EL QUE VINO A JESÚS DE NOCHE Juan 3:1-6
yara118623 de Febrero de 2015
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EL QUE VINO A JESÚS DE NOCHE Juan 3:1-6
Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, que era un líder de los judíos. Este vino a Jesús de noche y Le dijo:
- Rabí, sabemos que eres un maestro que ha venido de Dios; porque nadie podría hacer las señales que Tú haces si Dios no estuviera con él.
Lo que te digo es la pura verdad - le contestó Jesús- : a menos que se renazca de arriba no se puede ver el Reino de
Dios.
- ¿Cómo puede uno renacer cuando ya es mayor? - le preguntó entonces Nicodemo- . ¡No va a meterse en el vientre de su madre para nacer otra vez!
- Lo que te digo es la pura verdad - le dijo Jesús a menos que se nazca de agua y del Espíritu no se puede entrar en el
Reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, y lo que nace del Espíritu es espíritu.
El nombre de fariseos quería decir separado, un hombre aparte; y los fariseos eran los que se separaban de la vida ordinaria para observar todos los detalles de la ley de los escribas. Era la secta más rigurosa de los tres partidos Judíos
Nicodemo era fariseo, y es sorprendente que quisiera hablar con Jesús un hombre: que tenía esa idea de la bondad y que estaba entregado a esa clase de vida porque estaba convencido de que era la manera de agradar a Dios.
(iii) Nicodemo era uno de los gobernadores de los judíos.
La palabra es arjón. Esto quiere decir que eran un miembro el sanedrín, que era el tribunal supremo de los judíos que estaba formado por setenta miembros. Por supuesto que, bajo el dominio romano; sus poderes estaban muy limitados; pero seguían siendo considerables. En particular, el sanedrín tenía jurisdicción religiosa sobre todos los judíos del mundo, y uno de sus deberes era examinar y dictaminar en el caso de que surgiera un falso profeta. Así que resulta todavía más sorprendente el que Nicodemo quisiera hablar con Jesús.
Fue por la noche cuando vino Nicodemo a Jesús, lo que puede haber sido por una de dos razones.
«),Puede que fuera por precaución: Puede que Nicodemo no estuviera dispuesto a comprometerse viniendo a Jesús de día. No le podemos condenar por eso. Bastante sorprendente es ya que un hombre de su categoría viniera a Jesús, como y cuando fuera. Era infinitamente mejor venir de noche que no venir. Fue un milagro de la gracia de Dios el que Nicodemo venciera sus prejuicios y principios y sentido de la vida lo suficiente como para venir a Jesús.
(ii) Pero puede que fuera por otra razón. Los rabinos decían que la mejor hora para estudiar la Ley era por la noche, cuando no se presentaban distracciones. Durante el día Jesús estaba siempre rodeado de gente. Puede ser que Nicodemo viniera a Jesús por la noche porque quería hablar a solas y sin interrupciones con Él.
Nicodemo era un hombre con inquietudes, con muchos honores pero con un gran vacío en su vida. Vino a hablar con Jesús a ver si encontraba la luz en las tinieblas de la noche.
EL QUE VINO A JESÚS DE NOCHE
Juan 3:1•6 (continuación)
Cuando Juan nos relata las conversaciones que tuvo Jesús con algunas personas, sigue un cierto esquema. Aquí lo vemos muy claro. Nicodemo dice algo (versículo 2). Jesús contesta de una forma que resulta difícil de entender (versículo 3). Nicodemo lo toma en otro sentido (versículo 4). Jesús se lo dice de otra manera que es todavía más difícil de entender (versículo 5). Y sigue a continuación una exposición e interpretación.
Cuando Nicodemo se encontró a solas con Jesús Le dijo que nadie podía por menos de sentirse impresionado con las señales y milagros que realizaba Jesús. Jesús le contestó que lo realmente importante no eran las señales y los milagros, sino el cambio radical en la vida de una persona, que sólo se podría describir como un nuevo nacimiento.
Cuando Jesús dijo que es necesario nacer de nuevo Nicodemo no Le entendió, y su confusión procedía del hecho de que la palabra que la versión Reina- Valera traduce por de nuevo, en griego anóthen, tiene tres sentidos diferentes. (i) Puede querer decir desde el principio, totalmente, de arriba a abajo. (ii) Puede querer decir de nuevo, otra vez, en el sentido de por segunda vez. (iii) Puede querer decir de arriba, y, por tanto, de Dios. No nos es posible indicar todos esos sentidos en una sola palabra española; pero los tres están incluidos en la frase nacer de nuevo. Nacer de nuevo es experimentar un cambio tan radical que es como un nuevo nacimiento; es que le pase a uno en el alma algo que sólo se puede describir como nacer totalmente de nuevas otra vez; y ese proceso no es el resultado del esfuerzo humano, sino de la gracia y el poder de Dios.
Cuando leemos este pasaje nos parece que Nicodemo entendió la palabra de nuevo solamente en el segundo sentido, es decir, en el más literal. ¿Cómo puede uno que ya es mayor, dijo, meterse otra vez en el seno materno y nacer por segunda vez? Pero la reacción de Nicodemo no era tan simple. Había una gran ansia insatisfecha en su corazón; y es como si dijera, con un anhelo sincero y profundo: < Tú hablas de nacer de nuevo, de ese cambio radical y fundamental que necesitamos. Yo sé que es necesario; pero, en mi experiencia, es imposible. No hay nada que yo desee más que eso; pero es como si me dijeras a mí, un hombre hecho y derecho, que me meta en el vientre de mi madre y nazca otra vez.> No ponía en duda el que tal cambio fuera deseable, eso lo sabía y reconocía Nicodemo demasiado bien, sino que fuera posible. Nicodemo se enfrentaba con el eterno problema del que quiere cambiar, pero no puede cambiarse a sí mismo.
Esta frase nacer de nuevo o renacer recorre todo el Nuevo Testamento. Pedro habla de renacer por la gran misericordia de Dios (1 Pedro 1:3); y también de renacer, no de simiente corruptible, sino incorruptible (1 Pedro 1:23). Santiago nos dice que Dios nos hizo renacer por la Palabra de verdad (Santiago 1:18). En la Carta a Tito se nos habla del lavamiento de la regeneración (3: S). Algunas veces se expresa esta misma idea como una muerte seguida de una resurrección o recreación. Pablo dice que los cristianos hemos muerto con Cristo y resucitado a una nueva vida (Romanos 6:1- 11). Y habla de los que se han convertido hace poco como bebés en Cristo (1 Corintios 3:1- 2). El que una persona esté en Cristo, es decir, sea cristiana es como si hubiera sido creada totalmente de nuevo (2 Corintios 5:17). Una nueva creación tiene lugar en Cristo (Gálatas 6:15).
Nuevas personas son creadas según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efesios 2:24). El que está dando los primeros pasos en Cristo es un niño (Hebreos 5:12-14). Esta idea del nuevo nacimiento o de la nuevas creación aparece en todo el Nuevo Testamento. Ahora bien, esta idea no les sonaría extraña en absoluto a los primeros lectores del Nuevo Testamento. Los judíos la usaban al hablar de los que procedían del paganismo y aceptaban el judaísmo mediante la oración, el sacrificio, el bautismo y la circuncisión: eran nacidos de nuevo. « El prosélito que abraza el judaísmo -decían los rabinos- es como un niño, recién nacido.» Tan radical era el cambio que todos los pecados que hubiera cometido antes se le habían perdonado, por que ahora era una persona diferente. En teoría se afirmaban aunque es de esperar que no se llevara nunca a cabo, que tal hombre se podía casar con su madre o con su hermana, porque todos sus lazos familiares anteriores quedaban anulados. Los judíos hablaban del nuevo nacimiento.
¿Qué quiere decir para nosotros el nuevo nacimiento? En el Nuevo Testamento, y especialmente en el Cuarto Evangelio, hay cuatro ideas íntimamente relacionadas: el nuevo nacimiento; el Reino del Cielo, en el que nadie puede entrar a menos que nazca de nuevo; llegar a ser hijos de Dios, y la vida eterna. La idea del nuevo nacimiento no es exclusiva del pensamiento del Cuarto Evangelio. En Mateo encontramos la misma gran verdad expresada aún más sencilla y gráficamente: «Si no os volvéis y os hacéis como niños no entraréis en el Reino del Cielo» (18:3). Estas ideas encierran la misma verdad.
NACER DE NUEVO
Juan 3:1-6 (conclusión)
Vamos a empezar por El Reino del Cielo. ¿Qué quiere decir? Su mejor definición la encontramos en la Oración Dominical, que contiene dos peticiones paralelas:
Venga Tu Reino, Hágase Tu voluntad, como en el Cielo, así también en la Tierra.
Es característico del estilo hebreo el decir las cosas de dos maneras algo diferentes, la segunda de las cuales explica y amplía la primera. En los Salmos encontramos innumerables ejemplos de esta forma poética que se conoce técnicamente como paralelismo:
Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Por tanto, no temeremos aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar;
Aunque bramen y borboteen sus aguas,
Y tiemblen los montes a causa de su ímpetu.
Jehová de las ejércitos está con nosotros;
Nuestro refugio es el Dios de Jacob (Salmo 46:1-3, 7).
Lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado (Salmo 51:2).
En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará (Salmo 23:2).
Apliquemos ese principio a las dos peticiones de la Oración Dominical: la segunda completa y explica la primera, y así llegamos a la definición del Reino del Cielo como una sociedad en la que la voluntad de Dios se hace en la Tierra tan perfectamente como en el Cielo. Estar en el Reino del Cielo es, por
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