De pastor a pastor

Texto: De pastor a pastor

Autor: James E. Giles

Editorial: Mundo Hispano

El autor considera que el éxito de un ministro dependerá de sus capacidades para relacionarse positivamente dentro de las diferentes esferas de las relaciones, esto es con su familia (esposa e hijos), con los miembros de su iglesia, con los colegas en su denominación, con los de otras denominaciones y con la comunidad y en cuanto a la relación con las instituciones el autor aconseja con respecto a la relación del pastor con su denominación y la relación interdenominacional.

Es por ello por lo que a modo de un consejo sabio de un ministro experimentado a ministros jóvenes o estudiantes de seminario presenta una serie de normas éticas en el comportamiento del ministro a la hora de relacionarse con otras personas, comunidades e instituciones. Son una serie de consejos sencillos, pero a la vez útiles en el accionar del pastor, el no seguirlos pudieran generar tensiones y/o malentendidos que pudieran afectar las relaciones y el desempeño del ministro.

El autor inicia considerando de una forma muy general, la ética de los lideres cristianos del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento. Un común denominador en estos es una relación íntima con Dios, de ahí que se dicte la primera de las normas éticas para los ministros, tener una profunda experiencia religiosa manteniendo una vida devocional constante.

Empezando con los patriarcas del Antiguo Testamento vemos en ello las cualidades de unos líderes con autoridad sobre su tribu o familia siendo responsables de la salud espiritual de su pueblo. Continuando con los profetas quienes condenaban la injusticia económica, la opresión de los pobres, la mentira, el engaño y la corrupción personal y social en el pueblo, lo cual indica que eran personas que vivían con una ética de justicia muy alta.

Ya en el Nuevo Testamento el autor considera primeramente la ética de nuestro Señor Jesucristo, vemos como dicta la norma ética más alta en la historia, en el sermón del monte, poniendo la vara muy alta diríamos inalcanzable en términos de ética. El autor hace mención por otro lado, el amor la cualidad o virtud que cumple o satisface la ley y los profetas y que garantizara dice el cada día el éxito para el ministro.

En las enseñanzas de Pablo el autor resalta que para el apóstol las normas éticas y morales para ministros se basan en el señorío de Cristo y en el fruto del Espíritu Santo. El apóstol Juan enfatiza en sus epístolas el amor, la fe, y la fidelidad a la verdad como normas éticas.    

Algunos consejos sobresalientes del autor para los ministros.

El autor enfatiza en que el ministro tenga una plena convicción de su llamado esto es que hay un elemento divino en el llamado a predicar el evangelio, al igual de equilibrio emocional, y el cultivar el fruto del Espíritu, esto le evitara o le ayudara a conquistar las inseguridades, la baja autoestima, el complejo de culpabilidad entre otras emociones negativas propias de un trabajo tan demandante y con tanta presión.

La salud física toma relieve para el autor al admitir que uno de los pecados comunes en los ministros es la glotonería.

El ministro debe pasar ciertas horas en su preparación intelectual, para poder nutrir intelectualmente a su congregación.

La vida de oración y lectura de la palabra es indispensable para un ministro, el ministro debe ser irreprensible y esto conlleva tomar las precauciones pertinentes a la hora de ministrar, aconsejar y visitar a personas del sexo opuesto.

La felicidad en el hogar del ministro contribuirá mucho a su éxito en todo su ministerio dice el autor; por eso debe dedicar el tiempo necesario para su esposa y los hijos. El amar a su esposa como Cristo amo a la iglesia, entregándose por ella, es la respuesta que el autor da ante las distintas situaciones estresantes que suceden en el hogar del pastor y ante todo tipo de presión que tanto la esposa como los hijos del pastor van a sufrir entre otras cosas por las altas expectativas que la iglesia tiene sobre la familia pastoral, por la falta de privacidad en su hogar, por el aislamiento, etc. Con respecto a los hijos el autor recomienda tener un tiempo especial con ellos, que no sea robado por la iglesia o el ministerio.

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