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ETICA CRISTIANA

Nueva Criatura de DiosEnsayo4 de Febrero de 2020

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                              ÉTICA Y MAYORDOMÍA DEL PODER  

Por

MARÍA PASPUEL

Curso:  

ETICA CRISTIANA

Profesor:

Luis Carlos Moreno.

CRETE- MINTS

Ibarra, 7 de  noviembre de 2015

                                                                   INDICE

Introducción…………….…………………………………………………………………………………………………..3

Primera parte: ¿Qué es ética?.....................................................................................................4

  1. Definiciones de ética cristiana………………………………………………………....4

1.1 Cristo modelo de enseñanza moral………………………………………………...5

1.2 ¿qué debemos hacer los cristianos para imitar a Jesús?...........................................5

1.3 Dios y la creación………………………………………………………………….6

1.4 Crisis de valores en la iglesia……………………………………………………...7

Segunda Parte: ¿Qué es la mayordomía?....................................................................................7

  1. Significado de mayordomía…………………………………...……………………………………………8
  1. El Diezmo………………………………………..………………………………………………………....9
  2. La Ofrenda……………………………………………………………………………………………….10
  1. El poder de  dominio………………………………………………………………………………………...11

3.1 ¿Cuándo influye el poder de Dios en nosotros?......................................................12

3.2 ¿Cómo podemos ser mayordomos de lo que Dios me ha dado?.............................12

  1. CONCLUSIONES………………………...…………………………………………13

  1. BIBLIOGRAFÍA. ..…………………………………….……………………………14

INTRODUCCIÓN

     Existe una gran necesidad de profundizar temas relevantes que nos llevan al conocimiento de hechos y situaciones que sucedieron en el Antiguo y Nuevo testamento,  pero me es necesario presentar el  tema de “Ética y mayordomía del poder”, porque en base a la  lectura de algunos textos, me encontré con asuntos que desconocía. Estos contenidos conllevan enseñanzas de como conducirnos dentro y fuera de la iglesia, es decir la conducta moral  del  creyente  verdadero debe ser conforme está escrito en la Biblia, porque es Palabra de Dios, más no de acuerdo a la frivolidad del hombre. Cuando se habla de contemplar las Escrituras significa que existe un referente esencial que nos exhorta a ser “santos como solo Él es santo”, (Levítico 20:26), de la misma manera que si profesamos la fe en Cristo, debemos ser imitadores de Cristo; caminar como Él, vivir como Él, pensar como Él;  en fin, el modus vivendi de la sociedad, no es más nuestro paradigma, porque es terrenal.

     En cuanto a la vida cristiana, debe ser ejemplar, sin poner de por medio el pecado  de nuestros primeros padres, sino la imagen de Dios, que ha sido restaurada por medio de la pasión y muerte de su Unigénito, quien vino a restaurar esa imagen caída, para que todo aquel que en Él crea no se pierda, más tenga vida eterna. (Juan 3:16) El hombre no puede regenerarse por sí mismo, cuando  acepta el señorío de Jesucristo  en su vida para  crecer espiritualmente y tener domino de sí mismo, es el Espíritu Santo quien le recuerda y enseña quienes somos y que debemos hacer como cristianos en la iglesia, donde Cristo es la cabeza. La falacia de diversas doctrinas, ha hecho que muchos se pierdan y dejen de proseguir al blanco como dice Pablo, los sermones expositivos de prosperidad han logrado que muchas iglesias se llenen en espera de ser bendecidos económicamente. La sobreabundancia es el único atractivo para el cristiano moderno, con lo cual hay que tener mucho cuidado.

     Es necesario que exista el creer y comprometerse con la obra que Cristo ha puesto en las manos de cada uno, somos  responsables de los dones que  Dios nos ha dado  para fructificar, multiplicar, sojuzgar y enseñorear (Génesis 1:27), esas fueron sus ordenanzas para nuestros primeros padres y por ende para nosotros su pueblo. Acaso vamos a semejarnos al siervo malo (Mateo 25:26) que por comodidad y negligencia,  escondió el único talento, no, no es así,  Dios nos llamó porque sabe que lo podemos hacer, ya que “aquel que recibe de gracia, también debe dar de gracia” y  “más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35) Hoy Dios nos ha hablado, que seamos  embajadores del evangelio  y prediquemos  la verdadera doctrina, el que tenga oídos oiga. (Mateo 11:15).

Primera parte: ¿Qué es la Ética?

  1. Definiciones  de ética

     Si vamos a  conocer el significado de ética, es necesario resumir en lo siguiente: ética  es la “ciencia” que estudia el “comportamiento” moral del ser humano. Ante esta definición es importante  saber  que la ciencia es  conocimiento humano  y comportamiento es la manera de conducirse. Según Lloyd E. Kwast, “es lo primero que se observa al analizar una cultura”;[1]  por lo cual el ser humano  es único responsable de  su buena o mala conducta frente a  todo lo que le rodea, ya sea éste individuo o naturaleza. Tradicionalmente analiza dos conceptos fundamentales: “lo correcto y lo bueno”.[2]  El primero incluye las nociones del cumplimiento del deber, ley moral e imperativa que rige el carácter de cada ser humano. El segundo incluye la idea de bienes y fines a ser propuestos o alcanzados, mediante la actitud que tome cada individuo. Todo ser humano es inherentemente ético, sin embargo existe la libertad de decidir qué es lo que quiere ser, su decisión determina su comportamiento frente a la sociedad.

  1. Ética  cristiana.

    En lo que concierne a la ética cristiana “es una ciencia teológica que estudia la vida moral y cristiana, declara el hacer la voluntad de Dios, revelada en su Palabra”,[3] cuyos principios morales se llevan a cabo en la comunidad cristiana, para obtener una mayor consistencia y precisión en la conducta de cómo expresarse conforme a las normas y leyes de enseñanza bíblica. Como está escrito: “Y haced derechos pasos a vuestros pies, para que lo que es cojo no salga fuera de camino; antes sea sanado”. (Hebreos 12:13).

     Otro "Concepto básico de la ética cristiana, es  que se fundamenta en el reconocimiento de que todos los bienes provienen de Dios y deben ser usados para su gloria, y que se aplica por igual a todo tipo de bienes, ya sea dinero, tiempo, talentos u oportunidades”.[4] Declaro esta Palabra con poder, que no es invento de hombres  porque está escrito: (Isaías 44:24, Hageo 2:8, Santiago 3:17) ¿quién es el hombre para crear algo? ¿Qué es capaz de hacer que ya no esté hecho?,  siempre termino haciéndome las mismas preguntas, nadie que no conozca de su deidad y poderío será capaz de responder, se necesita tener mente de Cristo para entender que  partiremos de este mundo, tal cual venimos, sin nada y nada se hace sino con la ayuda de Dios.

 

     “La ética cristiana procura relacionar la enseñanza de la Biblia y la larga tradición de la interpretación de la enseñanza moral de la Biblia, con el pensamiento contemporáneo y la toma de decisiones”.[5] Que otro ejemplar  más se podría seguir,  sino es la Biblia, aquella  que ha dado origen a un sinnúmero de textos, que el hombre ha ido modificando, mediante su ego por crear algo diferente a lo está predispuesto.  Desde tiempos inmemoriales Dios nos ha venido exhortando por medio de sus ordenanzas, leyes o mandamientos. En cada uno está el buscar, investigar  o escuchar la voz de Dios. No siga a la voz de expertos  ya que motivan por un cierto instante y se desvanece, esa es la razón por la cual todos hemos malgastado el tiempo y todo lo demás.

                                                                                                                                                                           

  1. Cristo, modelo de enseñanza moral.

     ¿En quién estará puesta nuestra mirada para poder actuar conforme a su Palabra?, sino en Cristo, el Hijo de Dios, Él es nuestro único ejemplo de vida. “La santidad es «aquella perfección de Dios en virtud de la cual Él eternamente ordena y mantiene su propia excelencia moral, aborrece el pecado y requiere pureza en sus criaturas morales». «Sed santos porque Yo soy Santo» dice el Señor (Levítico) 11.45; 20.26; 1 P 1.16)”.[6]  Me agrada sobremanera la forma como expresa el  autor, acerca de la pureza y santidad del Señor. En realidad esto aclara  a todos  quienes niegan la divinidad de  Jesús, alegando que es un profeta cien por ciento hombre, como cualquier ser humano terrenal con una sola naturaleza, con ello descartan la  resurrección y por consiguiente  la salvación.  No podría compararse con ninguno de nosotros, porque aunque vivió  en este planeta como uno de nosotros, no fue uno de nosotros, su pureza y santidad dista mucho de comparación.

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