¿dónde está Dios en medio del sufrimiento? ¿dónde está su gracia? ¿cuál es la respuesta de Dios ante lo que sucede? y la verdad es que por más preguntas que nos hagamos nadie puede escapar del sufrimiento, a todos en algún momento nos golpea de una forma u otra. 

En las historias escritas sobre san Agustín dicen que una vez él se encontraba paseando por la playa intentando entender las cosas de Dios, y vio que un niño había hecho un hueco en la arena y con una cubeta estaba intentando meter toda el agua de la playa dentro de ese hueco, y san Agustín le dijo: “no lo vas a lograr”, y el niño le respondió “tampoco tú entenderás a Dios con tu mente finita”. No se sabe si la historia es cierta o no, pero lo que es cierto es la afirmación del niño, nunca vamos a poder comprender tantas cosas con nuestra mente limitada, no podemos entender los propósitos de Dios, ni las razones por las cuales permite que el dolor nos toque.

Bartimeo era un hombre ciego, dice la Biblia que era mendigo y que se encontraba sentado a la salida de Jericó junto al camino. Este hombre seguramente ya había escuchado hablar de Jesús y que él hacía milagros, así que al saber que está pasando por allí no duda en gritar ¡ten misericordia de mí!, su grito era un grito de desesperación, este hombre estaba diciendo ¡te necesito, por favor haz algo por mí! El sufrimiento hace que sintamos que la vida no tiene sentido, y seguramente este hombre se sentía así. Abandonado, mendigando, sin poder ver, el sufrimiento es injusto y muchas veces desproporcionado. 

Hace poco publiqué un video en mis redes sociales de una mujer que llegó a un edificio que se desplomó en el terremoto de México, y en el video ella había llegado con un megáfono para que su hijo que estaba entre los escombros la pudiera escuchar, y le decía “hijo tus papás estamos bien, tu esposa está bien, tus hijos están bien, no nos vamos a mover de aquí hasta que te saquen, te amo hijo”. 

Bartimeo quería ver, los que están sufriendo en el mundo quieren ver, quieren ver que no todo ha acabado, que aún tienen motivos para vivir, que Dios sigue siendo bueno y los ama, nos gritan ¡te necesito! La pregunta es: ¿cómo podemos ayudarlos a ver?

1. Muchos (48)

No es fácil enfrentar el dolor propio, pero tampoco el dolor ajeno. Que seamos cristianos no significa que entendamos el dolor o que estemos inmunes a él, pero sí significa que sabemos que hay una esperanza. 

Vivimos en Colombia, un país donde contamos con una cierta comodidad, con una cierta tranquilidad, no estamos siendo perseguidos, tampoco vivimos en guerra como otros países, ni somos de los más amenazados por fenómenos naturales, realmente estamos entre comillas en un lugar seguro, pero eso no significa que no estemos rodeados de personas que realmente necesitan ayuda. Drogadictos, familias que sufren por la enfermedad de alguno de sus miembros, padres que no tienen cómo alimentar a sus hijos, personas que han sido desplazadas por la violencia, y la pregunta ante esta realidad es ¿tu cristianismo está marcando diferencia? ¿desmantela la injusticia? ¿impulsa a la reconciliación? ¿tiende la mano a la necesidad? 

...