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Consejería con integridad


Enviado por   •  11 de Mayo de 2017  •  Resúmenes  •  3.148 Palabras (13 Páginas)  •  397 Visitas

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Consejería con integridad

por Pablo Hoff Uno de los problemas más comunes en el ministerio de
la consejería y uno que podría neutralizar el ministerio del pastor
más talentoso, es la falta de integridad; el no respetar la
confidencialidad del aconsejado. La tarea de aconsejar requiere de
principios éticos claramente definidos si es que quiere lograr un
verdadero impacto en la vida de las personas.



«Hermano Juan, tengo graves problemas con mi marido, por favor,
asesóreme.» El maestro de la clase de consejería le contesta: «¿Por
qué me pide a mí darle una consulta, cuando tiene a un pastor capaz
de hacerlo bien?» «Bueno —dice ella—, si le contara mi triste
historia, él la divulgaría en su sermón dominical a toda la
congregación.»


Este intercambio describe uno de los problemas más comunes en el
ministerio de la consejería pastoral y uno que podría neutralizar el
ministerio del pastor más talentoso. Por esta razón, es de suma
importancia que exista confianza en la integridad de aquella persona
que actúa como asesor de almas.


Quisiera sugerir algunos principios de la ética del pastor-consejero
que deben servir para guiar el ministerio de asesoramiento
espiritual.

Objetivos dignos. ¿Por qué aconseja el pastor a sus miembros? La
gran mayoría de los ministros lo hacen por motivos desinteresados.
Algunos, sin embargo, son movidos inconscientemente por deseos
personales, tales como ser reconocidos como un padre benigno y
sumamente sabio. Diversos estudios sobre los móviles de los alumnos
que eligen materias de psicología demuestran que muchos de ellos lo
hacen para encontrar soluciones para sus propios problemas no
resueltos. El pastor que no ha dominado bien su sexualidad o sufre
de problemas emocionales no debe asesorar a otros. Bien dice el
refrán: «Médico, cúrate primero a ti mismo.» Al pastor-consejero no
le conviene tomar ligeramente la obra de orientar a otros. Él es
responsable primero ante Dios, luego ante el asesorado y finalmente
ante la sociedad. Debe pensar siempre en el bien del aconsejado y de
los que están asociados con él, pues su tarea consiste en mucho más
que solucionar problemas: significa también un compromiso de
colaborar en la transformación del aconsejado, conduciendo su vida
hacia el crecimiento espiritual y la madurez de carácter.

Motivaciones sanas. Antes de comprometerse con la tarea de
asesoramiento espiritual el consejero debe preguntarse: «¿Tengo
interés en ayudar a otros?, ¿estoy dispuesto a escuchar
pacientemente todo lo que me diga el orientado?, ¿lo acepto tal como
es o soy propenso de juzgarlo?, ¿puedo sentir sus penas, brindarle
consuelo, fortaleza o darle estímulo?, ¿estoy dispuesto a ser amigo
de aquellos que son poco simpáticos o agresivos? ¿Conozco algo del
proceso de aconsejar?, ¿soy conciente de que toda persona es
diferente y sus problemas requieren de soluciones creativas?,
¿tiendo a depender de un archivo mental de soluciones prefabricadas?
Todas estas, y muchas otras, son las preguntas que debe considerar
la persona que aspira a ser eficaz en un ministerio de consejería
pastoral.

Compromiso con las confidencias. Cuando una persona abre su corazón
al ministro y revela sus problemas personales, debilidades y males,
le está demostrando su completa confianza en él. Por ese motivo, el
consejero nunca debe traicionar esa sinceridad divulgando lo
conversado en las consultas. Tampoco debe contar a un asesorado los
problemas de otro aconsejado, ni usar experiencias ocurridas en su
función de consejero como ilustraciones de sus sermones. En las
reuniones de los comités de la congregación, algunos pastores violan
cierta confidencia al comentar sobre las capacidades de algún
individuo que está siendo considerado para algún ministerio. La
información confidencial debe ser inviolable siempre.

Prudencia en situaciones delicadas. Uno de los peligros de la
consejería pastoral consiste en trabar una relación malsana con la
persona asesorada. Una encuesta de Leadership, una revista para
líderes de la iglesia, reveló que 17% de los pastores que
experimentan relaciones sexuales extramaritales las tienen con la
persona a quien aconsejan. El hecho de que el asesor sea una persona
regenerada y llamada al ministerio de predicar el evangelio no le
salvará de sentirse atraído por la persona a la cual aconseja, o
viceversa. El asesor debe evitar entonces todo lo que pueda producir
una situación seductiva o poner en marcha emociones malsanas. Aparte
de saludar al asesorado con un apretón de manos o un abrazo,
conviene no tocarlo. Un famoso psicólogo observa:

Una de las responsabilidades más difíciles del consejero es impedir
que la aconsejada se le apegue a él. Si el asesor está dispuesto a
permitir tal cosa, la relación que debe existir entre los dos
quedará arruinada irreparablemente: no podrá aconsejarla más. En el
momento en que el consejero se da cuenta de que se complace
emocionalmente ante la presencia de la asesorada, debe ejercer su
ministerio con suma cautela. (Rollo May, The Art of Counselling,
p.p. 172-173) Por tanto, no conviene que el pastor vaya solo a la
casa de una mujer a quien no conoce, ni que asesore a una dama en un
automóvil. Por regla general, los pastores orientan a mujeres
solamente cuando pueden ser vistos por otros o alguien está
presente. La lógica también indica que la esposa del ministro l
acompañe en ese tiempo.

Lineamientos claros. La curiosidad del asesor, sus necesidades
sexuales o el deseo de que otras personas dependan de él son motivos
inconscientes en algunos consejeros. El hecho de escuchar chismes o
detalles muy íntimos de inmoralidad puede alimentar la curiosidad
del asesor y no ayudará en absoluto en el proceso de orientar. Al
contrario, puede desviar la atención del consejero de aquello que es
importante y provocar que el asesorado, al darse cuenta de las
intenciones, pierda respeto y confianza en el ministro.

Compromiso con la Palabra. Las creencias cristianas deben regir en
los consejos de un ministro-consejero. Si uno tiene que elegir entre
dos cosas, más vale ser fiel a Dios y su Palabra que caer en gracia
con el asesorado. No se debe imponer la norma cristiana pero sí
corresponde presentarla. El consejero cristiano tiene un compromiso
con la verdad y la Palabra de Dios que debe impregnar todo lo que
dice y hace.

Respeto por la persona. Aunque el asesor puede señalar el camino
correcto, no debe obligar al orientado a tomarlo. El libre albedrío
es un don divino y aun Dios mismo lo respeta. Por ese motivo el
asesor de almas no debe ser un sabelotodo, sino un compañero del
diálogo que ayuda al aconsejado a identificar su problema y a
descubrir una solución adecuada. Puede ocurrir que el arreglo ideado
por el ministro resulte contraproducente y hasta sea culpado por el
asesorado. Alguien ha observado, con cierta sabiduría: «El médico
sepulta sus errores, pero el pastor tiene que vivir con los suyos.»

Conciencia de las limitaciones propias. Ningún consejero puede
ayudar a todos, especialmente en casos de personas disfuncionales o
discapacitadas. En ocasiones estos individuos constituyen un peligro
para ellos mismos y para otros. Necesitan la ayuda de algún
profesional debidamente preparado para tratar con sus problemas y
por ello, es conveniente que el pastor-consejero sepa suficiente
acerca de la salud mental para distinguir entre las manifestaciones
normales y las neuróticas de paranoia, ansiedad, culpa o congoja.
Debe diferenciar también entre los síntomas que indican la necesidad
de tratamiento psiquiátrico y los que pueden ser ayudados asesorando
a la persona. En el caso de personas disfuncionales o profundamente
deprimidas y en peligro de suicidarse, debe referirlas a los
profesionales quienes puedan tratarlos debidamente.
El autor, nacido en Estados Unidos, ha sido misionero y educador en
América Latina por más de 44 años al lado de su esposa Betty. Han
trabajado en Bolivia, Argentina y Chile, lugar donde reside
actualmente. Es fundador y presidente del Instituto Bíblico
Nacional de Chile y ha escrito varias obras usadas por diversas
instituciones dedicadas a la educación superior.

EL CONSEJERO BÍBLICO

El papel del consejero Bíblico es influir en la persona para que se efectúen cambios bíblicos.

Tito 2:11-12

(1 Timoteo 4:7, Isaías 1:16-17, Filipenses 4:11, 2 Timoteo 3:16, Hebreos 5:11-14, 2 Pedro 2:14, 1 Pedro 1:18, Proverbios 23:12)

El principio de sustituir

La disciplina

Las emociones

Dios nos hizo seres emocionales. Las emociones tienden a ejercer control sobre nuestra manera de ser y actuar, pero tenemos que tener algo más fuerte que las emociones, la Biblia, y seguirla.

En el momento de la tentación: negarse a sí mismo cada día (Proverbios 28:26, Lucas 9:23).

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