Dos Poderes Magicos Rudos

La criminalidad en México ha sido un flagelo que se incrementó a partir del año 2000, con la llegada al poder de personas ineptas e irresponsables, quienes sin más iniciaron una estéril y cruenta lucha, particularmente en el ámbito de las drogas, renglón que en todo el mundo tiene su propia estabilidad, no obstante, en mi patria se convirtió en el único tema de los gobiernos panistas; como consecuencia de ello, se acrecentó el crimen en forma descomunal; empero no sólo se propició el aumento del tráfico de enervantes, sino también su consumo, amén de delitos graves como la privación ilegal de la libertad, la extorsión, la trata de personas y el lavado de dinero.

Los datos que poseemos en México en materia de delincuencia son alarmantes y sólo equiparables con países en guerra. Se afirma que entre las 50 ciudades más peligrosas del planeta están 13 mexicanas: Tijuana, Acapulco, Ciudad Juárez, Torreón, Cuernavaca, Durango, Chihuahua, Reynosa, Mazatlán, Culiacán, Nuevo Laredo, Tepic y el Distrito Federal. Otras poblaciones también inseguras son Mexicali, Tampico, Matamoros y varias del estado de México. De hecho, en esta última entidad, según una encuesta realizada por el Instituto Ciudadano de Estudios sobre Inseguridad, se deduce que el 15% de los mexiquenses ha padecido algún tipo de delito durante el último año. Asimismo, se agrega en la estadística en cita que se cometen casi 16 mil delitos por cada 100 mil habitantes.

Los ilícitos denominados de alto impacto para la ciudadanía, como son el homicidio, secuestro, robo y extorsión han tenido un galopante incremento en todo Mexico; esencialmente el secuestro, ya que año con año crece más de 6 por ciento.

De igual manera, los registros revelan que la cantidad de homicidios, tanto dolosos como culposos, se ha multiplicado considerablemente en cada uno de los estados del país, inclusive cada año se da un perturbador aumento en el caso de los asesinatos.

La delincuencia es una cuestión lacerante y el pan de cada día en México. Resulta importante destacar que el bajo número de detenciones y encarcelamientos de malhechores, hacen mayor el problema, ello aunado a una economía raquítica y la corrupción imperante en las instituciones de seguridad pública y de justicia.

En el rubro político no se ha sentido un cambio sustancial, las muertes siguen siendo la constante, acompañadas de los actos más aviesos que se puedan imaginar; por ejemplo, cuerpos desmembrados, cabezas cercenadas, colgados y quemados.

Continuando con las cifras, según el Centro de Investigación para el Desarrollo, AC por sus siglas CIDAC, del 100 por ciento de los delitos cometidos en México, en promedio, los ministerios públicos estatales averiguan sólo el 20 por ciento, 9 por ciento llega a un juez y sólo 1 por ciento se castiga.

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